𝟘𝟙

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¿Cuándo fue? ¿Finales de septiembre? ¿O fue a finales de octubre? Tan solo recuerdo el estar bajando las escaleras de aquel orfanato, para toparme con la mirada de un niño nuevo. Tenía una horrible cicatriz en el rostro y parecía estar siempre de mal humor. Jamás le di importancia.

Las semanas fueron pasando y un chico algo mayor que yo se acercó a aquél joven de la cicatriz. No sé exactamente cuando, ni tampoco los motivos, pero esos dos si tenían lo que se podría llamar amistad.

Yo estaba en la biblioteca del orfanato. Era el único lugar donde se podía respirar paz. O bueno, eso pensaba.

- Sí, esa es la chica de la que te hablé. Desde que llegué aquí, siempre se la pasa en la biblioteca.

- ¿Qué te parece si la hablamos? En nuestro reino todos deben ser felices.

¿Reino? Ese par de niños me estaba poniendo nerviosa. Se supone que una biblioteca es para estar en silencio y leer, no para contarle a tu amigo los cotilleos que tengas.

- ¿Podéis hablar más bajo? - Dije en tono cortante mientras acomodaba mis gafas.

- Tranquila, solo han sido un par de frases, tampoco hace falta ponerse a la defensiva. - Soltó el peliblanco acompañado de una leve risa burlona. ¿Se estaba riendo de mí?

- Ya cállate si no quieres que te tire el libro, canoso.

- ¡No le hables así a mi rey!

- Y tú no grites, tuerto.

El pelinegro comenzó a ponerse rojo, parecía que iba a llorar en cualquier momento. No había sido consciente de las palabras que había utilizado.

- ¡Caraj*! No sé para qué te habremos hablado...

- Eso mismo me pregunto yo. - Contesté algo molesta mientras cerraba mi libro con brusquedad.

Fui a levantarme de la silla, hasta que note la mano de alguien agarrar mi muñeca. Levanté la mirada y me crucé con los ojos violetas del mayor.

- Siempre estás sola.

- ¿Y?

- Que nos diste pena, y por eso vinimos a hablar contigo. Pero ya sé porqué siempre estás sola. Tienes una carácter de mierd*.

El sonido de una bofetada se escuchó en toda la sala. No pude evitarlo. La mejilla del chico se quedó con la marca de mi mano.

- ¡Cállate!

Ahora la que tenía ganas de salir corriendo y llorar era yo. Y así lo hice. Me salí de la biblioteca corriendo hacia los baños de las niñas. Me sentía mal por haberle golpeado, pero él también había dicho cosas desagradables.

Me senté en la cubierta del váter mientras cerraba con cerrojo la puerta del cubículo. Abracé mis piernas mientras dejaba escapar algunas lágrimas. ¿En serio esa era la razón de mi soledad? ¿Tan mal carácter tengo? Yo solo utilizo la ley del más fuerte.

Noté como por debajo de la puerta se arrastraba un libro. Era el mismo que estaba leyendo en la biblioteca.

- ¿Y esto?

Me agaché para cogerlo y una mano atrapó la mía, tirando levemente de ella.

- ¡Te tengo! ¡Ahora sí que no te vas a escapar!

Conseguí zafarme del agarre y me agaché para mirar por debajo de la puerta. Mala idea. Me topé nuevamente con la mirada penetrante de esos ojos violetas.

- Déjame en paz.

- Soy Izana. - Dijo con una leve sonrisa mientras observaba mi rostro detenidamente.

- Yo soy ____.

- Bien, _____, si vienes con nosotros jamás estarás sola. Te lo prometo.

- Me das mal rollo.

- No seas exagerada. En Tenjiku, nuestro reino, no te pasará nada malo.

Me levanté y escuché como Izana hacía lo mismo desde el otro lado de la puerta.

Quité el cerrojo y la abrí con lentitud. El pelinegro estaba sentado en los lavamanos e Izana estaba parado frente a mí.

- ¿Qué es Tenjiku?

- Es nuestro reino, aquél lugar que todos los niños sin familias podrán llamar hogar.

- Quiero ir a ese reino. - No me tardé en dar mi respuesta.

Yo no conocía el amor de una madre o un padre, pero quería saber cómo se sentía. ¿Tenjiku podría ser mi nuevo hogar?

- Sabía que dirías eso. Muy sencillo, tan solo debes entender un par de cosas, ¿vale?

- ¡Vale!

- Yo soy el rey, tu rey, lo que significa que yo mando. Y tú, tu me entregarás tu vida. Serás como Kakucho, mi sirvienta.

- No me gusta que me den órdenes...

- Así que rebelde... Bien, entonces serás mi guerrera. - Me extendió su mano, la cual yo estreché.

Y allí, en los baños femeninos del orfanato, Izana y yo "firmamos" aquél contrato. Yo sería su guerrera, siempre y cuando él cumpliese su promesa de jamás dejarme sola.

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¡Hola! Aquí les traigo una nueva historia. Decidí no hacerla muy extensa, pues es la primera parte. Espero sea de su agrado.♡

𝑳𝒂 𝒈𝒖𝒆𝒓𝒓𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑻𝒆𝒏𝒋𝒊𝒌𝒖 🎴  (Izana Kurokawa × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora