¡Cambia!

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Recién llegué a un momento en mi vida en el que dejaré que todo fluya. Todo. No voy a forzar nada. Si se va a dar, que se de. Si no se da, que no se de. Ambas están bien. Pero eso sí, será todo o nada. Nada a medias, nada tibio. Será hirviendo o helado.

Miedo sí me da. Y mucho. Pero quiero que por ahora todo sea así. Ya me cansé de dar todo y no recibir lo mismo de la otra persona. Y si bien entiendo que no siempre alguien puede dar todo, que a veces será un 50 50, a veces un 70 30, un 10 90, etcétera, lo entiendo. Pero eso es a veces y en ciertos contextos,no siempre y mucho menos cuando debería haber responsabilidad y comunicación por parte de ambos. Esto no sólo aplica para personas que conoces y quieres una relación, sino también para amigos y familiares. Aplica para cualquier tipo de relación.

Claro esta que este cambio no llegó de la nada. Actualmente mi estabilidad emocional no está al cien, me encuentro tal vez en un ochenta y cinco pero me siento bien. Esta estabilidad me ha costado un montón. Un día hablando con una amiga nos preguntamos el por qué nadie habla de lo difícil que es estar bien. Se romántiza demasiado el estar bien. Estar bien no es cosa fácil y en la plática con mi amiga hablamos de lo difícil que es esto porque muchas veces en el proceso de tienen muchas recaídas. Bajones que suceden de la nada. Y cuando crees que estás bien caes y depende de cada quién si se levanta o cae más profundo. Ambas coincidimos que las recaídas en el proceso son pruebas personales para ver si realmente vamos mejorando o no. Yo me encuentro en esa prueba.

No quiero estar al cien. Considero que estar al cien es una utopía. Lucho todos los días conmigo misma para mejorar para mí. No busco mejorar para nadie. Sólo yo. Sólo para mí. Y está bien. Hace unos días, especialmente los fines de semana, ¿a alguien más le pasa?, son aquellos días donde me dan bajones. Caigo un poco pero me levanto. Esos días de bajones son donde me conozco más a mí misma. Dónde reconozco y analizó cómo estoy y que más me falta. Son sucesos que no me encantan pero me gustan de ves en cuando porque así tengo herramientas para mejorar.

En lo personal no me gusta llorar o demostrar mis sentimientos en su totalidad. Verme llorar o verme enojada es como un milagro. No con cualquiera me abro para demostrar porque me conozco en esos ámbitos y cuando explotó, sea de tristeza o de enojo, quienes han tenido la oportunidad de verme así, me desconocen pero a la vez se dan cuenta de mi verdadero ser. Cuando lloro parezco un infante de cinco años. Lloro con demasiado sentimiento y no paro hasta quedar seca. Cuando me enojo saco todo con palabras hasta que se me seque la garganta. No soy agresiva físicamente pero si lo soy verbalmente. En si es más fácil verme triste que enojada.

Parte también de este cambio ha sido conocer personas. Hombres en sí. Hombres a los que les gusto. Después de mi última relación varios chicos se fijaron en mí. No sé si es mala suerte pero todos ellos son hombres tímidos. De todos, sólo dos me gustan para algo formal, los demás me atraen físicamente pero no intentaría nada con ellos, ¿razón? Hice match con ellos en amistad que no lo echaría a perder por una relación. Un ejemplo es R. Él es un chico increíble. Es cuatro años menor que yo pero de todos ha sido el más interesado. Desde que le di mi teléfono nunca ha faltado el mensaje de: ya llegaste, ya cenaste, cómo estás, ya casi nos vemos, entre otros. Siempre tiene conversación y se preocupa por mí. Él desde el principio fue muy directo y me confesó que le gustaba. Yo le dije que me atraía pero que no buscaba nada más con él. Él lo entendió y fue maduro. Me dijo que estaba bien y que siguiéramos normal. Y así fue. Hasta la fecha ha tenido el mismo interés y preocupación por mí. Me cuida mucho y sigue siendo el mismo. El aplicó el todo o nada para una relación y ambos nos quedamos en el todo para una amistad.
Con los dos que si me gustan aplicaré lo mismo. Todo o nada en relación y si están mejor con una amistad, que así sea. Que sea todo.

Aquí nadie viene a llorarle a nadie y a rogar ni mucho menos a sufrir. La vida es muy corta como para hacer eso. Al final no sé qué pase pero estoy dispuesta a dar mi todo para que todo fluya como deba fluir.

Mis atardeceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora