"Deje ahà usted señorita, yo se lo hago. El señor Ovidio me dejo instrucciones que no querÃa que usted se moleste y cocine. Mejor dÃgame que les hago" dijo Socorro, la encargada.
Me fui a acostar otro ratito con Ovidio. El se comenzó a despertar. Cuando se estiró, sus manos se movÃan tratando de buscarme. Me abrazo bien fuerte y vio lo que traÃa puesto. Me empezó a manosear. Este hombre era bien caliente. Solo se la querÃa pasar tocándome pero yo ya me habÃa acostumbrado.
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