VI: No Se Habla De Bruno

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Los preparativos de la ceremonia de Antonio estaban en marcha con gente yendo y viniendo por todos lados, Luisa cargaba barriles de bebida para un lado, cajas con decoraciones para otro, sostenía y movía cada mueble, cada adorno y a cada persona que era necesario, sin poder parar ni por un mísero segundo, y cuando por fin pensó que estaba todo terminado y no tenía que trabajar más hasta la noche, vio a Camilo haciéndole señas para que lo siguiese.

-¿Qué quieres ahora? - preguntó al acercarse a él.

Pero Camilo le chistó para que guardase silencio y señaló hacia el bosque con la cabeza intentando ser discreto. Luisa siguió su indicación y miró al bosque, al principio no vio nada, pero de pronto un arbusto se movió y vio algo asomarse un poco por encima de él antes de salir corriendo hasta el siguiente arbusto.

-¿Es Mirabel? - susurró Luisa - ¿Qué hace aquí? ¿Habrá venido a vernos? ¿Habrá cambiado de opinión y querrá volver a casa?

-¿Crees que si quisiera volver a casa se escondería entre los arbustos? - respondió su primo.

-A lo mejor le da miedo como pueda reaccionar la gente...

Antes de que Luisa pudiera terminar la frase, Camilo corrió hacia el arbusto dónde se escondía ahora Mirabel y a ella no le quedó de otra más que seguirle para evitar que hiciese alguna estupidez. Él se acercó a ella por detrás, pero Mirabel no se dio cuenta, estaba mirando la casa, parecía concentrada, así que Camilo tocó su hombro para llamar su atención y ella se sobresaltó girando de un salto para verle de frente.

-¿Visitando a la familia? - comentó él burlonamente.

-No busco problemas - dijo ella.

-Yo tampoco - contestó Camilo - solo pensé que debía devolverte esto... - dijo mostrando el cuchillo que se le había caído a Mirabel en la mañana.

-Gracias - respondió corriendo a coger el cuchillo de cristal verde y guardarlo en su bolsa.

-¿Qué haces aquí? - preguntó Luisa.

-No es asunto vuestro

La respuesta de Mirabel molestó a Camilo y fue a responder con alguna impertinencia, pero Luisa lo detuvo.

-Tranquila, no le hemos dicho a nadie que te vimos. - dijo en un intento de calmar las aguas - Si necesitas cualquier cosa puedes decirlo.

-¿En serio? - preguntó Mirabel.

-Por supuesto.

-Yo... me gustaría... - Mirabel desvío la mirada intentando encontrar el valor para decirlo - quiero ver la ceremonia de Antonio.

-¿Y cuál es el problema? - preguntó Camilo - todo el mundo está invitado.

-¡Pues que no puedo dejar que nadie me vea! Se supone que estoy muerta ¿recuerdas? y así debe seguir siendo.

-¡oh! Entiendo - murmuró Luisa.

-Bueno... soy el maestro del disfraz - alardeó Camilo - creo que puedo conseguir que nadie te reconozca.

-¡Luisa! - se oyó un grito desde Casita - ¡Se te necesita por aquí!

-Tranquila, yo me encargo - le dijo Camilo a su prima.

Ella asintió y se marchó corriendo a hacer su trabajo.

-Bien, ¿y por qué quieres ir a la fiesta de mi hermanito? - preguntó él de pronto mirando a Mirabel.

-Eso no es asunto tuyo - respondió ella.

-Ya veo, - dijo y dio media vuelta para irse - iré a buscar algo para disfrazarte y que no te reconozcan, cuando vuelva me lo cuentas o no te ayudo.

Esperando un MilagroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora