Capitulo 2

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Los días siguientes, en la universidad no se hablaba de otro asunto que no fuera mi beso con Jungkook, tuvimos que negar el rumor de que éramos pareja con la excusa de que estábamos borrachos. Era la ventaja de hacer este tipo de cosas en fiestas donde nadie estaba en sus 5 sentidos.

Sin mencionar ninguna palabra al respecto, entre los dos decidimos olvidar el tema.

Caminaba por los pasillos después de haber terminado una de mis clases: la próxima la tendría luego de cuatro horas. Mientras pensaba en maneras efectivas de desperdiciar mi tiempo e ignorar todas mis responsabilidades académicas, sentí que alguien me tomó del brazo. 

Volteé y no vi nada, la persona era bastante pequeña. 

Miré hacia abajo, y me di cuenta de que era YeoBeen. Una chica de lentes y cabello corto, notas excelentes, aspecto tierno y corazón amable. Lo único en ella que no era digno de admirar, era que le gustaba el estúpido de Jungkook.

¿Alguien podía explicarme? ¿Cómo pudo ganarse el corazón y la lealtad de una chica tan increíble? A la fecha no sabía porque Jungkook nunca la había tocado. Mis suposiciones atinaban a que la estimaba demasiado como para hacerle aquella cosa, sin embargo, no justificaba el tomar tantas distancias. Yo deseaba que alguien me mirara como YeoBeen miraba a Jungkook.

—¿Podemos conversar?

—Claro —respondí y continué caminando, sin darle tiempo de hablar. Sin más alternativa, me siugió.

—¿Es cierto? Lo que se habla sobre ti y Jungkook. —Lo sabía—. Escuché que unos amigos dijeron que no lo era, pero prefiero escucharlo de tu boca.

—YeoBeen, ¿A qué te refieres exactamente?, ¿A que nos besamos o a que somos pareja? —Jadeó sorprendida y detuvo su andar. Había sido muy duro, así que paré junto a ella y le sonreí compasivo—. No hay nada entre nosotros.

Un suspiro aliviado salió de sus labios. Su interés era obvio. Una lástima; Jungkook no soportaba ni escuchar la palabra compromiso, y YeoBeen no era el tipo de chica que buscaba algo pasajero.

¿Hubiera estado muy mal de mi parte intentar ayudarle? Ella era demasiado apropiada para mi amigo, solo necesitaban un pequeño empujón y se convertirían en la pareja más envidiable de la facultad.

—En unos minutos Jungkook tendrá un partido —dije despreocupado dejándola atrás—. Puedes venir conmigo si gustas.

Tan pronto como lo dije, YeoBeen se había teletransportado a mi lado.

Antes de llegar a lugar donde se llevaría a cabo el partido, compramos bebidas y un bote de palomitas. Preferimos quedarnos en los asientos más bajos, desde allí podría gritarle a Jungkook que moviera el trasero, y en serio amaba hacer eso.

Llegamos temprano, así que tuvimos que esperar una cantidad generosa de tiempo a que los jugadores salieran. Estaba conversando con ella sobre el campeonato entre universidades que empezaría después de vacaciones. Le comentaba las razones por las cuales éramos los favoritos a ganar, pero, no me prestaba atención, sus ojos estaban brillando.

Seguí con la mirada el motivo de su adoración y... no me sorprendió para nada, es más, debí haberlo esperado. Jungkook corría hacía nosotros saludando con una mano y una sonrisa estúpida adornando su cara.

—Taehyung, no me dijiste que vendrías.

Se detuvo detrás de la barandilla.

—No tengo que decirte todo lo que hago.

Bueno, la idea de ir a verlo había surgido de último minuto para poder llevar a su enamorada secreta.

Cierto, YeoBeen.

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