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El sonido de las olas romper era lo único que necesitaba, el silencio y el sol descendiendo indicaba la extraña sensacion de tranquilidad que existía en mi mente. No habia nadie más, solo nosotros en nuestro propio mundo.
Odiaba la playa pero ahí estaba, sentada con los pies bajo la arena disfrutando el ambiente. Agradecía tener su compañia, porque sabía que estando completamente sola me derrumbaría, así como los castillos de arena cuando la marea crecía, así como una pequeña torre de cartas cuando el viento las hace caer, al igual que mi alma al saber que nada era cierto.
—¿Hace frio verdad? - el sol ya no otorgaba calor y el viento soplando me hizo aferrar al sweeater que cubría y protegía mi cuerpo. Giré mirando a la unica persona que me daría la paz que hace tanto hacia falta.
—Hace más frio aquí, para tí.- dijo sentado a mi lado con los hombros y brazos descubiertos, al parecer solo era yo la que sentía frío en el lugar.
Él era mi chico.
El caracteristico perfume impregnado en el sweeter ne hizo sonreir, volviendo a mirar el inmenso mar frente a nosotros.—¿En que estas pensando Chris?
—Tu sabes en lo que estoy pensando.- su respuesta solo demostraba que estaba en conflicto con su mente, sus pensamientos no lo dejaban en paz. Dejé caer mi cabeza en su hombro abrazandome a mí misma y subiendo las rodillas. Solo deseaba sentirlo un poco más, quería detener el tiempo para tenerlo a mí lado solo un tiempo más.
Su brazo acaricio mis piernas sin voltear a mirar pero estaba bien, sabía que no soportaría tener esa mirada para mi, me bastaba con sentirlo a mi lado. Yo sabía que el frio de mi alma iba a ser consolado por él.
—¿Crees que esta mal?- su mano subió hasta tomar las mias, acariciandolas, la vista de su cuello y su cabello moviendose por el viento fue lo que observe cuando me gire a mirarlo una vez más, y en ese instante quise grabar esa imagen para siempre.
Christopher se veía tan etereo, tan libre y relajado, tan perfecto y completamente en paz, como siempre quise verlo.
—No lo esta cariño, te extrañe tanto como tu me extrañas a mi.- solo quería que volteara a mirarme, pero no lo hacia. Tan pacifico, tan unido y libre como el mar, era el cielo en todo su esplendor.
—No me mientas Chris.
Di la verdad.
Sus piernas se estiraron en la arena y volteo a verme, los segundos de silencio me hicieron entender lo que quería porque dejamos que el silencio guiara nuestras mentes. Solto mis manos y acomode mi cabeza bajo su regazo recostandome en sus piernas donde me ofrecio esa linda sonrisa que siempre tenia, su mano subio para acariciar mi cabello, incluso desde ese angulo se veia hermoso.
