El olor a sangre era muy fuerte. Abrió sus ojos y se separó del cuello de su amigo, no sin antes relamerse los labios y sonreír mostrando sus afilados colmillos ensangrentados.
Jungwon sabía que ese no era el Mingyu que él conocía, no podía tratarse de él... Eso fue lo último que pasó por su mente al momento de perder la conciencia entre los brazos del mayor.
Jay la había cagado y para cuando se dio cuenta, el arrepentimiento se hizo presente como una puñalada en el pecho. Por un puto impulso había mandado dos años de amistad a la basura, y esa no era la peor parte. Los pensamientos de culpa se agravaron cuando notó que Jungwon no despertaba y en un intento desesperado por que nadie lo descubriera, lo cargó en sus brazos para salir corriendo de la escuela hasta la casa que compartía con su primo; Heeseung quien obviamente, también era lo que las personas suelen llamar un vampiro.
Cuando su primo abrió la puerta del departamento y vio a Jay cargando a un chico pálido con la Ropa llena de sangre no hizo más que fruncir su ceño y mostrar sus colmillos en señal de regaño.
–Pasa... ¡Que pases! –no dejó esperar ni dos segundos que jaló a Jay del hombro de su uniforme para que entrara, mirando a ambos lados del pasillo entes de entrar y cerrar la puerta con seguro. – Me vas a explicar qué mierda hiciste... Pero primero hay que atenderlo.
–Yo... lo siento... No estaba consciente y no quería lastimarlo pero solo pasó, no pude evitarlo. –el mas alto dejó a Jungwon recostado en el sofá y persiguió a su primo por toda la casa, dando más explicaciones innecesarias ya que estaba muy nervioso.
–Deja de seguirme, joder. Me pones nervioso a mí. –suspiró el mayor a la vez que volteaba de forma repentina a verlo con más enojo del que le había sacado en su vida.
– Lo siento...
– Y deja de disculparte o te mato. –gracias a aquello pudo conseguir su esperado silencio para curar al chico sin alterarse más. Cuando acabó, vendó su cuello y lo dejó descansar. – No sé cómo lo hiciste pero no perdió demasiada sangre, parece que te detuviste a tiempo. Estará bien con algo de reposo... ¡AAH! Debería ponerte una correa y sacarte de ese colegio.
– Yo de verdad no quería hacerlo... -volvió a excusarse. – Cuando abrí los ojos ya lo había hecho y es que su sangre olía tan dulce que pensé que sería deliciosa... –sus ojos parecieron brillar por un momento mientras se lamía el labio inferior que aún tenía rastro de aquel sabor.
– Te me controlas, pendejo. –Heeseung le dio un golpe en la cabeza y Jay hizo un puchero. – Cuando despierte vas a tener que arreglártelas para que no se haya quedado estúpido por el trauma.
– ¿Qué haré? ¡Él es... Bueno, lo quiero!
– Te hubieras abstenido y esto no sucedería. Cuando escapamos de casa prometiste que te ibas a contener, idiota. –el pelinegro se llevó las manos al rostro intentando pensar en alguna solución.
Un sonido de queja interrumpió la respuesta del moreno.
– Ah, me duele... –Jungwon se llevó una mano al cuello notando que este estaba vendado. Intentó sentarse en su lugar mientras miraba a su alrededor, tratando de no entrar en pánico cuando se dio cuenta de que no era ni su casa, ni la escuela, mucho menos un hospital. – ¿Qué demonios? ¿Dónde estoy?
– Estás en mi casa... –contestó Jay y cada vello del cuerpo de Jungwon se erizó aterrado.
– ¿P-Por qué me trajiste? –a medida que el mas alto se acercaba, más temblaba él. – ¡No te me acerques! ¿Quieres matarme?
– Míralo desde este punto de vista... Si él quisiera matarte, lo hubiera hecho ya. –intervino el otro vampiro. – ¿No sabes ser agradecido? Yo te curé eso... Mi primo es un idiota que no frecuenta mucho a los humanos dulces como tú. –explicó, sin embargo, Jungwon no parecía entenderle ni una palabra.
– Wonnie... Soy lo que tu gente llama... ¿Un vampiro? –intentaba explicarlo con palabras que este pudiera entender. – Juro que no quería hacerte daño, pero el instinto fue más fuerte. –el mayor se disculpó con la mirada en el suelo de lo avergonzado que se sentía.
– No me interesa lo que seas, solo déjame ir, puto loco.
– Nadie te está reteniendo... –el mayor de todos señaló la puerta con la mirada para luego posarla con total frialdad sobre la de su invitado.
Como pudo, Jungwon se levantó tomando el saco de su uniforme y así, de la misma forma, caminó con dificultad hasta la puerta, sacando el seguro y abandonando el lugar.
Jay intentó seguirlo pero su brazo fue tomado con una fuerza impresionante por su primo, quien le miró amenazante dejando en claro que si se iba, se despidiera de su vida.
Jungwon caminó lo más rápido que pudo, mirando en todo momento hacia atrás hasta que salió de aquel tétrico edificio y pudo tomar un taxi, suspirando a la vez que se llevaba la mano temblorosa al pecho y notando como sus latidos estaban acelerados por el terror que sentía. Su Jay resultó ser un monstruo, un maldito loco que casi lo mata. La peor parte no era que no se permitía odiarlo por eso, sino que también le temía y demasiado.
No se enteró de como su madre no pidió explicaciones sobre su cuello vendado y la ropa con manchas sangre, pero mejor era no explicar nada, necesitaba descansar, olvidarse de todo, por lo que subió a su habitación para tirarse sobre la cama. Así, sin más, cerró sus ojos para intentar dormir, pero algo raro sucedía. No podía quitarse esa mirada penetrante y aquella sonrisa de maldad de la cabeza, aquellas que Jay le dedicó antes de desmayarse. ¿Por qué? ¿Qué mierda le pasaba? Ese loco había intentado matarlo y él se daba el disgusto de no dejar de pensar en eso... ¡En eso!
Las personas pueden tener un nivel de masoquismo elevado, pero lo suyo ya no tenía nombre... De solo recordar la forma en la que aquellos colmillos penetraron en su piel y como con la succión sentía la sangre abandonar su cuerpo, lograba que deseara sentirlo nuevamente de una manera escalofriante.Levantó una de sus manos y vio como esta temblaba... ¿Cómo se podía estar tan asustado y atraído por alguien?...
Llevó su antebrazo a cubrirse los ojos y con un suspiro se esforzó por dormir un rato.
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SWEET BLOOD ; jaywon
VampirosEl olor a sangre era muy fuerte. Abrió sus ojos y se separó del cuello de su amigo, no sin antes relamerse los labios y sonreír mostrando sus afilados colmillos ensangrentados. Jungwon sabía que ese no era el Jay que él conocía, no podía tratarse de...