Capítulo 3.

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Juliana por fin deja que su vista se centre en algo que no sea la pantalla de la computadora que está frente a ella y lo agradece totalmente. Sus ojos han estado lagrimeándole y seguro que se han puesto algo rojos por el tiempo que ha pasado sentada en esa computadora con la mirada fija por horas, y se permite volver a mirar la pantalla para darse cuenta de la hora que es, faltan un par de horas para tener su descanso para un merecido almuerzo que realmente necesita, porque después de algunos días ha sido la primera vez que la cama ha hecho de la suyas, tan solo ha despertado tarde porque entre sus sueños pensó que sería una increíble idea tener unos cinco minutos de más, lo agradeció totalmente en ese instante, pero ahora que su estómago ruge, ya no lo ve así. Sin embargo, no se queja, la cama estaba suave, cálida y el tiempo hacia también de las suyas; un día nublado, sin ningún rayo de sol que se filtrara por sus cortinas y la hicieran despertarse.

Y ha tenido una mañana encantadora, su trabajo está siendo genial, relajado y ama lo que hace. Renata y Guillermo han sido una parte importante para que su tiempo aquí sea emocionante y calmado, excepto en la parte en que se encuentra con Valentina por los pasillos y ambas se miran desconfiadas y con miradas asesinas. Si las miradas matarán, la de Valentina ya la hubiese matado, claro está. Y sin darse cuenta, quiere creer eso, Valentina y ella han forjado una enemistad dónde abundan más miradas irritables y de vez en cuando entorpecen el trabajo de la otra o juegan chueco entre ellas.

Y son unas adultas maduras, pero en los ojos de Valentina ve fuego y si la ojiazul quiere jugar sucio, ella estará dispuesta hacer lo mismo, aun cuando eso vaya contra de su moral. Nadie parece a verse dado cuenta de lo que sucede entre Valentina y ella, de esas miradas entre ellas, de esos tratos. Nadie sabe que aquella preciosa y seria mujer tiene a Juliana con el corazón desbordando de amor y que la tiene con una presión en su pecho cada vez que sus miradas se encuentran. Le avergüenza sentir algo por ella, a pesar del contexto y lo que acontece a su alrededor, pero no es algo que pueda evitar, está enamorada y con cuando lo está no puede haber nada que le cambie, solo una decepción tan grande, pero unas simples miradas irritadas no van a hacer que sus sentimientos se extingan de una vez por todas, aun cuando implore por ello.

Suspira dejando que los pensamientos se dispersen y se esfume. Juliana juguetea con su vaso de café dándose cuenta de que ya no hay, muerde su labio y mira la hora. No le vendría mal ir por más café y de paso despejarse un poco y mover las piernas, que están empezando a entumirse por estar sentada desde que llegó a la empresa.

Se levanta de la silla tomando con fuerza el vaso caminando hasta la salida, camina hasta la pequeña cafetería del piso. Camina hasta la cafetera colocando las cosas para poder hacer el café.

Un sonido la hace alzar la cabeza asustada antes de suspirar al ver que es un chico.

—Lo siento, te he asustado —el chico se disculpa empezando a caminar hasta ella —. Creo que no te había visto en la empresa y llevo cuatro años aquí. ¿Eres nueva o algo así?

—Eh, sí —se rasca el brazo tímida —. Algo así en realidad.

—¿Algo así?

—Estoy "aprueba", están indecisos entre mí y uhm... Carvajal —muerde sus labios jugueteando con sus dedos —. Es para ver quién es la más indicada en el puesto.

Explica dándose la vuelta unos segundos para checar que su vaso se llene por completo, al ver que todo está en orden vuelve a girar para encontrarse con el chico, que aún no sabe su nombre. Se fija en los detalles del chico, sus ojos son verdes, su piel bronceada, quizás ha venido de unas vacaciones de playa, se nota. Su piel está intacta de algún tatuaje y su cabello es negro con pequeños rizos en la punta de su cabello. Es guapo y Juliana está un poco nerviosa y avergonzada por haberse asustado de esa manera.

Love Between Hate |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora