Estaba él

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Parecido al silencio
manteniéndose con su mano
estaba él.

Con su pelo castaño
con su liso definido
estaba él.

Estaba él,
con sus andares locos
y sus guiños descarados
que las volvía a ellas,
unas tremendas locas.

Porque aun así era dulce
y escribía poemas preciosos
pero a la vez profundos,
profundamente siniestros.

Estaba él,
en cada uno de los pasillos,
en cada una de las miradas,
en cada uno de los sitios,
en cada una de las aulas.

Estaba él
enfocado siempre en sus pocas sonrisas,
porque no era de regalarlas a cualquiera
sino que esperaba el momento
y la persona adecuada
para hacer de esas sonrisas,
sonrisas intensas
que parecían eternas.

Porque él es,
es eterno.
Inmune al veneno,
inmune al dolor,
inmune a la vida.

Y estaba él
con sus andares locos,
típicos de su ser antinatural
porque su naturaleza
no era humana.
Sino consistía en sangre
ya que le gusta oír el bombear
de un corazón sangriento alegre.

Porque sabe que su próxima víctima
espera sin darse cuenta
en su cuello su mordida
y en su cuerpo la perdida de su vida.

No se olvida, solo se borraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora