De película

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3 de enero de 2015

Me doy un baño y me meto en la cama, las sábanas de seda acarician mi piel, son confortables, el hotel lo es. Lo vuelvo a sentir, ya se ha marchado pero lo recuerdo perfectamente y mi cuerpo se estremece. Siento las yemas de sus dedos recorriendo mi espalda, sus besos en mi clavícula y acabo anhelando lo que nunca he tenido. Nunca he dado un paseo con Marcos por Madrid, no me ha esperado en mi portal cabreado por mi tardanza, nunca ha habido un regalo que no fuera para compensar algo. Lo que he tenido han sido simples migajas, migajas de un amor que él dice pertenece por ley a otra y dice profesarme a mí. De repente todo lo que nunca he tenido y lo que sí pesa en mi conciencia como cien losas y me rompo en mil pedazos que habré de reconstruir sola, porque es como realmente estoy.


Me echo a llorar y me quedo dormida.

4 de enero de 2015

Me despierta el haz de luz que entra por las cortinas y corta mi sueño como un puñal sin piedad, las malditas cortinas de este hotel no me permiten seguir en el mundo de los sueños, esa realidad en la que él es sólo mio, sin compartir, sin ser la otra. Cada vez que nos encontramos en un hotel, uno diferente cada vez, ambos con diferentes ropa, diferentes apetitos...cada vez me creo, me engaño a mí misma diciéndome que esta vez todo será diferente y que tendré mi final feliz, él me dirá que también me quiere, dejará a su esposa y por fin comenzaremos una vida juntos. Sin embargo, a pesar de las diferencias de cada vez, todo vuelve a ser igual, una despedida, uno falsa sonrisa, una aceptación de nuestro acuerdo pronunciado con besos y un corazón roto. Me levanto decidida a acabar con todo esto de una vez a valorarme a mí misma, a darme lo que él nunca me dará.

7 de enero de 2015

Llevo unos días sin quedar con Marcos, han sido pocos y duros pero no se describir cuantísimo lo echo de menos. He claudicado, me ha llamado y aquí estoy yo escribiendo un poco en mi diario, costumbre que tengo desde mi niñez, para aclararme, para prometerme una vez más que esta vez será la última. Para ser sincera hemos tenido tantísimas ultimas veces que he perdido la cuenta. Dice que tiene un regalo de reyes para mí, algo que me merezco, supongo que será lo de siempre, algo de lencería para disfrutar él, tal vez un perfume caro para mitigar mi mal humor. No sé lo que sucederá pero lo que sí se es que esto se ha acabado y que ésta es la última vez que quedamos.

9 de enero de 2015

Me odio. Literalmente. Me odio. ¿Su regalo? Dos noches en un hotel de lujo en plena sierra. Me dijo que quería hacer algo especial para mí y que nuestra situación pronto cambiaría. Incluso me dijo que me quiere y de verdad que le he creído. Después de una maravillosa cena hemos subido a la habitación y me ha hecho el amor como nunca. Parece mentira pero nunca lo habíamos hecho con tantas caricias, tantas que creía sentir como me transmitía su amor a cada uno de mis poros. Hace mucho que no me sentía tan feliz, me he dormido abrazada a él, como en las películas. Aunque en mí particular película después de la escena del "The End" viene la escena en la que me despierto porque lo oigo hablando; al principio creía que hablaba entre sueños, pero no, volví de golpe a mi triste realidad. El muy cabrón le decía a su mujer cuánto la echaba de menos y que los viajes de trabajo lo tenían harto por tener que pasar tiempo fuera de casa.

El día siguiente consistió en una sucesión de gritos por mi parte y promesas por la suya, jurando que de verdad me quiere y que va a dejar a su mujer, que sólo está ganando tiempo para que con el divorcio no lo desplume, que debemos seguir a escondidas para que su mujer no se entere y no le busque las cosquillas. Que típico, ¿No?

Estoy decidida a dejar de verle, ésta ha sido la última vez ya no puedo seguir con esto y permanecer con mi salud mental y mi ya maltrecha autoestima intactas.


30 de enero de 2015

Llevo 21 días sin quedar, responder a sus llamadas o simplemente verle. Es el tiempo que dicen tras el cual se pierde el hábito de hacer algo, espero que sea verdad. Me voy al gimnasio aunque estoy exhausta.

31 de enero de 2015

En mi día numero 22 de desintoxicación estoy escribiendo junto a mi droga favorita: Marcos. Aunque la verdad es que a partir de ahora no va a ser tan tóxica.

Ayer salía del gimnasio cuando caía un aguacero enorme y ahí estaba él. En una imagen de película de nuevo, pero ésta vez de la típica comedia romántica de domingo por la tarde; casi tan romántico como en Love Actually. Empapado hasta los huesos con un ramo de rosas maltrecho por la lluvia, protegiendo algo que a primera vista no pude ver. Subimos a mi casa y comenzó a hablar atropelladamente, casi no le entendía, me enseñó lo que con tanto celo escondía. ¡Los papeles del divorcio! Estoy flotando en mi propio sueño. Hemos hablado y hemos decidido empezar a vivir juntos en cuanto firmen los papeles.


31 de marzo de 2015

Mi cuento de hadas no lo ha sido tanto. Puede que nos precipitaramos, puede que yo tuviera la culpa, que la tuviera él...No lo sé. Hemos decidido cortar la relación después de mes y medio viviendo juntos, no dejo de preguntarme a quien pertenece la culpa pero pienso que parte de madurar es aceptar que las cosas suceden y que las relaciones se estropean. He conocido de verdad a Marcos y una vez experimentada nuestra corta relación he asumido que la gente tiene razón al decir que a veces es mejor no conseguir lo que tanto deseas.


Te dedico a ti @NSanchez0000 este relato como podría haberlo hecho con cualquier otro porque tú has sido quien me ha animado a compartir mis tontos relatos y por regalarme tus fantásticas obras de las que disfruto en mi tiempo libre.

Formas de amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora