Estábamos acostados en la cama Ovidio y yo cuando el se saca una pistola de sus pantalones.
"Mira mi chula. Esta hermosa. Le puse tus iniciales" me dijo sonriendo.
"Ayyy mi amor. Averla" le dije.
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La agarre y me tome una foto en mi cámara con ella. Ovidio salía atrás.
"Mi vida te vez preciosa" me dijo. Me empezó a tocar mi parte. Ovidio era como un niño. Siempre quería de mi. Para todo me necesitaba. Para todo me hablaba. Para todo quería saber que hacía y que donde ando. Era demasiado tóxico pero tan tierno. Lo amaba. Yo sabia que jamas lo dejaría. Esta era mi última relación. Ya estábamos casados. Jamas me iba a divorciar de el. El ya me había dicho que si lo dejaba por otro el me iba a matar a mi novio con sus propias manos.
"Amor te amo" le dije mientras me metía sus dedos.
"Yo mas mujer" me dijo, quitándome toda la ropa.
"Tu nomas me quieres andar haciendo el amor papi" le dije sonriendo.
"Pues obvio mamacita, si estas bien buena" me contesto.
Ya no me gustaba que el Ovidio siempre me trajera ganas. Eso de andar haciendo el delicioso mas de tres veces al día es mucho cansancio. Por eso cuando lo dejo lo ago que el haga todo el trabajo y yo ni me muevo. Había veces que venia bien loco a las 4 de la mañana bien tomado y drogado de el antro y me despertaba sacudiendo mis hombro lentamente. "Mujer" me decía bien pedo.
"Que paso mi amor, me quede bien dormida" le conteste bien dormida.
"Quiero hacer el amor mi vida" me dijo.
"Papi es bien tarde" le dije.
"Tu no tienes que hacer nada. Solo acuéstate y yo me muevo" dijo Ovidio.
