Lillian

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Ha pasado un mes desde lo qué pasó entre Morgana y Linda, ambas mujeres habían comenzó a cortejarse; por otra parte nuestra reina de ojos verdes pasaba por emociones shockeantes en para ella, por un lado le emocionaba estar embarazada y pensar con fuerza que son de Kara pero sentí rabia y asco ante la idea de que el bebé sea de ese maldito que abrió su flor antes de tiempo, nuestra rubia reina veía con preocupación a su esposa mientras los súbditos comentaban entre ellos que el bebé seguramente era dé James y que eso debería ser traición a su esposa.

Kara jamás culparía a Lena por lo que le pasó, ella amaba demasiado a su esposa y cualquiera dentro del castillo no miraba con malos ojos a su reina la cual estaba embarazada.

La más joven de las hermanas se encaminó hasta la sala que alguna vez fue de su padre y ahora le pertenecía a su hermana gemela, llamó con un ligero toque antes de entrar

—Kara...

—¿si Linda?

—vengo a pedir tu bendición para desposar a Morgana

—claro que la tienes

Ambas hermanas se dieron un rápido abrazo, Linda se dirigió al jardín donde sabría que estaba, ella estaba sentada en el césped mientras veía a dos lobas color blanco y otra color gris pasearse entre las plantas, era fácil reconocer a Lena entre su madre y ella en su forma lobuna debido al embarazo.

Se paró frente a la chica y la ayudo a levantarse sin dejar de sonreír mientras la contemplaba
—Morgana me gustas mucho de verdad y aún me siento incómoda de que un día te lleven a la fuerza a casarte con alguien a quien no quieres, quiero salvarte de ello; Morgana Pendragon ¿unirías tu vida conmigo?

—si. Si si si

Ojos de la ojiverde estaban húmedos por las lindas palabras que la ojiazul le había dicho, ambas unieron sus labios en un beso mientras la princesa deslizaba un anillo en el dedo de se ahora prometida. Después de aquello mordió en el espacio entre su cuello y hombro marcándola y convirtiéndola en una omega

—me encargaré de todo para que la boda sea cuánto antes

La rubia regresó al interior del castillo mientras su prometida no dejaba de sonreír, suspiró bastante feliz y se concentró para transformarse en una loba, una loba de un precioso y único color plata la cual se unió a las dos lobas blancas y a la gris quienes se sorprendieron de ver a Morgana. Una hechicera - lincantropa sin duda era un enorme poder el que ahora corría por sus venas pero los cuales utilizaría sabiamente como había hecho hasta ahora.

En el reino de Metrópolis, el ahora Rey Alexander Luthor se había casado con una princesa extranjera y su primer heredero había nacido dejando a Lillian si entiendo se fuera de su hogar, algo le faltaba así que decidió empacar sus cosas y volver al reino del que nació como noble donde su hija ahora era una reina. El viaje fue exactamente como el de Lena solo que sin el cambio de carruaje pues había regresado en la vieja carreta de su familia; quizo visitar la vieja donde creció pero en este momento una nueva familia noble habitaba en ella y su mejor opción era pedirle asilo a su hija y a su nuera

—Lena!

—oh Rao, madre!

—mi niña creí que nunca te volvería a ver

—¿pero qué haces aquí? ¿Estás de vista? ¿Lex vino contigo?

—Lex ya no me necesita, decidí volver a mis raíces pero la casa mis padres es habitada por alguien más

—espera ¿naciste aquí? Eso quiere decir que todas esas veces que no salías de tus aposentos

—estaba en celo y al de obligada por mis padres a casarme con alguien que no pertenecía a este reino tenía que contener mi lado alfa

—bueno me alegra que estés aquí y podrás quedarte en el castillo

Justo en ese momento pasaba Morgana en busca de Linda, Lillian se adelantó alcanzando a la joven hibrida quien al verla casi se le cae el corazón de un susto

—¿quien eres y porque te pareces a mi hija?

—soy Morgana Pendragon de Camelot y no lo sé yo también pensaba que era única

—Morgana llegó al reino como protegida ya que su padre la quería obligar a casarla con un hombre malvado y ahora está comprometida con Linda la gemela de Kara

—siempre supe que Camelot no era seguro para ti Lena

Morgana siguió su camino mientras Lena hablaba con Nia para llevar a su madre a sus aposentos mientras Lena y Felicity se dirigía al laboratorio del castillo que nadie solía usar.

Lillian de camino a sus aposentos pasó junto a  la reina madre Eliza quien iba de paso provocando que el corazón de Lillian latiera acelerado y su alfa pidiera salir pero ella podía controlarlo como todo este tiempo ya había podido controlarlo. Una vez que le mostraron sus aposentos se dejó caer en la enorme cama observando el techo de mármol, haciendo memoria recordó lo mucho que había extraño el reino tan avanzado, pues el castillo de Metrópolis tenía antorchas y los de Kripton varias veladoras las cuales eran pagadas por un encargado.

En el laboratorio Lena estaba experimentando junto a Felicity para crear una nueva forma de iluminación para el reino habían pensado en enormes farolas a carbón y si el plan resultaba encontrarían la forma de hacerlos individualmente para las casas del pueblo, hacer un diseño del plano además que reunir a los artesanos necesarios, que su esposa apruebe el proyecto para poder ponerse en marcha; Lena y Felicity se encontraban creando diferentes diseños de los planos para las farolas que estarían en las calles iluminando el pueblo.

Corazón de Lobo [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora