CAPITULO II

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Pov Narrador

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Pov Narrador

En la fortaleza infinita, se podía apreciar como Sumiko y Giyū se encontraban en batalla contra la número tres; la peli burdeos atacaba a la contraria, pero vio que tenía una horquilla de flor de Sakura, no sabía porque la tenía si en el tren no la traía, pero igualmente no era importante. La batalla tenía muy tensos a los dos cazadores y si no fuera por Sumiko, Giyū hubiera muerto de la misma forma que Kyōjurō.

Entre ataques y ataques Sumiko pudo cortar la cabeza de la demonio, pero está no se desintegraba, seguía peleando. La demonio golpeó tan fuerte a la Kamado que la lanzo y está se desmayo al recibir el golpe de la pared; Giyū vio esto y agarró su katana que estaba destruida a la mitad, utilizó una postura para defender a la Kamado.

La femenina no le prestaba atención al pilar de agua, ella iba por la menor, pero el hablo para llamar su atención con un «déjala».

—¡¡Yo todavía estoy vivo aquí...!! ¡¡Si quieres matar a Sumiko, primero tendrás que matarme!! —gritó para tener la atención de la demonio.

La demonio estaba ahí y una frase sonó en su mente «no somos samurai, no tenemos katanas, pero nosotros manejamos nuestras espadas en nuestros corazones, lo único que usamos son nuestros puños». El pilar no dejaría que volvieran a matar a sus amigos y familia de nuevo frente a el, no sin antes hacer algo al respecto y menos a la Kamado la cual confesó amarle y el a ella. Podrían tener un futuro, lo más probable es que no, está era la batalla más fuerte que tendrían en toda su vida y era para matar al rey de los demonios.

La peli rosa iba a dar otro golpe pero alguien la "detuvo" era un chico de cabellera rubia con puntas rojizas, era idéntico a Kyōjurō esté preguntaba porque no se detenía y ella decía que era por su padre. Ella y su hermano robaban carteras para la medicina de aquel hombre débil y enfermo, fueron llevados al magistrado, fueron golpeados y les tatuaron tres líneas en ambos brazos por ser unos criminales. No se detendrían, un crimen tras otro crimen tan solo a sus once años de edad, fueron llamados niños demonios, pero que les podía importar si con eso salvaban a su padre.

—¡Su padre escucho que los atraparon de nuevo y se ahorcó! ¡¡El está muerto!! —.

Fue la noticia más desgarradora que les pudieron dar al salir de aquel maldito lugar; estaban en silencio con la carta que el les dejo mientras estaban frente a la tumba de aquel... De aquel que ellos amaban sin condición por el que soportaban cualquier cosa. Estaban atacando a unos hombres, sacando su ira, su frustración y sobretodo su tristeza, ganaban fácilmente, pero un hombre se les acercó y los halago por su gran condición.

Hakuji fue a golpear al hombre que de unos puñetazos lo tumbó, Akaza al observar lo ocurrido fue a socorrer a su hermano. Hakuji al perder el combate tuvieron que ir con el mayor a un dojo, donde vivía aquel hombre, escuchaban atentamente mientras el hombre se presentaba, decía que enseñaba un arte marcial y tendrían que cuidar de su hija enferma.

THE LOVE OF FIRE AND ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora