𝖒𝖚𝖙𝖊 (𝖉) ━━ hualian [mini au] 📌
Un joven delgado y atlético atravesó la estancia destrozada con cautela, su mirada enrojeciéndose en los bordes ante cada paso que daba, la oscuridad, el desastre y la desesperación impresa en cada objeto destrozado y lienzos a medio terminar, algunos ni siquiera comenzaron, simplemente siendo una mezcla de colores sin sentido. Para Hua cheng, todo siempre tuvo un sentido y un por qué, cuando observaba sus pinturas cada pequeña línea tenía su lugar.
El castaño se detuvo en la puerta abierta de la habitación que una vez ambos compartieron con felicidad, observó con dolor en su corazón el dibujo hecho a mano por Hua cheng sobre la parte superior de la entrada, un diminuto hurón blanco con mejillas rosadas y una boca pequeña enredado con un pequeño zorro fenec rojizo, con orejas erguidas blancas en la parte superior. Estaban entrelazados durmiendo, eran por supuesto, Hua cheng y Xie lian.
Los orbes castaños del joven viajaron a través de la habitación con las cortinas corridas, a pesar de ser media tarde apenas, era como si la noche se hubiera instalado perpetuamente en la estancia. La cama estaba vacía, las sabanas una vez pulcras estaban rotas, tiradas descuidadamente en la superficie mullida.
—Hua cheng...—musitó con la garganta contraída. El otro joven, de mechones como tinta, estaba con la espalda apoyada en el borde de la cama, una botella de vodka a medio tomar en su mano derecha, en su izquierda, un álbum.
El álbum era pequeño, grueso, escrito con letras desordenadas e casi inteligibles. Fotos de diversos momentos acomodadas con pequeñas flores secas, cintas de colores y pequeñas notitas con dos tipos de letra en especial, una hermosa y la otra que parecían rasguños de pollo. Sin embargo, ambas encajaban perfectamente.
Aquel era un trabajo conjunto, de Xie lian y Hua cheng, porque era su vida en notas y fotografías, sobre cualquier otra decoración, un par de sonrisas brillantes como el sol destacaban como luces en el firmamento.
—Hua cheng. —murmuró de nuevo, esta vez un poco más fuerte, queriendo ser escuchado. El pelinegro se negó a moverse, bebiendo un trago más de su bebida—. ¿Qué has hecho con tu vida?
Silencio, aquella fue su respuesta. Hua cheng se negaba a dirigirle la mirada.
—¿Cómo hiciste esto tan rápido? ¿Cómo te hiciste esto? Hua cheng, respóndeme... —el sonido de su voz es tembloroso, quiere gritar todas las palabras que tiene atoradas en la garganta, quiere ser escuchado.
Hua cheng permanece en su lugar, silencioso como si todas las palabras hubieran sido arrancadas hasta dejar aquel ser temerario y callado.
—¿Por qué me dejaste, Xie lian? —mantiene la boquilla de su bebida contra sus labios, desde su posición al otro lado de la cama, puede ver su cuerpo de espaldas—. ¿Pensaste al menos en devolverte una vez te calmaste?
—Tuvimos una discusión, quería darte espacio, Hua cheng. Yo también lo necesitaba, no quería gritarte más, no es que al irme y regresar, todo fuera diferente. Sólo quería...respirar. —se acercó un paso a la cama, temiendo causar una tormenta aún más fuerte.
—No volviste, Xie lian. No volviste a mí, ¿fue mi culpa por no detenerte? Lo siento...—el joven siempre tuvo una voz vivaz, ahora tenía un tono tembloroso—. Debí detenerte, debí hacerlo sin importar nada, eras mi vida y te deje ir así.
—Yo quería irme, Hua cheng, lo necesitaba. Sé que fue imprudente pero no pretendía irme para siempre, quería irme sabiendo que podría regresar a ti de nuevo.
—No volviste, te fuiste, me dejaste aquí solo, ¿cómo pudiste? —su voz se quiebra hasta convertirse en llanto, Xie lian intenta apresurarse y consolarlo, sus pies se mueven sin pensarlo. Pero no logra llegar a su lado pues Hua cheng se levanta con una expresión destrozada, sus hermosos obres fénix ahora un par de cuencas rojizas.
—Volví, aquí estoy, ¿no puedes verme?
Aquellos oscuros pozos se fijan en su posición, pero miran a través de él, Hua cheng aprieta los puños de sus manos, arroja la botella al suelo a su lado, Xie lian se asustó brevemente. Hua cheng siempre fue alguien tranquilo, pero aquella explosión de su parte más que miedo, le hizo sentir culpable.
—¿De qué sirve? ¿De qué sirve que volvieras así? ¡No era como yo quería que volvieras a mí! ¿Sabes lo difícil que es ver todo lo que era nuestro convertirse en solo mío? —largos ríos de lágrimas manchan sus mejillas pálidas, hundidas—. ¿Xie lian, me escuchas? Donde estás, ¿puedes entender lo mucho que me duele vivir cada día sabiendo que ya no estás conmigo? En cada respiración, en cada llanto, en cada esquina te veo constantemente sin poder tocarte, nunca podré volver a hacerlo. —el azabache camina hacia la mesita de noche, tomando una fotografía del invierno pasado donde ambos observan la cámara con mejillas rojizas, sus largos dedos acarician la fría superficie de vidrio—. No puedo seguir viviendo en este lugar, tú no estás aquí, necesito...necesito salir de este hoyo en el que jamás podrás volver a mí, ¿amarías a este hombre destrozado?
Xie lian esta vez es quien no pronuncia palabra alguna, ahogándose con sus propias lagrimas desesperadas, ¿cómo pudo irse y no volver cuando debió? Incluso si dolió su discusión, debió volver de inmediato para decirle que los gritos y quejas fueron momentáneas, que su amor por él, superaba cualquier cosa. Eran una pareja, pudieron hablarlo pero en cambio, están aquí, en una relación rota.
—Lo siento, lo siento...—oculta su rostro húmedo en las palmas de sus manos—. ¿A-aún hay salida para nosotros, Hua cheng?
Hua cheng, tiembla en su lugar, girándose de tal forma en que no puede escuchar sus sollozos. Finalmente toma una decisión, su cuerpo se mueve ignorando los trozos de vidrio hacia el armario, de la parte interior saca una maleta violeta, la cual es bruscamente arrojada en la cama deshecha, con un suspiro entrecortado sus manos toman diversas prendas de ropa, arrojándolas sin dudar en la maleta sin un segundo pensamiento.
—¿Qué haces? ¡Hua cheng! ¿Qué estás haciendo? —Xie lian tropieza con sus propios pies intentando a llegar a él, los vidrios están bajo sus pies pero no siente dolor alguno, sin dejar huella alguna—. ¡No puedes irte!
—No quiero irme, no quiero irme, ¿puedo dejar tus cosas aquí temiendo que desaparezcan como tú? Simplemente no puedo, pero tampoco puedo seguir aquí, no puedo. —oculta su hermoso rostro pálido y demacrado en su palma derecha ahogando un sonido moribundo.
—No te vayas, quédate conmigo, ¿podemos resolverlo, no?
Hua cheng parece no escuchar, pues cierra la maleta con un par de tirones, no sin antes depositar la fotografía de ambos dentro. Sus pasos son rápidos cuando se aleja por la puerta. Xie lian lo sigue como su sombra, implorando su nombre casi con desesperación.
—¡Hua cheng, no te vayas! Hua cheng, aún podemos...—musita alterado, pero Hua cheng no se detiene hasta llegar a la puerta principal, coincidiendo con su grito final—. Si cruzas esa puerta...si la cruzas, ¡entonces tú y yo, tú y yo no volveremos nunca!
Los orbes siempre cálidos de Hua cheng, ahora rojizos y hundidos, miraron tras él con dolor, con un susurro que no pudo escuchar, finalmente abrió la puerta y salió sin dudar. El portazo que dejó sacudiendo cada esquina del departamento y corazón de Xie lian, quien se arrodilla en el suelo con lágrimas corriendo por su hermoso rostro.
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𝖒𝖚𝖙𝖊 (𝖉) ━━ hualian [mini au] 📌
Fanfic٠⸼⊹─ 𝐒𝐎𝐂𝐈𝐀𝐋 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐀𝐔 | gritos a viva voz, palabras que nunca quisieron ser pronunciadas, sentimientos que debieron aclararse pero no lo hicieron, ni podrán hacerlo jamás. las secuelas de la relación rota de xie lian y hua cheng desde...