Capítulo 1: El secretario ideal

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¡Hola, Lectores! Bienvenido a la secuela de "¿Quién miente más? La venganza para ambos llegará". 

Solo quiero decirles que este primer capítulo no está basado en una canción, sino en un poema de Mario Benedetti, llamado: La secretaria ideal. El marcador les indicará quien narra, y creo que  eso es todo. Disfruten~

Yo soy el secretario ideal

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Yo soy el secretario ideal

Mi nombre es Akaashi Keiji, y soy un joven trabajador de 24 años. Eh sido criado en una familia estricta y educado por los mejores profesores de todo el mundo. Se podría decir fácilmente que... soy el joven "perfecto".

Mi jefe es elegante,

Mi jefe es tan discreto,

Es alto, distinguido,

Es un jefe completo.

Trabajo en una gran empresa hotelera como secretario del dueño y jefe supremo, Kuroo Tetsurou. Él es interesante, tiene elegancia y gran porte, además de una lengua afilada y perspicaz. Es alto y atractivo, sin embargo, también es muy bromista y algo molesto. Aún así, es un jefe completo.

Cuando viene y me ordena:

<<una copia textual>>,

Yo soy el secretario ideal.

Siempre doy lo mejor para complacer a los demás, es lo que mis padres me enseñaron a hacer. Entonces, cuando viene mi jefe y me ordena: "-Tráeme un café y el balance de gastos. -" Yo cumplo con lo ejemplar, después de todo, soy el secretario ideal.

Mi jefe tiene esposo,

Dos hijos y tres criados.

El esposo por lo menos

No lo comprende nada.

Sé que mi jefe tiene esposo, dos hijos y tres criados, un par de veces fui a su casa. Kozume Kenma me pareció agradable, sin embargo, note que no se entiende para nada con su marido. En cambio, sus hijos fueron los pequeños más lindos del mundo, saludándome con cortesía y regalándome sus dibujos.

Los criados me miraron mal, especialmente Lev. No entiendo que tienen contra mí, pero como el secretario ideal, no me puedo quejar.

Cuando él viene y me dice:

<<somos tal para cual>>,

Yo soy el secretario ideal.

Mi jefe viene seguido a mi escritorio, continuamente suspirando molesto. Me mira con cansancio y me dice siempre la misma frase: "-Sabes, Akaashi. Kenma y yo somos tal para cual. -" A lo que yo respondo con voz monótona: -Animo, Kuroo-san. Yo estoy para asistirle en todo lo que necesite, después de todo, soy su secretario ideal. –

Mi jefe tiene un Mustang

Y algún apartamento

Donde vamos a veces

Yo y su remordimiento.

Mi jefe tiene un auto lujoso, muy bien cuidado y siempre lustroso. Me lleva en el a un departamento constantemente, y siempre terminamos con remordimientos.

Entonces lo conformo:

<<es pecado venial>>,

Yo soy el secretario ideal.

No me gusta ver a mi jefe triste, mucho menos mirándome con culpa, así que siempre le digo: -No te preocupes, no le diré a nadie. – y él sonríe aliviado.

No puedo decirle que odio hacer esto. No puedo decirle que no quiero guardar el secreto. Al final de cuentas, soy el secretario perfecto.

Mi jefe se comporta

Como un tipo maduro,

La panza disimula

Cuando viste de oscuro.

Sé cuando mi jefe tiene visitas, ya que se viste de luto y comporta como alguien maduro. La ropa negra lo hacer ver más imponente, y su sonrisa se vuelve indiferente.

Y si bosteza y dice:

<<hoy no, me siento mal>>,

Yo soy el secretario ideal.

Siempre que alguien viene, mi jefe lo pasa mal. Se estresa demasiado y luego cae cansado. Suele decirme: "-Lo siento, Akaashi. Hoy estoy muy mal. -" y yo siempre le respondo: -No pasa nada, Kuroo-san. Me encargare de que nada salga mal. – Después de todo, soy el secretario ideal.

Y a mí mismo me digo

el cansado ritual:

<<Yo soy el secretario ideal.>>

Llego a casa todos los días, cansado y abatido. Me miro en el espejo y sonriendo me digo: -Soy el secretario ideal. – Sin embargo, ya no quiero serlo más...

Toda mi vida me enseñaron a ser perfecto, a cumplir con las expectativas de todos, pero hay algo con lo que ya no puedo seguir... y es la farsa de ser solo el secretario de un hombre casado...

Llevó dos años complaciendo a Kuroo-san en todo, estando a su lado en cada momento, rompiéndome el lomo para que nada se desmorone... y estoy cansado... Ya no quiero ser una sombra, ni el chisme de la oficina, entonces...

Adiós, adiós, secretario ideal. Hola, hola, amante mordaz. 

¿Quién miente más? Somos tal para cualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora