Capitulo 8

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Alexa's POV

 

Mis pequeñas manos encerraban aquel papel que horas antes me había devuelto Harry, recordando cada detalle de aquella conversación dentro de su auto.


*Flashback*


—- Esto te pertenece. —- Dijo estirando su brazo, con el puño cerrado. Extendí el mío y lo dejo caer su contenido sobre mi palma. Un color amarillento brillo en ella. —- Lo encontré sobre el asiento después de que bajaras. Supongo que eso responde a tu pregunta. —- Su ceño estaba fruncido, de nuevo, con cierto enfado con sus ojos.


Sus manos, sujetadas al volante, estaban tornándose amarillas por la fuerza aplicada en ellas. Agache la cabeza observando como mis manos jugueteaban con nerviosismo. Suspiró. Estaciono el auto y luego me miro.


—- Me hubiera gustado que me lo dijeras, quiero decir, sabes que puedes confiar en mí, ¿Verdad?


—- ¿No vas a golpearme? —- rio mientras negaba con la cabeza. —- ¿No vas a burlarte de mí? —- Volvió a negar pero esta vez, su rostro estaba serio. —- ¿No vas a lastimarme?


—- Créeme que lo último que quiero es eso.


—- Supongo que puedo confiar en ti.


—- ¿Supones?


—- Creo que olvidas el detalle de que nos conocimos 3 semanas atrás. —- Su rostro se mostró confundido por unos segundos y luego entendió. —- Además, ¿Cómo sé que puedo confiar en un mujeriego?


—- ¿Tengo pinta de serlo?—- se señaló a si mismo fingiendo estar ofendido pero su sonrisa lo delataba.


—- ¿Tengo que decirlo? —- ambos reímos.


—- Será mejor que te deje en tu casa. —- Encendió el auto y emprendimos camino hacia mi hogar.


*Fin del Flashback*



Lo cierto es que, además de Louis, creo que puedo confiar en Harry. Muy dentro de mí hay una pequeña voz que susurra en cada rincón de mi cerebro que confié en él, que le deje conocerme así como yo lo quiero conocer.

Nunca me había pasado nada comparado con esto.


Tal vez sea tiempo de escucharla...

 

Esta sería la primera noche, desde que enfermo mi madre, en el que dormiría en casa pero no puedo evitar pensar en cómo estaría en aquel lugar tan carente de calor, en su cama con las blancas sábanas, esperando  que alguna enfermera apague por fin las luces.

A pesar de que mi hogar sea tan pequeño se puede sentir muy solitario cuando ella no está aquí.


Un timbre conocido para mis oídos comenzó a hacerse notar por toda la casa. Era una llamada telefónica, la cual no estaba muy lejos de ser atendida.

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