Hace mucho tiempo, en un hermoso y sencillo pueblito protegido por verdes cerros y un mágico lago cristalino, vivía la familia Lawliet.
Elle, el padre, poseía su propio negocio, para la alegría de quienes vivían en los alrededores, ya que se destacaba por presentar siempre increíbles creaciones pasteleras realizadas por él mismo, con gran habilidad, originalidad y profesionalismo.
Además, no solo eran sabrosas, sino que, como al pastelero le gustaba desbordarlas con su soberbia e infinita creatividad, todos los vecinos podían apreciarlas cada día en la vitrina de la pastelería, las cuales, en su mayoría, eran encargadas por sus fieles clientes que continuamente salían muy satisfechos con el resultado obtenido.
Su método era simple, únicamente debías indicarle que te apasionaba y luego dejarte sorprender con un resultado absolutamente espectacular en cada ocasión.
Era tan extraordinario el talento de este pastelero; que, quienes tenían el placer de conocerlo, se preguntaban extrañados qué demonios hacía viviendo en un recóndito pueblito alejado del mundo, si con su fantástica habilidad era seguro que podría obtener todo lo que quisiera en la capital, incluso eso y mucho más, pero quienes lo conocían de verdad, sabían que esa no era su prioridad.
Esto quedó demostrado una tarde cualquiera cuando algunos productores llegaron a su pastelería para ofrecerle un contrato que, creyeron, no osaría rehusar jamás; ya que, no solo le darían la posibilidad de trabajar en televisión y hacerse popular al demostrar sus grandes habilidades, sino también, iba a ser tanto el dinero que ganaría por capítulo, que sus problemas económicos quedarían completamente solucionados.
Le dijeron: serás admirado, amado, famoso y millonario. Una estrella. Con nosotros conseguirás todo lo que necesitas para ser feliz.
Pero había un problema con eso, él ya era feliz.
¿Y cómo no serlo?, si realmente disfrutaba de la dulzura de su esposa, de las locuras de sus hijos, de las amenas reuniones junto a su padre y su suegro, de la alegre compañía de sus amigos y vecinos, de su acogedora casa con árboles frutales y, por supuesto, de su maravillosa pastelería para dejarse llevar con absoluta libertad y espontaneidad. Por lo que, para asombro de los organizadores del programa, se negó rotundamente a participar; ya que, si aceptaba, debería mudarse a la capital, alejándose de este sencillo, pero cálido, pueblito que le vio nacer y crecer. Para peor, debería ir solo; pues, le aconsejaron, la familia no era una buena compañía para el éxito.
Elle, al escucharlos, más bien se cuestionó, ¿por qué ellos creían que preferiría cambiar todo lo que tenía por fama y fortuna si el mayor tesoro que tenía era justamente su amada familia?
El talentoso pastelero era feliz con su vida, así como estaba, prefiriendo rechazar cualquier cambio que se le presentara.
Aunque, sin poderlo evitar, su pacífica vida sufriría un repentino vuelco una helada noche de invierno cuando colocaba una nueva creación en la vitrina. Lo hacía con mucho cuidado mientras era ayudado por sus asistentes, Alexander y Linda, esta última su cuñada.
Como era de esperarse, y viendo que la nueva obra maestra pastelera era realmente impresionante, a los tres no les quedó de otra que, encantados, felicitarse entre ellos por tan maravilloso resultado.
Elle sonreía orgulloso y animado hasta que, de improviso, vio conmocionado como un delgado colorín pegaba su sucio rostro en el vidrio de la vitrina para observar embelesado todo lo que esa pastelería poseía. Y no era para menos, pues fue tal la grata impresión que generó esta tienda asombrosa en aquel niño, que sus ojitos brillaron extasiados mientras se saboreaba con deleite los labios y su estómago le reclamaba por tan solo un pequeño bocado.
El talentoso pastelero y sus ayudantes, observaron conmovidos la frágil y desamparada apariencia que tenía.
Para peor, Elle no pudo contenerse en su desazón, ya que, al no estar apropiadamente abrigado, saltaba a la vista que no podría soportar las bajas temperaturas que había en el exterior.
¿Cómo era posible que alguien de su edad no se encontrara durmiendo, arropadito y calentito, en su cama, sino más bien, vagaba solitario por las calles en esta cruda y fría noche de invierno?
Simplemente, no podía ser indiferente a su dolor.
Apretando los puños con bastante molestia, el talentoso pastelero salió para preguntarle donde estaban sus padres, pero el niño, al ver como ese hombre se acercaba a él con precipitación, de inmediato se asustó, pues en varias ocasiones los dueños de otras tiendas, que también acostumbraba a contemplar, le pegaban para que se alejara y no ahuyentara a la clientela con su lamentable apariencia.
Por lo que, sin dudarlo ni por un segundo, corrió a toda velocidad, esquivándolo incluso con presteza al percatarse que comenzaba a seguirlo muy de cerca.
Si bien estuvo a punto de agarrarlo un par de veces, el cadavérico niño consiguió alejarse de él hasta que se perdió de vista al doblar por un oscuro y solitario callejón.
—¡Demonios! –exclamó Elle, bastante arrepentido por su abrupta e impulsiva reacción.
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El Mejor Regalo de Todos
FanfictionUn talentoso Pastelero creía y sentía que lo tenía todo para ser completamente feliz en esta vida, pero eso cambiaría un día cuando conocería a un pequeño que la revolucionaría, y no solo la de él, sino también la de toda su familia. ______ Obra d...