#04

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Una vez que pasó por la puerta de su hogar, Jungwon fue recibido por su madre con un abrazo de preocupación, se apartó de la mujer, desconcertado y esta comenzó a revisarlo completamente como si se tratara de vida o muerte. Su madre se enojó demasiado cuando vio la marca oscura en el cuello de su hijo.

– Mamá, ¿qué te pasa?

– ¿No has estado juntándote con ese tal Jay hoy, verdad?

– Jay es mi mejor amigo ¿Por qué me preguntas eso?

– No quiero que te acerques a ese anormal y es mi última palabra. –la mujer parecía bastante disgustada con su respuesta y se fue directo a la cocina.

La preocupación invadió la cabeza de Jungwon, pensando que ya habían descubierto la condición de Jay. Tal vez el desgraciado japonés había abierto la boca, tal vez alguien más lo había visto, no podía creerlo. De la nada un miedo comenzó a apoderarse de su corazón, pero ¿por qué?

– ¿P-Por qué lo llamas así?

– No te hagas el tonto. Tu profesor me pasó el video... No tienes que defenderlo. Puedes denunciarlo con la policía.

– ¿De qué estás hablando, mamá?

– Todos saben que ese loco se aprovecha de ti, pero no entiendo por qué no dices nada.

Jungwon comenzó a reír de alivio. Si bien aquella situación seguía siendo un problema, no era algo que le preocupase demasiado, podía inventar una excusa y solucionarlo todo.

– La verdad es que somos novios. –esperen, ¿qué había dicho?... Para cuando se dio cuenta ya era tarde, su madre había dejado caer un plato y se quedó mirándolo con la boca abierta.

– ¿QUE SON QUÉ?... ¡Maldito mocoso, ¿cuándo pensabas decírmelo?! –la mujer, al no tener los zapatos puestos dentro de la casa, le revoleó con algunos vasos de plástico que tenía cerca.

– Lo siento, se me olvidó, perdón. –no sabía si reír por la reacción de su mamá o llorar por la estupidez dicha. – ¿Te molesta que salga con un chico?

– ¿Estás tonto o te di muy fuerte con los vasos? ¡Claro que no me molesta que sea un chico!... ¿No sabes lo horrible que me sentí como madre al pensar que habían abusado de ti. –ella rompió en llanto y su hijo corrió a abrazarla por la espalda, apoyando la mejilla en su hombro.

– Perdóname, mamá... Desde ahora te diré todo.

-¿Todo?... Está bien, pero ya no hagas que tu pobre madre se asuste, no tengo edad para estresarme por estas cosas, mi niño.

– Está bien, mamá. – "todo menos que mi supuesto novio es un vampiro".

(...)

Al fin Jay había comprado un celular nuevo. Era fin de semana, por lo que su buzón de mensajes debería estar lleno, pero sorpresivamente solo tenía un mensaje de Jungwon.

Wonnie <3

Wonnie <3: "Hoy cena en casa con mi madre. Eres mi novio, luego te explico... Ni se te ocurra nada raro porque te mato."


Yo: "Bueno mi amor, estaré ahí a las 9 en punto. Espérame, bebé ;)"


Wonnie <3: "Dime bebé de nuevo y te parto una olla en la cara."

Yo: "Sabes que no servirá de nada, BEBÉ. Iré a ponerme lindo para mi novio :*"


Dejó el celular sobre la cama y se arregló lo más rápido que pudo para salir. Esa cena era tan importante para él que decidió tomar prestado un poco del perfume de Heeseung.

Una vez que había llegado a la puerta, el nerviosismo lo consumía, por más que fuera todo un teatro, él quería dejar una buena impresión en su "suegra"

Tomó valor y tocó el timbre de la casa de Jungwon para ser atendido por este con un abrazo que por poco y paralizaba su corazón, ese calor que el mayor desprendía era una perfecta ilusión para él, aunque esta se apagó en cuanto su voz comenzó a decir palabras fríamente.

– Mi madre vio el video. Tuve que decirle que somos novios y estábamos peleando para que no te denunciara. Así que compórtate porque me debes una. –Jungwon se separó del menor sonriendo pero sus ojos demostraban el poco interés que tenía en aquella cena, cosa que dejó una herida en el ya bastante dañado corazón del vampiro.

– Entiendo, mi amor. –se limitó a decir con una falsa sonrisa antes de entrar a la casa y saludar a su falsa suegra, quien a diferencia de ellos, se encontraba muy feliz y entusiasmada con tenerle de invitado.

– Hola, Jay querido, cuánto tiempo sin visitarnos... ¿Te daba vergüenza venir ahora que son novios? –la madre de Jungwon bromeó golpeando directo en los sentimientos al moreno.

– Un poco, sí.

– Bueno querido, no tienes que preocuparte por nada. Anda, toma asiento mientras termino de cortar unos vegetales. Jungwon, dale algo para beber. –la ama de casa fue a terminar la ensalada.

–No hace falta, gracias pero no tengo sed. –contestó el mayor, sorprendiendo a Jungwon, ya que cada vez que lo visitaba tenía sed y ahora ya no.

Los muchachos se quedaron en la mesa teniendo una conversación un tanto forzada mientras esperaban la comida, hasta que escucharon un sonido de queja y algo metálico golpeando el suelo.

Inmediatamente ambos se levantaron y fueron a comprobar que la señora se encontrara bien. Esta tenía el dedo apoyado en los labios y una expresión de dolor.

– Madre, debes tener más cuidado. – el menor de los adolescentes se acercó para poder ver la gravedad del corte, por suerte era uno pequeño, pero sangraba bastante y eso lo preocupaba, ya que su invitado era un vampiro.

– Estoy bien... Pero creo que les debo el arroz frito.

– Si no es molestia, puedo prepararlo... Sé que no soy un gran cocinero como usted, pero no podemos desperdiciar comida, ¿no?

– Jay, nene... Es muy amable de tu parte, pero eres un invitado.

– Mamá, déjalo hacer, es bueno con la cocina... Además tenemos que buscar una curita para tu dedo.

Costó convencerla, pero al final la madre de Jungwon terminó por acceder y fue a buscar una curita para su dedo mientras los chicos terminaban de organizar la cena. Al volver se encontró con todo perfectamente arreglado... Hasta habían puesto velas y el arroz que Jay había preparado olía delicioso. Sonrió para si misma pensando que no debía preocuparse más por la pareja y se sentó a comer.

Los tres disfrutaron de la cena, comieron el postre y charlaron un rato hasta que la mujer recibió una invitación para salir con sus amigas y terminó por retirarse, dejándolos solos en aquella casa tan grande.

Jungwon se sentía incómodo con Jay tan cerca, pero el mayor realmente no le prestaba atención a él, sino que estaba concentrado mirando su celular y riendo. Por algún motivo la incomodidad del más bajo se transformó en enojo y este terminó por irse a su cuarto con cara de completo disgusto, ignorando todas las preguntas del mayor, quien acabó siguiéndolo.

El menor se tiró a su cama y cerró los ojos. Para cuando los abrió tenía a Jay arrodillado a su lado y mirándole con detenimiento.

– Cuidado, se te cae la baba... No olvides que ya comiste mucho hoy. –dijo en cuanto volteó el rostro para ver a Jay.

– Aún tengo hambre.

– No es problema mío, tragaste como cerdo.

– Pero no estoy satisfecho.

– ¿Que quieres comer?

– A tí.

SWEET BLOOD ; jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora