6. Incidente

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Ámbar y jade se encontraban. La azulada mirada, furiosa, amenazaba a la contraria. Se sentía traicionada. La brisa hablaba en su silencio. En su duelo de miradas, era su único testigo. Las nubes aún oscurecían el firmamento, con indicios de tormenta.

Tartaglia afirmó su agarre en sus dagas y embistió contra el arconte. Determinado lanzó cortes veloces contra él. Mas, su contrincante era un experto guerrero que no se dejaría opacar; con habilidad y determinación esquivaba cada uno de los golpes. Frustado ante la falta de aciertos, dobló la intensidad de sus ataques.

En el fervor de su ataque el heraldo habló:

- Morax, ¡entregame la gnosis! -vociferó apuntandolo con su daga.

- Childe, no es necesario recurrir a la violencia, podemos hablar... -pidió el arconte.

Su respuesta fue una patada apuntada a su rostro que esquivó con gracia.

- Mi misión es retraer tu gnosis, ¡no fallaré! -explicó determinado-. Mi diosa me lo encomendó, no la decepcionaré.

Zhongli esquivaba a diestra y siniestra los movimientos ajenos. Nunca se imaginó que su pequeño picnic se viera envuelto en tal conflicto.

- Childe, el acuerdo con la Zarina es de carácter confidencial -comenzó a hablar mientras inclinaba su cabeza hacia un lado, evitando una flecha que se dirigía a su frente-. Pero lo que si te puedo decir es que le entregaré mi gnosis a cambio de una amenaza para Liyue. Quiero comprobar que mi pueblo es más que capaz de defenderse por si mismo.

Si bien Tartaglia estaba escuchando los detalles superficiales del contrato, hacía caso omiso a sus palabras. Viendo la poca efectividad de sus ataques decidió que deberia recurrir a más poder, decidió usar el poder de su engaño.

Púrpura se manifestaba violentamente en aquella cima. Con nueva velocidad embistió contra su acompañante. Mas, algo similar a un muro lo detuvo: el castaño había invocado un escudo.

Dorados brillos ahora emanaban de su silueta, brindándole un aura de omnipotente. En efecto, era una encarnación Celestial.

No se dejó intimidar por esa aura divina, inclusive lo enfurecía más verlo en ese estado. Esta vez intentó aproximarse con su lanza doble. Sin embargo, el escudo no cedía en lo más mínimo.

- ¡Morax! ¡Tómame como desafío para tu pueblo! -exclamó entre el combo de ataques.

El consultor meditó esas palabras. Tomarlo como amenaza menor significaba que su pueblo lo iba dañar, que lo iban a lastimar. Para nada le apetecía que su gente y que su amado tomen el camino de la violencia entre ellos.

- No puedo permitir tal cosa Childe -exclamó  mientras endurecía su escudo y caminaba hacia él en medio de su batallar-. Por favor, termina esta insensatez y conversarmos.

- ¡Cobarde! -gritó al tiempo que canalizaba su energía en un ataque. La lanza no hizo más que rebotar en el escudo.

Sus ataques no estaban siendo para nada efectivos, necesitaba más poder.

- ¡Nada se interpondrá en mi misión divina! -rugió mientras comenzaba su transformación. Sus extremidades prontamente se vieron envueltas en armadura abisal, su rostro fue cubierto por una máscara rojiza y de su espalda salía un manto estelar.

Sin un segundo que perder, formó un arma y embistió una vez más contra el arconte. Un golpe tras otro azotaban el muro de jade que poco a poco cedía con cada golpe, mostrando pequeñas fisuras en la misma.

Zhongli por su parte estaba atónito. Sintió pudor al ver tal grotesca transformación. ¿Por qué el abismo había clamado como su guerrero a Childe? ¿Con qué derecho, con qué osadía había hecho tal actuar?

Wildcard | Zhongli X Tartaglia/ChildeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora