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Lisa se despertó sobresaltada, abriendo un ojo lentamente ante el desagradable crujido de la puerta al pie de la cama. Intentó enterrarse más profundamente en el abrazo que Jisoo le estaba dando por un momento antes de lanzar una mirada ámbar hacia la cama y a la puerta entreabierta por aproximadamente un pie, dejando entrar un brillante rayo de luz de la mañana desde la sala de estar, así como también a...
—¡Dalgom!— Lisa gimió, tirando su cabeza hacia atrás sobre la almohada dramáticamente junto a la de su novia. —Es muy temprano y es domingo para empezar. Vuelve a dormir.— Lisa declaró, apretando la cintura de Jisoo más fuerte antes de relajar su cuerpo nuevamente.
Un aullido triste y quejumbroso fue su respuesta, tan fuerte que Lisa, una vez más, se sorprendió de la capacidad de su novia para dormir a través de cualquier cosa.
—¡No!— Lisa concluyó con un tono de firmeza en su voz, tirando la sábana lila sobre su cabeza por si acaso, cerrando los ojos e intentando quedarse dormida de nuevo.
Todo estuvo en silencio por un momento hasta que el colchón se hundió extrañamente en la base en respuesta a un nuevo peso agregado a la cama. —¡Dalgom!— Lisa lo regañó, arrancándose la sábana para darle al canino sus 'ojos enojados', pero de inmediato fue asaltada con una cara peluda olfateando la suya, la lengua seca del perro lamiéndola desde la barbilla hasta la línea del cabello. —¡Argh! ¡Dalgom!— Lisa gimió, intentando apartar la cara para distraerse de las atenciones del animal. Dalgom estaba subiendo por todo el cuerpo de la pelinegra ahora, por si acaso Lisa de alguna manera había extrañado su presencia y, de repente, la tailandesa se quedó sin aliento cuando una pata rebelde se plantó en su vientre, dejando escapar un fuerte 'oof' de sorpresa. —¡Jisoo! ¡Disciplina a tu perro!— Lisa ordenó tan pronto como recuperó el aliento, golpeando a Jisoo en las costillas con el codo en un intento de despertarla.
Jisoo comenzó a murmurar sin sentido, apoyándose ligeramente en los codos antes de volver a acostarse boca abajo, con la cara ahora vuelta hacia el lado opuesto de la cama y lejos del ataque canino que Lisa estaba sufriendo en ese momento.
Lisa resopló con molestia antes de que Dalgom volviera a estar frente a ella, los bigotes de la mascota le hacían cosquillas en las mejillas.
—¡Detente!— Lisa ordenó, pero la orden perdió fuerza con la risa que la acompañó.
Dalgom continuó con su protesta, olfateando la oreja de Lisa, haciendo que la pelinegra se alejara rodando en un intento de escapar, desafortunadamente olvidando lo pequeña que era la cama de su novia.
Era la segunda vez en igual número de minutos que el aliento abandonaba los pulmones de Lisa y yacía en el suelo, derrotada. —Ay.— Ella gimió con calma cuando finalmente tuvo el aliento para hacerlo.
Un ruido sordo sonó a cada lado de ella, acompañado por el roce de los clavos en los pisos de madera de Jisoo y un peso cálido y peludo se acomodó en el frente de Lisa. El hocico de Dalgom estaba enterrado en su cuello, su nariz fría le hacía cosquillas en la oreja mientras dejaba escapar un gemido desesperado y suplicante.
