Caminé un poco más rápido, mirando al suelo para evitar mirar a cualquiera. Golpeo mi cabeza para calmarme, no sé que hacer, ¿De dónde salió tanto valor para confrontarlo de esa manera? No sé que acaba de ocurrir, pero no me arrepiento, estoy orgullosa de mi misma por haberlo puesto en su lugar, aunque creo que no fue la manera adecuada.
- Mamá, detente por favor - Los susurros de mi hijo no eran escuchados por la gente, ni por mi, estaba tan absorta en mis pensamientos que por un momento, olvidé que mi hijo venía a mi lado.
Pero seguía sin entender cualquier otra cosa, solo quería llegar a casa y ahí sacar toda emoción acumulada.
[...]
No sé cuánto tiempo pasó, pero al fin llegamos a casa, abrí la puerta y ambos entramos rápidamente.
- ¡Mamá, basta! - Soltó mi mano, mirándome con enojo y tristeza. - ¡Odio esto! - Gritó mientras agitaba sus manos, mi cabeza giró para mirarlo con sorpresa - ¡Odio esto, ya no lo soporto! - Sus manos dejaron de golpear el aire, ahora estaban puestas sobre sus ojos, limpiando las lágrimas que caían sin parar de sus luceros.
"Boruto... " Fue lo único que pude decir en ese momento, mi voz estaba atascada, como si una aguja penetrando mi garganta me impidiera hablar.
- ¡Odio verte triste! ¡No me gusta ver de esa manera a nadie, y mucho menos a mi mamá! ¡¿Crees que no te oigo cuando te encierras en el baño a llorar por la ausencia de papá?! ¡¿Crees que por guardarte tus sentimientos me haces sentir mejor a mi?! ¡Al contrario! ¡Me duele demasiado! ¡Duele más verte llorar que la misma ausencia de papá en nuestras vidas! - Mis ojos se abrieron
Mi vista se nubló, ver a mi hijo llorando por culpa mía simplemente era lo peor que me ha pasado en la vida.
Calló unos momentos; secó sus ojos y limpió su nariz. Cuando terminó, se acercó a pasos rápidos hacia mi. Pasó sus brazos por mi torso, apretándome contra él en un fuerte y tristeza abrazo.
- ¡Por favor mamá, ya basta! -
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