[Short-fic] Donde Mirio cae en cuenta de la evolución de sentimientos que le produce el hermano menor de Natsuo.
» chidlhood quirkless!au.
» Credits a Kohei Horikoshi. Bnha.
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Le gustaba eso.
Que los planes surgieran de la nada y desde esa espontaneidad, de pronto, estar de camino a la casa de Shōto.
En vehículos distintos, seguía a los menores que iban en el auto gris de enfrente, sin resistir ni sentir pánico de hacerlo y en no menos de nueve minutos, llegaron a un aparcamiento público dónde dejaron los autos, él sin tener otra opción más que esa, y luego los siguió caminando, pero él iba siempre atrás. En algún instante, en la oscuridad, vio que se tomaron de las manos y a la luz, no existía tal unión física.
No supo que era más triste. Lo que acabo de descubrir o lo que ambos chicos le generaba al verlos.
Llegando al apartamento, lo dejaron entrar primero y luego ellos detrás.
Era un hogar acogedor que pronto lo abrigó a través de sus paredes y los marcos de fotos en el corredor. Las plantas colgantes, y más plantas en macetas medianas, pequeñas y más pequeñas para micro-cultivos. Eran macetadas de todos los tamaños y por todos lados, hasta llegar al salón y más adentrado en las habitaciones.
─Perdona el desorden, parece más una selva que una casa.
─No. Me gusta ─se apresuró a decir, teniendo cuidado en dónde pisaba, no queriendo tropezar con nada que fuera frágil como lo hizo de joven, y vaya que el tiempo había pasado.
Shōto también lo creía. Veinticinco años vividos y no era extraño sentir que apenas empezaba los mejores años de su vida.
Debía dejar la auto-contemplación y dedicarse a su invitado; lo vio tomar asiento y sonreír de gusto a pesar de que fuera un desnivelado banquito de bambú donde asentó el trasero.
Él también tomaría asiento de no ser porque notó a su compañero intentar escapar, escabulléndose a la cocina; logró alcanzarlo y no permitió que se marchara, posando una mano en él.
─Prepararé té ─buscó justificarse sin siquiera volver su espalda hacia atrás.
─No, lo haré yo ─le dijo─. Convive con nuestro invitado mientras vuelvo.
El chico suspiro, se palmeó la frente y sin más quejas, accedió volviendo al salón. Mirio es el espectador que no sabe lo que ellos tienen entre manos, pero dos tipos callados como ambos, seguro planeaban algo.
─Estoy seguro de que Shōto se le olvidó presentarnos.
Finalmente escuchó que le dirigía la palabra, y en algo tenía razón, no los habían presentado como era debido.
─Soy-...
─No hace falta, sé quién eres.
No discutiría con él sobre eso.
─Entonces... ¿tú eres?
─Solo Hitoshi, pero puedes usar mi apellido Shinsō si lo prefieres.
Se rascó la nuca, inquieto, nervioso o perturbado. Le recordó algo a Tamaki y su multitud de problemas familiares que el pobre chico arrastraba.
─Solo Hitoshi ─repitió tarareando una risa inocente.
─O también por Todoroki.
Mirio aplacó su sonrisa en una línea tensa que agradó al tal Solo Hitoshi.
Para cuándo Shōto volvió, Hitoshi y Mirio lograron entablar una amistad extraña, pero agradable de ver luego de las dificultades que tuvieron que vivir Hitoshi y él. En ese punto, Mirio supo que no tenía oportunidad.
Se le presentó la opción de irse, y no tendría culpa por poner sus intereses y prioridades encima de alguien más, pero la buena convivencia que estaba teniendo lo mantuvo ahí.
Quizá fue siempre lo que quiso con el menor; acortar la distancia y ser más cercano a él. Sentimentalmente, eso parecía bastarle y se sentía contento con ello.
Con la promesa de volver, agradeció las atenciones y se despidió por esa noche. Shōto lo acompañó a la salida y también le agradecía la disposición que mostró al seguirlo hasta su hogar y lo sensible que fue al perpetrar en el espacio que considera seguro para su matrimonio.
Un lugar donde pretendía no volver a ser violentados y aborrecer cualquier práctica de violencia, porque, aunque él lo vivió directamente, Hitoshi fue el más afectado y necesitaba ayuda en hacerlo entender que no fue su culpa.
No podría serlo cuando nunca estuvo en sus manos prevenir ese acto tan... tan despreciable y cobarde como era la violación en grupo.
Hitoshi comprendía, pero no dejaba de ser frustrante no haber estado en el momento, antes ni después por el trabajo. Tal vez no haría la diferencia, pero el sentirse más involucrado en el suceso en lugar de Mirio... Haber estado ahí... ¿Qué hubiera hecho?
Esa tormenta lo estaba acompañando las últimas semanas junto al terror de casi perder a su esposo, sin embargo, estaba ya en el pasado y debía seguir hacia delante al lado de Shōto.
Debía ser fuerte por él, al menos por esa noche que las estrellas volvían a brillar en el cielo. El anuncio de un buen augurio luego de conocer a Mirio; escuchó tanto de él, pero lo que siempre preservará con recelo en su memoria era el hecho de que fue el primer amor no correspondido de Shōto.
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ya sé, una poronga de final, pero juro que va hecho con mucho amor 🥺✨