Los chicos buenos van al cielo, pero los malos traen el cielo a ti

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Capítulo 12

Los chicos buenos van al cielo, pero los malos traen el cielo a ti

—¿Quieres que te compre algo de Kaffé? —ofrece Jesse, que chequea su monstruosa bolsa, la cual es más grande que ella. En el momento que sienta que somos totalmente amigas le diré que se deshaga de ella, pero nuestra relación no ha llegado allí, así que tendré que esperar.

Asiento agradecida y le explico cómo me gusta el café. Ella se despide en la puerta de New Knox. Entro con una sonrisa deslumbrante en la cara. Tenía días que no me sentía así, relajada y feliz de todo. Con un nuevo apartamento, un trabajo que amo y un as bajo la manga por si Maxon se me acerca, me siento otra vez en poder y preparada para todo.

Llega el elevador. Me subo en él, observo mi teléfono y hago una lista mental de las tareas del día.

—Señorita Miller, hoy se dignó a llegar temprano —comenta Hugo. Desde el primer día lo había tachado como una persona con la que tengo que ir con cuidado. Cada día lo veía detallándome de pies a cabeza, por que que trato de evitarlo todo lo que pueda. Por otra parte, hace un trabajo puntual y limpio, de modo que funciona en mi equipo.

—Buenos días, Hugo. Gracias por notarlo. Jesse y yo nos acabamos de mudar cerca de aquí. Ahora mi tiempo de viaje no es de una hora y media. —Miro las puertas de metal.

Hugo se calla por un segundo.

—No sabía que Jesse y usted se habían hecho tan unidas. ¿Qué opina Jesse de que ahora usted sea la favorita del gran jefe? —murmura y se inclina.

Volteo hacia él intrigada.

—¿A qué se refiere? —susurro de vuelta.

—Oh, nada, nada. Ya veo que no son tan unidas.

Apenas las puertas se abren, Hugo sale con paso enérgico hacia su cubículo.

¿Por qué lo había hecho? ¿Hablaba de Maxon? ¿Tuvo algo con ella y por eso ella sabe lo de su fobia? Jesse es hermosa, no puedo decir que no sea posible.

Son las ocho de la mañana y Hugo de alguna manera consiguió joderme el día con pensamientos inútiles. Camino hasta mi oficina y cierro la puerta para que sepan que no quiero ver a nadie.

Tal vez Maxon suele hacer esto con todas las nuevas, que atosiga y seduce hasta tenerlas. Luego las ignora.

Jesse se había visto muy sorprendida cuando se lo conté ayer... ¿Podría ser tan buena actriz?

«¡Controla tus pensamientos, Ava!».

Sacudo la cabeza, enciendo mi computadora y me enfoco en lo que tengo enfrente. Bloqueo todo pensamiento que me llegue de otras personas que no sean relacionadas con trabajo.

«Pero ellas están relacionadas con trabajo, Ava».

Le entorno los ojos a mi propio pensamiento.

Alguien toca la puerta y me hace brincar en mi asiento.

—Ava, aquí está tu café como te gus... —Jesse entra. Su cara de felicidad cae cuando ve la mía—. ¿Qué ocurre?

Jamás he sido buena ocultando mis emociones y siempre opto por ser sincera con todo, pero no sé cómo preguntárselo. Al fin y al cabo, Hugo no es una persona confiable.

Decido preguntar de una manera indirecta: —Jesse, ¿alguna vez has tenido algo con alguien de la oficina? ¿Quizá con un jefe?

Sus ojos se abren de par en par. Abre la boca y después la cierra de golpe. Cierra la puerta con el pie y camina hasta mi escritorio, donde pone ambos cafés.

EL Hermano De Mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora