3; Primera vez

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Wanda Maximoff

Me fui todo el camino a casa del lago; de Tony, en silencio, no sabía porque me había molestado tanto no captar algunas bromas de los demás. Mi mente estaba en blanco y no tenía idea por qué.

—¿Qué ocurre contigo? — pregunto Natasha quitando la maleta vacía de arriba de la cama y mirándome.

—Nada— respondí seca desviando la mirada hacia otro lado. Ya era de noche por lo que pude ver por la ventana.

—Deja de comportarte como una niña pequeña.

—¡Pues lo soy! — grite —Y si quieres estar con mujeres más maduras, está bien.

Empecé a caminar hacia la salida, pero ella me agarro del brazo y me volteo hacia ella.

—Hey, Wanda, ¿Qué es lo que te pasa? — pregunto con preocupación. Solamente me quede callada mirando el suelo. No podía verla a los ojos —¿Y bien?

—Cuando Tony dijo que vendríamos a la casa del lago, los demás empezaron a reírse y a hacer bromas en doble sentido. Y no es que me sienta mal por no captar las bromas — comente —es solo que... apenas voy entrando a esto y no sé nada.

—Bien, entonces te contare sobre las bromas que hicieron y eso para que no te sientas así, ¿esta bien? — solo me limite a asentir y continuo —Antes de que llegaran ustedes, veníamos a esta casa a embriagarnos y a coger entre nosotros.

—¿Entre ustedes? — pregunte asombrada —¿Te acostaste con hombres?

—No, no, cada quien tiene su pareja para eso— respondió tranquila —Solo con María Hill, con Pots y otras chicas que invitaba.

—Vaya... sí que tienes historial— dije desanimada.

—Aquí es cuando tú te pones a pensar y crees que soy una perra y todo eso— comento levantándome el rostro para que la mirara —Y tienes todo el derecho de pensarlo. Pero eso fue hace años, donde tú no estabas. Tranquila, ya todo cambio.

—¿Te acostarías con alguien más estando conmigo? — dije sin pensar.

—No, cariño— respondió dándome un beso rápido en los labios —Nunca haría algo así, todo lo que hice fue estando soltera, en pareja soy muy respetuosa.

Saber cosas de su pasado, me hacía dudar sobre si estaba con la persona correcta. ¿Y si en realidad no había cambiado y me estaba utilizando?

—No pienses esas cosas, corazón — hablo de nuevo, ya que me quede callada —Eres una persona increíble y demasiado linda, no te mereces algo como eso. Jamás lo haría.

—¿Lo prometes? — pregunte con voz triste. Creo que lo noto porque me jalo para abrazarme.

—Lo prometo— respondió mirándome y juntando nuestros labios. Por falta de aire, nos tuvimos que separar —Bueno, ¿Y en qué lado de la cama vas a dormir?

—No quiero dormir— respondí lanzándome hacia ella y atrapando sus labios.

—¿Estas segura de esto, Wanda? — preguntó entre el beso. Solo me limite a asentir y seguimos besándonos.

Me rempujo levemente y caímos a la cama, me subí a horcadas en ella y sus manos se fueron directo a mi trasero. Comenzó a apretarlo a su gusto y a moverlo de enfrente y hacia atrás, de manera que nuestros cuerpos se rozaban.

Después sus manos se fueron a mi camiseta y la quito sin mucha dificultad. Sentí sus manos acariciar mi espalda y me estremecí por completo, tomo el broche del sostén y lo quito dándole libertad a mis pechos.

Hizo un movimiento rápido y quede debajo de ella, sus manos se fueron a mis pechos y los estrujo.

—Mierda, Nat— solté sin querer, seguido de un leve gemido.

Sentí como pellizcaba y masajeaba mis pezones. Dios, esta sensación es demasiado agradable. Hundió la cabeza en mi cuello y empezó a besarlo.

Metí mis manos por debajo de su camiseta y se la saque, quería tenerla desnuda para mí. Inconscientemente encajaba mis uñas en su espalda del placer que sentía.

Era excitante sentir su piel contra la mía, su trasero me tenía caliente, no paraba de tocárselo y de masajearlo. Nat soltó un gemido en mi oído y levanto la vista quedando fija en mis ojos.

Beso mis labios por unos minutos y comenzó a bajar lentamente por mi cuello y mi torso hasta llegar a uno de mis pechos. Lo mordió y succiono a su antojo mientras que con su mano masajeaba y pellizcaba el otro.

La excitación se estaba haciendo notar. Mi centro palpitaba de lo necesitado que estaba.

—Nat, te deseo mucho, por favor no me hagas esperar — suplique cerrando los ojos.

—¿Qué quieres, nena? Dímelo — pregunto con voz seductora mordiendo mi pezón.

—A- ahgg —gemí sin querer. Nuevas sensaciones estaba experimentando —A ti.

Después casi casi suplicarle que me cogiera, dejo mis pechos y sus manos se fueron al borde de mi pantalón, sacándolo junto con mis bragas de un tirón. Quede completamente desnuda ante una Natasha con el torso desnudo, llena de lujuria, en sus ojos se podía notar el deseo.

Ella termino de sacarse completamente la ropa restante y pego su cuerpo al mío, haciendo que nuestros pechos rozaran con cada movimiento.

Nuestros cuerpos estaban en conexión, comenzó a besar de nuevo mis labios, nuestras lenguas luchaban sin parar en esta guerra sin fin. Sentí como una de sus manos se fue a uno de mis muslos y lo acaricio, de acorde al ritmo, empezó a subir directo a mi centro.

—Cariño, ¿estas lista? — pregunto en tono preocupado, solamente me limite a asentir —Dime si te duele, ¿sí?

Introdujo un dedo dentro de mi humedad y solté un largo gemido.

—¿Estas bien? Voy a salir.

—No, estoy bien — comente apretándola más a mi cuerpo —Solo hazlo de una vez, te necesito.

Introdujo un dedo rápido y grite, el dolor era insoportable. Empezó a mover el dedo lentamente, demasiado a decir verdad. Pasaron unos minutos y lo movió más rápido, el dolor estaba empezando a desaparecer y el placer comenzaba a salir.

De haber sabido lo delicioso que se sentía esto, la hubiera dejado intentarlo desde hace tiempo.

—Estas tan mojada, mi amor.

Encaje mis uñas en su espalda y soltó un gemido. Sus dedos salían y entraban en mí cada vez más rápido y profundo. Sentía el orgasmo tan cerca.

Cuando ya estaba a punto de llegar al clímax, siento como ella sale de mí.

Antes de que pudiera protestar, sus labios se pegaron a los míos para un beso brusco. No paso mucho tiempo y bajo a mi cuello deslizando su lengua. Siguió bajando, pasando por mi estómago y besando arriba de mi centro. Tomo mis muslos y los posiciono encima de sus hombros. ¿Qué iba a hacer?

—Amor, ¿Qué vas a... A-aahg —

No logre terminar la pregunta porque un gemido espontaneo escapo de mí. Nat había empezado a succionar mi centro como si no hubiera nada más. Su cabeza estaba hundida en mí y no podía desear otra cosa más que ella. Su lengua rozaba de arriba hacia abajo rápidamente.

—Estoy a punto de llegar, Nat.

Entrelace mis dedos en su cabello y la pegue más a mí. Ya casi... Dio una última succionada y llegue al orgasmo. Solté un fuerte grito y mi cuerpo desfalleció.

Ella dejó descansar mis piernas en la cama y se quitó de encima cayendo aun lado de mí.

—Eso fue perfecto, Natasha — dije pegando mi cuerpo al de ella y acomodándome en su pecho.

—Me da gusto que te haya gustado, mi amor.

—De haber sabido lo rico que era esto desde hace mucho te hubiera dejado hacerlo — comente sonriendo a lo cual escuche una risilla por parte de ella.

—Tenía que ser a su tiempo, Wanda —respondió besando mi cabello —Vamos a dormir.

Scarletwidow One Shots [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora