Atasque

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Su cabeza estaba en la luna
porque su despiste era eterno,
mientras como la musa que era
sonreía pintando su silueta con el dedo.

Porque le gustaba verse dibujada
se veía indestructible,
aun que en ese espejo
que era su lienzo donde pintó
no tardó en romperse
y desatar lo que llevaba dentro.

Era niebla, oscura como el tiempo
también piedra sin sentimiento,
pero con acumulación en su pecho
y una lágrima en cada ojo.

Sosteniendo así con el cerrojo de su sentimiento
la llave de salida
y el escape del sendero
hacia un nuevo camino.

No se olvida, solo se borraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora