[Short-fic] Donde Mirio cae en cuenta de la evolución de sentimientos que le produce el hermano menor de Natsuo.
» chidlhood quirkless!au.
» Credits a Kohei Horikoshi. Bnha.
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Llegó a la ceremonia unos minutos después de iniciada. No había encontrado el lugar, pero cuando entró, jura que los padres de los novios se tensaron al reconocerlo y temieron que se opusiera, sabiendo a detalle lo que fue de los tres sin él tener tal intención.
Estaba entretenido esperando en encontrarse a Shōto durante la recepción y en el banquete; pero por ningún lado lo había visto, mientras debía escuchar a los otros invitados hablaban de él como si fuera el vil ex que no se rendiría hasta recuperar a la novia y sonaba hasta ridículo creer que luego de tanto tiempo separados seguiría sintiendo lo mismo por Hado cuando él superó todo lo que fueron.
Se arrepentía de no haber pedido a Shindo y a Nakagame que fueran sus acompañantes para que vieran que no estaba desesperado. No lo hizo porque estaba seguro que Shōto estaría ahí y hablarían de los perros; del secreto que le quiso confiar en la culminación de la pubertad y si este tenía que ver con el tal Shinsō a quien aún podía escucharlo llamar con su voz varonil y agitada. Quería saber tantas cosas del menor al darse cuenta que no lo conoce más allá que por lo que otros decían del hermanito del recién casado y que, para la fecha, era posible que no estuvieran presentes como en esa celebración que parecía que nadie lo recordaba o no sabían de su existencia. Conversaban del mayor de los hermanos en las Filipinas, Fuyumi era una dama de honor y estaba junto a sus padres; luego Natsuo celebrado su boda, pero de Shōto nadie decía nada.
No escuchó que hablaran o lo mencionaran en las anécdotas familiares que compartieron en la ceremonia y tuvo una mala espina.
Nada estaba saliendo como lo planeó. Por otro lado, estaban los novios dejando de bailar y se acercaron al equipo de sonido. Intercambiaron unas palabras con el dj quien bajó el volumen a la música y les dio un micrófono de su equipo.
Pronto tuvieron la mirada sobre ellos, brillando de felicidad y decidiendo por quién hablaría de los dos.
El novio tomó la tarea de hacerlo.
─Hola. Hola ─repitió Nat, moviendo el switch para encender el micrófono─. Espero la estén pasando bien. Ahí vi que se cansaron de bailar, por lo que dejaremos la barra libre para que se refresquen. También, para quienes no salieron a bailar, pueden acercarse a solicitar lo que se les antoje.
Su esposa le limpió el sudor de la frente con el pañuelo del traje de novio, Natsuo lo agradeció con un beso en la boca frente a todos, antes de retomar la palabra en un discurso personal de agradecimiento que iría para largo. Palabrerías, pensó incluso al ser presumido como invitado especial. Se desentendió de lo que decía en el preludio de su despedida, precisando saltar las formalidades para iniciar con su luna de miel.
En cuanto se fueran, él también se iría a casa o tenía un mejor plan; se adelantaría. Ya había cumplido como amigo y sin más motivos para estar ahí, recogió el blazer del respaldo de la silla para marcharse sin despedirse de nadie. Sin embargo, cuando justo se decidió a irse, en la entrada vio a quien estuvo esperando en la velada.
