Cuando todo empezaba a ir bien...

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Había pasado mucho tiempo, demasiado. Yo estaba con la chica esa tan maja de la que os había hablado, con esa chica y sus amigas, claro. Bueno, no se si os lo había dicho pero esa chica se llamaba Alice. Todo iba genial. A las tardes salía a dar algún que otro paseo con Erick y Iñigo. Una tarde, fuimos a celebrar el cumpleaños de Iñigo, y ¿a que no adivináis a quién me encontré? Pues a todas las chicas, habían quedado a mis espaldas, y encima cuando me vieron ni me saludaron. A ver yo había quedado con Erick y Iñigo pero aun así ellas no sabían nada, podrían haberme avisado aún así.
Sabía que algo pasaba, no era idiota. Pero seguí como si nada, no iba a ser el fin del mundo porque ellas no me hablaran.
Más tarde llegué a mi habitación, lo primero que hice fue abrir mi portátil y hacer una video llamada con María, tenía que contarle todo.
-¿¡Como!? ¿Quienes se han creído esas? Ya veras cuando vaya... Se van a enterar. ¡A ti nadie te hace eso!
-Te hecho mucho de menos, estoy deseando verte.
-Y yo. A propósito, tengo una buena noticia: voy a visitarte en dos semanas!
-Eso ya lo sabía. Estoy deseando que se pasen esas dos semanas.
-Calla, déjame terminar, pues... ¡Me voy a quedar allí!
-¿Cómo? A ver no estoy para bromas...
-Nada de bromas, ¡me quedo en Nueva York!
Me puse a gritar como una loca, hasta se asustó la encargada del edificio de las chicas, vino a mi habitación y me preguntó si me pasaba algo, le dije que no y se fue. Era demasiado tarde así que me despedí y me fui a dormir, sabía que el siguiente día no sería nada agradable.
Jueves por la mañana, en realidad jueves a las 6 de la mañana:
Me levanté , me vestí, cogí mis cosas y me fui a clase, ni siquiera desayuné.
Y allí estaban todas, mirándome de arriba a abajo, con cara de asco. Parecían aquella pandilla de pijas a la que no soporta nadie, realmente lo eran. Traté de calmarme y mostrarme serena, al fin y al cabo no iba a ser menos que ellas. Me senté en mi sitio y abrí los libros, como si me interesara la asignatura. En ese momento vino Alice.
-Estarás contenta. Nosotras te acogemos y tú hablas de nosotras.
-¿Perdón? ¿Que yo hablo de vosotras? ¿Quién os ha dicho eso?
Esta situación me estaba poniendo de los nervios, yo no había dicho nada, conociéndolas seguro que se lo habían inventado todo solo para que no estuviera con ellas. Pasé del tema, me dan igual lo que dijeran. No iba a rebajarme a su nivel.
-Encima no contestas, y pensar que yo estuve contigo desde el principio...
-¿Cómo? Si ya claro... Ahora tú eres la buena. Mira di lo que quieras, invéntate la mayor mentira que para que quedes bien yo no digo nada, no soy como tú, no me invento lo primero que se me ocurra solo para dejar mal a alguien.
-Mira, más te vale que te mantengas al margen de todo. Y no vayas de lista, porque somos capaces de mucho más, inventarnos esto no es nada comparado con lo que somos capaces, así que ya sabes o te callas o mal vas.
-¿Perdón? ¿Esto es una amenaza? ¿Te crees lo suficientemente capaz para amenazarme tu? No sabes con quien tienes el placer de hablar.
En los siguientes años las cosas no mejoraron mucho, es decir, no nos odiábamos tanto, pero tampoco podíamos hablar juntas, no por nada, bueno sí, porque no la soportaba.
En la hora de la comida me senté con Erick, Iñigo y una chica llamada Amanda, iba con Erick a clase de español, yo también la conocía, pero de vista. Era muy callada. Yo si que estaba callada, pero no porque fuera así, sino porque la conversación con Alice me había dado qué pensar. Seguro que desde el principio no les caía bien. Un montón de cosas me venían a la cabeza.
-Hey, what's wrong?
¿Quién era? Toda la gente con la que solía hablar lo hacía en español, todos sabían que prefería hablar en español.
-Amanda, she prefers to speak in spanish.
-Oh, sorry. I didn't remember. ¿Que te pasa?
-Nada, tranquila. Digamos que se han inventado cosas.
-¿Quién?
-Personas, bueno no sé si se les puede llamar personas. Digamos que en este mundo sobra gente y faltan personas. Toda persona tiene como obligación hacer sentir mal a otras tantas personas. Este mundo está lleno de falsos, repartidos estratégicamente para que te encuentres un media de dos falsos por día, y si tienes suerte, te tocan tres.
-Vale, creo que sé de quién me hablas. Alice y sus amigas, ¿no?
-Exacto, ¿cómo lo has sabido?
-Digamos que si estoy prácticamente sola es porque ellas lo han querido. Esto funciona así: si eres guapa, pero no más que Alice estás dentro de su club. Si eres más guapa o sencillamente no eres lo suficientemente guapa, estás fuera.
-Pero eso no tiene sentido, ¿Por qué me odian tanto?
-Porque Erick y tú salís.
-No... Erick y yo no somos nada, solo amigos.
-Sí, ya claro. Eso díselo a Erick. Está más que colado por ti. En cuanto a las pijas, pasa de ellas. Céntrate en tus notas para salir rápido de este infierno y haz los amigos necesarios para hacer esto más llevadero.
-Muchas gracias, te lo agradezco. Hay clase de ciencias, ¿vienes?
-Claro, pasamos por mi taquilla, cojo mis libros y ya está.
Habían pasado aquellas dos semanas, yo estaba en el aeropuerto esperando a María. Por fin nos íbamos a ver, por fin íbamos a estar juntas, lo mejor de todo era que se quedaba, incluso podríamos compartir habitación.
Pasaban los minutos y el vuelo desde Tenerife no llegaba. Tardaba mucho. De repente oí una voz a lo lejos.
-¡Grace! Soy yo, María.
Me di la vuelta, era ella.

Hoy nos toca compartir la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora