Confesiones de un corazón asustado

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Acariciando con mis lágrimas el papel ensangrentado por tus pensamientos, me veo sumida en una pregunta roja.

Me he descubierto de nuevo, extrañando el roce de tu voz sobre mi cuello como un pájaro agonizante anhela el roce suave y majestuoso del viento bajo sus alas.

He vivido siglos iluminada tan solo por la luz de un recuerdo distante, he comido el fruto cruel de tu ausencia mientras un extraño roza mis pechos con tu lengua.

Quiero verte de nuevo cada mañana al despertar en nuestro lecho, Deseo saciar mis labios con tu mirada vaciando mi deseo sobre tu cuerpo.

¿por que?

¿Por qué tus ojos siendo los astros más hermosos del cielo juegan a ser simples rocas bañadas en sal?

¿por que?

¿Por que tus latidos descompasados y confundidos queman mi alma como si por mis venas corriese el mas temido mal?

Aunque te abrazo sé que estás lejos, sumido en una negrura infinita, la amargura colgando de tu boca cual parásito ingrato.

Dime mi cielo, mi sol, ¿Haz de arrancar la máscara enterrada en tu rostro por mil espejos? ¿acaso pronto haz de remontar el vuelo cual creatura luminosa robándome los suspiros al recorrer mis labios con tus dedos?

Esperaría más allá del tiempo sólo para que tus cuencas se iluminasen y poder contemplar tus ojos una vez más.

Aquellos océanos castaños que me invitan a navegar en ellos desnudándome la mirada, dejándome exquisitamente indefensa.

¿acaso he de verte pronto amado mìo? me pierdo entre los brazos de tu cuerpo mientras mis ojos buscan a tientas un poco de ti en tu mirada.

¿acaso he de esperar demasiado? Ya mi boca ruega a gritos probar tu voz, y mis tierras piden constantemente tus atenciones, anhelando sentir tu cuerpo paseando de nuevo sobre ellas, sentir como te entierras en mi alma a medida que nos convertimos en uno solo.

Ven mi cielo, mi sol, acércate a la luz que emanas, déjame verte una vez más, arráncame el miedo del pecho, miedo a despertar al lado del extraño que lleva tu piel.

Ven, mi cielo, mi sol, sólo déjame recostarme en tu pecho y dormir sobre tu alma hasta que mis heridas hayan sanado, déjame vivir a tu lado por el resto de mis días observando aquello que me parece más sublime y hermoso, aquello que recorre mi mente con su andar majestuoso.

Eso eres tú ante mis ojos, del universo lo más bello, aquello que por derecho me pertenece, tan sólo te pido con mi debilitada voz.... por favor vuelve a tu pecho quiero poder tocarte una vez más.

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