𝐀𝐁𝐑𝐀𝐂𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 •|#KatsuDeku|• 【✔】

𝐈

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❝𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑚𝑎𝑔𝑜, 𝑛𝑜 𝑢𝑛 𝑔𝑒𝑛𝑖𝑜. 𝑇𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑛𝑠𝑢𝑐𝑖𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑒𝑔𝑢𝑖𝑟 𝑙𝑜 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒.

—𝐶𝑢𝑡𝑡𝑒𝑟 ❞

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—¿El jefe Midoriya es capaz de insultar a alguien?,—fue la única pregunta que alguien con poco aprecio a su propia vida se atrevió a realizar luego de mucho tiempo en que la vergüenza inundaba el rostro aniñado y ahora teñido en un tierno rosado que cada vez parecía un rojo escarlata del tierno—según palabras de sus subordinados—jefe de seguridad de él centro comercial "Might!".

Un centro comercial que era catalogado como el más excéntrico y demasiado concurrido de todo Musutafu, dónde podrías caminar y caminar por horas y encontrar todo tipo de artículos. Si no encontrabas nada ahí, es que posiblemente lo que buscabas no existe. Era casi propuesto como un sitio de turismo porque ese centro comercial simplemente no puedes recorrerlo en un día, ¡En tus más locos sueños!. Por ello estaba siempre y a la orden filas de guardias de seguridad, atentos a cualquier cosa o detalle. Desde niños perdidos en el área recreativa hasta robos (algo que siempre destaca) en la zona de joyería.

Así como incidentes de personas discutiendo ancianos despistados, guías de ante una tienda.Todo eso conformaba el trabajo de los guardias de seguridad que dia a día portaban su uniforme verde y su gorro con la placa. Todo con orgullo y una gran sonrisa por ayudar a quien lo necesitaba. Aunque existia algo que podía alterar hasta el jefe de seguridad, ponerlo nervioso y crispar todo sus alarmas de alerta y era cuando sonaba entre sus radios de comunicación la alerta naranja.

Misma que en ese preciso momento todos los guardias estaban atendiendo pero quizás ya no hacía falta hacerlo porque lo más importante era... Que posiblemente su jefe estallaría ante la vergüenza extrema que le bañaba, y sus subordinados llegaron a responder aquella pregunta que habían soltado.

"¿Si puede insultar?", su respuesta fue clara al ver cómo que su jefe soltaba palabra tras palabras, cada una peor que la anterior y definitivamente solo dirigido a la única persona que estaba en su lista negra. Y sus compañeros de guardia simplemente debían soportar la risa de la loca de la escena.

Por ver una maraña de rizos y pecas, con ojos angelicales insultar peor que camionero en carretera a una sola persona. Que firma cada una de sus fechorías, (mismas que van dedicada a una sola persona).

❝Misty Dynamight❞

—¡Es un hijo de...!,—su frase fue callada por la mano de uno de una sus subordinadas que aunque la escena le parecía de locos, tenía que traer en sí a su amigo y jefe.

—¡Deku!,—Grito en alto su mejor amiga y la guardia del área de deportes, Uraraka Ochako. Para llamar la atención del peliverde ahora alterado además de abochornado que al escuchar la voz para nada suave de aquella chica. Solo se calló cruzando se brazos y sentandose sobre el suelo de manera infantil. Ya le valía poco que su dignidad se fuera a la basura.

¡Ya no tenía dignidad siquiera!

Siendo la interrogante aquí...

¿Porqué?

Nada más que la fotografía de su dulce y tierna cara aniñada adornada de pecas que parecían constelaciones y siendo demasiadas para poder contarlas... Adornaba elegante y en grande, además de ocupar el espacio del rostro de la modelo de una tienda de lencería que brillaba en grande aquel espacio publicitario que abarcaba la pared de dos pisos de los 5 pisos que conformaban el centro comercial.

Ahora sí...

¡Su rostro estaba encima de una mujer modelando lencería! Y ni siquiera era una lencería decente, era demasiado... Demasiado ¡Reveladora!.

Siendo que podía ser visto por todos los visitantes y trabajadores de las tiendas del centro. ¡Incluidos sus subordinados!, Todos admiraban con gracia aquella obra de arte firmada y dedicada exclusivamente a él. Porque si, abajo de esta misma se encontraba su nombre completo y un pequeño mensaje en grafiti.

¡El definitivamente atraparía a ese mago vandálico que le hacía cabrear!

¡No le iba a perdonar nada!

Se estaba burlando de él abiertamente, era una clara invitación a una guerra. Aunque la verdad era más la carrera de quién atrapa a quién.

Acostumbrados a ese tipo de actos por la tan bautizada alerta naranja la mayoría de guardias regresaban a sus posiciones no sin antes grabar en sus celulares una ligera foto de su querido y adorable jefe. ¡Era material de burla por lo que quedaba del año! Y solo cuando se fueron retirando, su mejor amiga castaña ponía una mano sobre su cabeza dónde ya no se encontraba su gorro y con una sonrisa nerviosa que buscaba que sirviera para reconfortarlo.

Y parecía que funcionaría hasta que la voz de Kaminari Denki, otro subordinado bajo su mando habló aunque casi gritó.

—¡Viejo! ¡E-espera! Ese... ¿Ese de ahi es Midoriya? Jajajaja,—la risa de aquel rubio fue lo único que se escuchaba haciendo que Midoriya nuevamente lamentarse su increíble y pésima suerte. Además de insultar internamente aquél mago de cuarta que desde hace meses venía haciendo lo mismo, una y otra vez. Acabando como única víctima, él.

Porque siempre era el más cercano a atraparlo, pero como si fuera un gato... Y ante sus trucos de magia barata, se escapaba.

—¡Voy a encontrarte, idiota!,—declaro el peliverde, antes de hacer un puchero y tirar con desespero sus rizos.

Mismo declaración que divertía en gran manera a un cenizo que admiraba casi en primera fila aquella escena que su linda obra de arte había causado. Simplemente era un placer enorme sacar de sus casillas aquel tierno jefe de seguridad, una diversión bastante... Atrayente.

Aunque él nunca se dejaría atrapar, ¿O si?

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