Sandu Shengshou

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Lan Wangji estaba de pie en los jardines de Lanling Jin. Cerca, Wei Wuxian conversaba con el jefe cultivador, Nie Huaisang. Debía ser algo divertido. Ambos reían. Lan Wangji no entendía de qué y decidió caminar un poco.

- Pero mientras Wei Ying esté feliz, todo estará bien. - Pensó para sí.

Estaba cansado. No quería ver a nadie. Habían llegado hace poco a los Recesos, después de unos meses de cacería y viajes. Solían ir y venir. No paraban por mucho tiempo, pero en estos dos años, habían ido al menos cuatro veces a Gusu.

Esta vez fue diferente. Su hermano y tío estaban en Lanling Jin para una conferencia oficial. Ésta era muy importante. La primera que organizaba Jin Rulan después de los sucesos del templo Guanyin.

La secta Lan decidió hacer un despliegue de poder y llevaron una comitiva particularmente grande. Por eso, cuando el matrimonio llegó a los Recesos, la mayoría de los discípulos mayores y los maestros estaban en la Torre Koi.

Wei Wuxian insistió en ir, en vez de esperarlos. Ahora, Lan Wangji lamentaba haber transigido. En el salón principal estaban las personas que más detestaba en el mundo, demasiada gente, para su sorpresa, y una en particular, muy a su pesar.

El matrimonio decidió quedarse en un jardín anexo al salón principal. Cuando llegaron, los líderes estaban enzarzados en una discusión. Lan Wangji no consideró oportuno entrar.

Poco después, el líder de secta Nie llamó a un receso, más para bajar los ánimos, que por necesidad. Y ahora se encontraba en el jardín en cuestión, hablando animadamente con el maestro Wei, moviendo su abanico, una extensión de su brazo, a estas alturas.

Lan Wangji estaba esperando que la secta Lan saliese. Ya lo habían hecho varios discípulos mayores, pero su hermano y su tío aún estaban dentro.

Impaciente, el segundo Jade se asomaba al salón. Para su sorpresa, vió a los Lan hablando muy cerca con un grupo de tres. Había dos mujeres muy esbeltas y fuertes guardando las espaldas de una figura aún más alta.

Ellas iban vestidas de un púrpura casi negro. El cabello, recogido en intrincadas trenzas atadas en una cola alta, tenía plumas turquesas y azules de pavo real, que caían a lo largo de la larga coleta. También llevaban sus espadas y unos carcajs en las espaldas.

Cada una empuñaba un arco, finamente adornado. Lang Wangji reconoció los motivos como símbolos de la secta Meishan Yu. Quizás fuesen las famosas arañas que resguardaban al líder de secta Jiang desde los eventos del Templo Guanyin. Su consejo de ancianos le obligó a ir siempre protegido, temían perder a su líder en medio de la confusión posterior.

No les veía las caras, pero notó que la figura más alejada tocaba el hombro de su hermano. Éste hablaba y sonreía. Volteó a ver a su tío, que también sonreía y asentía.

El hombre de espaldas iba vestido en un violeta bastante más claro, casi lila. Llevaba el cabello recogido en trenzas, que a su vez se unían en una media cola. El resto del cabello le quedaba suelto y se veían adornos de plata que seguían el camino de las trenzas al caer. Tenía un cabello larguísimo y brillante, como si llevase un manto hecho de la noche y los adornos de plata fuesen las estrellas.

Ese estilo no era propio de ninguna secta y menos en los cultivadores masculinos. Entonces, recordó que había visto estilos similares muy al norte, en los límites con Mongolia, con los nómadas de las estepas. Eran guerreros fuertes y fieros, que no temían a nada.

- ¿Pero por qué llevan los colores de la secta Jiang? - pensó.

Lan Wangji estaba en estas cavilaciones, cuando se sobresaltó. Su hermano abrazó al hombre, un gesto tan íntimo en un lugar tan público. Sin embargo, ese abrazo se vió absolutamente natural y cómodo, como si fuese lo más normal entre ellos.

El calor de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora