Eliza
Un nuevo comienzo me esperaba a la vuelta de la esquina. Me bajé del avión con la maleta en la mano y el sonido de mis tacones sonando con cada paso que daba era algo glorioso, así es como se escucha la gracia y el entusiasmo de una joven que por primera vez visita Londres en su vida. Finalmente, estoy aquí en Reino Unido, un lugar que siempre quise conocer, y ahora mi sueño se hace realidad, estoy muy emocionado por eso y mi cara es lo suficientemente clara para describir como me siento. Salí corriendo para conocer la ciudad y disfrutar del paisaje, ya que estaba aquí por trabajo y no tenía mucho tiempo para sentarme a admirar todo, mañana tengo que estar en el estudio a las 7:00 AM, para comenzar a grabar, y solo me quedaré una semana, así que tengo que aprovechar al máximo mi poco tiempo y explorar la ciudad por completo, incluso si mis pies me están matando para entonces.
Una nueva cultura, nuevas costumbres, fue todo un sueño para mí estar aquí, todo era nuevo para mí y sorprendente. Inmediatamente, fui a un centro comercial modesto y muy londinense, quería ropa nueva para grabar mañana en el estudio y aparte publicar fotos de mi viaje en mis redes sociales, donde tengo un número considerable de seguidores, ya que solamente llevaba un año en mi trabajo y este corto lapso que llevo me permite visitar muchos ligares nuevos, me va muy bien con todas esas personas que me apoyan y se toman la molestia de escribirme buenos mensajes en mi Twitter e Instagram en donde siguen cada uno de mis viajes de trabajo.
Más tarde...
Después de varias prendas, zapatos y accesorios, mi tarjeta de crédito estaba al límite, debo admitir que comprar es una de mis debilidades que en un día no muy lejano me llevara a la bancarrota. Me dirigía a una cafetería para descansar y relajarme cuando un tipo me arrebató el bolso y salió corriendo.
—¡Ayúdenme, un ladrón me roba el bolso! —grito tratando de llamar la atención de la gente.
Algunas personas se acercaron, y les di los detalles del tipo que robo mi bolso, trataron de encontrarlo, pero no dejo rastro alguno. Mi tarjeta, teléfono celular y dinero en efectivo que tenía se encontraban en ese bolso. Decepcionada me senté en un banco y revisé mi bolsillo, tenía algo de cambio y cerca de mí había una cabina telefónica, entré para llamar a mi madre, lamenté pedirle ayuda, pero no tuve otra opción en una ciudad en donde no conocía a nadie, ella era mi única alternativa.
—Teclee los números y, espere a que entre la llamada —dice una voz femenina dando instrucciones.
—Hola —responde una voz.
—¡Mamá! Acabo de ser asaltada, un tipo me robo el bolso y allí estaba todo mi dinero —explico desesperadamente.
—Se oye una respiración lenta.
—¿Mamá...? —pregunto confundida.
—No soy tu mamá, pero puedo ayudarte —responde un hombre con voz ronca.
Colgué inmediatamente, estaba bastante confundida sobre la llamada anterior y ya no podía conseguir el dinero para hacer otra llamada, ya se había oscurecido, todas las instalaciones cercanas estaban cerradas, prácticamente no tenía a dónde ir.
Salí de la cabina y giré a ambos lados, hacía frío, y la calle estaba vacía de un momento a otro, pero a pesar de eso me sentía incómoda como si algo o alguien fuera a venir por mí en cualquier momento, caminé por la acera con el brazo extendido y el pulgar hacia arriba en caso de que pasara un coche, para pedir raite y poder calmar mis nervios, mientras seguía caminando por la acera.
Todavía caminaba sin señales de vida, estaba un poco lejos de la plaza cuando una mano me cubrió la boca y se escuchó un aliento detrás de mí, la respiración que sentía en mis hombros era la misma respiración que escuché a través del teléfono de la cabina, mi vista gradualmente comenzó a nublarse y mis manos estaban cansadas de luchar, mis piernas temblaron y me caí.
—Hola —responde una voz.
—¡Mamá! Acabo de ser asaltada, un tipo me robo el bolso y allí estaba todo mi dinero —explico desesperadamente.
—Se oye una respiración lenta.
—¿Mamá...? —pregunto confundida.
—No soy tu mamá, pero puedo ayudarte —responde un hombre con voz ronca.
Colgué inmediatamente, estaba bastante confundida sobre la llamada anterior y ya no podía conseguir el dinero para hacer otra llamada, ya se había oscurecido, todas las instalaciones cercanas estaban cerradas, prácticamente no tenía a dónde ir.
Salí de la cabina y giré a ambos lados, hacía frío, y la calle estaba vacía de un momento a otro, pero a pesar de eso me sentía incómoda como si algo o alguien fuera a venir por mí en cualquier momento, caminé por la acera con el brazo extendido y el pulgar hacia arriba en caso de que pasara un coche, para pedir raite y poder calmar mis nervios, mientras seguía caminando por la acera.
Todavía caminaba sin señales de vida, estaba un poco lejos de la plaza cuando una mano me cubrió la boca y se escuchó un aliento detrás de mí, la respiración que sentía en mis hombros era la misma respiración que escuché a través del teléfono de la cabina, mi vista gradualmente comenzó a nublarse y mis manos estaban cansadas de luchar, mis piernas temblaron y me caí.
Más tarde...
Me desperté en una habitación oscura, sucia y desconocida, me dolía la cabeza, sentía que me iba a estallar en cualquier momento y mis piernas no respondían, hice un esfuerzo por levantarme un poco y noté que me habían amputado las piernas desde la rodilla hacia abajo, la sangre se drenaba a través de un vendaje.
—¡Ah, por favor ayúdame! —grito horrorizada al ver mis piernas mutiladas.
Tardé un poco en reaccionar, todavía no lo podía creer, el pánico me invadió y empecé a temblar, mi brazo estaba atado a un gran tubo y a mi lado había un plato de carne cruda y un vaso de agua, me moví un poco y con la mano izquierda agarré el vaso de agua, bebí un poco y dejé el vaso en su lugar, me recargué en la pared con la espalda derecha y poco a poco sentí la sensibilidad en lo poco que quedaba de mis piernas, la anestesia bajó gradualmente, y comencé a sentir ese dolor horrible, un dolor que no sabría describir en palabras simples porque no se parecía en nada a algo que hubiera sentido antes.
—¡Ah! —grito tratando de contener el dolor.
—¡Ayúdame! —grito desperada.
Hice lo primero que me vino a la mente, gritar pidiendo ayuda, pero como era de esperar nadie me escuchó. Seguí gritando hasta que me dolió la garganta y bebí más agua, me acosté en el suelo y traté de llenar mi mente de pensamientos positivos, en esta situación, era difícil no perder la cordura y no me dejaría llevar tan fácilmente. No sin antes luchar, jamás me iré sin pelear.
Más tarde...
Me desperté de nuevo, no sabía exactamente cuánto tiempo había pasado y por el rabillo del ojo pude ver una sombra alta en las escaleras, él me miró con una sonrisa descarada, traté de moverme, pero el dolor me recordó que ya no podía caminar, se acercó y me dejó un plato con un trozo de pollo mientras se alejaba lentamente y cerraba la puerta. El sonido de la puerta retumbo en mis oídos, y lentamente me acerqué al plato, estaba frío, pero tenía tanta hambre que no me importó y seguí comiendo hasta que el plato se vació por completo.
Mi estómago todavía estaba insatisfecho, me acerqué al vaso de agua para tomar un pequeño sorbo y recargar energías en la pared, un pequeño rayo de luz aterrizó en el suelo, era de día o al menos eso parecía. Miré ese rayo de luz y recordé mis pocos viajes a México, Canadá y Brasil, además de los viajes dentro de mi país natal, me puse a llorar y sin saber qué más hacer me recargué en la pared con un sabor amargo en la boca, toda mi vida se arruinó, y ni siquiera sabía si seguiría viva mañana, ¿Acaso he sido tan mala persona para merecer esto?
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La cabina telefónica
Misterio / SuspensoUna serie de desapariciones han conmocionado a la población londinense, ya que dichas desapariciones ocurrieron con personas que no parecen tener nada en común a simple vista, lo único similar en estos casos es que la última vez que los vieron fue c...