Golpeé la cabeza de Jungkook y le quité el paquete de botanas. Estábamos en mi departamento pasando el tiempo, el día anterior habíamos tenido nuestro último examen. En el instituto siempre teníamos un itinerario de actividades que queríamos hacer para vacaciones, pero perdimos esa costumbre cuando entramos a la universidad.
En el primer semestre lo intentamos, pero finalmente terminamos jugando videojuegos y haciendo desorden en casa de Jungkook por dos meses.
Mientras yo desayunaba helado o dormía hasta el mediodía, Jungkook iba a hacer ejercicio desde las seis de la mañana -siempre tenía un cuerpo trabajado después de vacaciones-, luego, cuando terminaba de entrenar, llegaba a casa y hacía de comer.
De vez en cuando salíamos con el objetivo de que yo tuviera algún contacto con la sociedad, íbamos a un bar con amigos o en solitario y terminábamos metiendo polvo con alguna chica. Pero a diferencia de los anteriores veranos, yo estaba hecho una furia, todo el mundo había estado haciendo algo para molestarme.
No me di cuenta de la intromisión de Jungkook en mi casa hasta la mañana. Cuando me desperté, caminé a la cocina por un paquete de galletas como todas las mañanas y casi me voy de culo al ver el bulto tirado en el sofá, palpitando debajo de una manta gris.
«¿Qué haces aquí?» le pregunté. Hubiese sido mejor no preguntar. Una chica enojada lo estaba esperando en su departamento, algún rollo de una noche que no había entendido las condiciones. Lo dejé quedarse, después de todo, cuando pasé por algo similar, me acogió en su casa e incluso recibió una cachetada.
Pero eso no significaba que no estuviera enojado. Ya ni siquiera recordaba por qué lo estaba.
Veíamos portadas de películas sin decidirnos por ninguna, yo estaba tirado en el piso con la espalda recostada sobre el sofá y Jungkook estaba sentado sobre el sofá ensuciándolo con la grasa de las frituras.
Escuché el sonido distorsionado de mi teléfono.
Después de un rato buscándolo me comencé a enojar. Miré en dirección a Jungkook que seguía viendo la pantalla del televisor, y descubrió por fin lo que sucedía. Chasqueé la lengua y lo jalé del cuello de la camiseta, en cuanto cayó sobre la alfombra el sonido se escuchó nítido.
Tomé el teléfono escuchando los quejidos de la bola de músculos. Luego de ignorarlo con sorna, me di cuenta de que quien llamaba era el padre de Jungkook, él no solía llamarme, siempre lo hacía la tía KyunHee.
—¿Tío? —contesté.
—Hola Taehyung, ¿Cómo estás? —preguntó cortés y Jungkook levantó su rostro súbitamente con los ojos queriéndosele salir de las orbitas.
«¿Ah? ... Podía desahogar mi frustración»
Sonreí juguetón y Jungkook lo comprendió, indignado me arrebató el teléfono para corroborar que había escuchado bien. Se llevó las manos a la boca y le dio al botón del altavoz.
Le di un manotón y recuperé mi teléfono.
—Taehyung, quería preguntarte si sabes en dónde se encuentra Jungkook, no contesta nuestras llamadas ¿Tal vez está contigo?
Jungkook tapó el micrófono de inmediato.
—No sabes nada de mí —susurró pasándose el dedo pulgar por el cuello—, o nada de comida por dos meses.
—Puedo comprarla.
—No tienes dinero, gastaste toda tu mesada en la nueva televisión. Tía Doyeon se va a enojar cuando se entere.
Bien, tenía todas las de perder. Rodé los ojos y aparté su mano del micrófono.
—Lo siento, no lo veo desde hace días.
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Me gusta Jungkook |Kookv|
FanficDesde siempre, Jungkook y él habían sido mejores amigos. Al igual que en algún tiempo lo fueron sus madres. Encontraban apoyo incondicional en el otro, incluso ahora, mientras se besaban para vengarse de la chica que rechazó a Taehyung. Solo lean e...