Bajo la luna

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Ya era de noche, la luz de la luna iluminaba las calles del reino, los ciudadanos bailaban y festejaban la victoria de la batalla.

Los reinos vecinos tambien se unieron a la celebracion, felices de que al fin la guerra acabo y que ahora los barbaros podran regresar a su reino en las Montañas Doradas.

Mientras, Maya estaba en el templo con su familia sentados en la gran mesa, cenando y conversando sobre sus aventuras durante su cruzada. Al recordar, la aguila guerrera sintio algo de nostalgia, ya que esos momentos eran demasiado felices, mucho antes de la tragedia de uno de sus amigos. Pero ella sabe que ahora esta con su familia, en un lugar mejor.

- Entonces, que piensan hacer despues de esto?- Maya le pregunto a sus amigos guerreros.

- Bueno, y-yo pienso que regresar a Isla Luna con La Gran Bruja, aun me necesita, despues de todo.- Dijo Rico con seguridad, recordando la promesa que le hizo al Gran Brujo.

- Pienso que tendre que regresar a las Tierras de la Selva, la Reina Viuda me hizo su arquera personal, asi no tendre que regresar al arbol quemado.- Dijo Chimi con una mirada triste ante la mencion de su antiguo hogar quemado.

Al ver su expresion, Rico la toma de la mano, haciendo que la calavera arquera le sonriera.

Maya sonrie ante la escena y voltea a ver a Zatz.

- Y tu, Zatz? Se que ahora ya no podras volver al inframundo, la Puerta Divina esta destruida.- Dijo Maya con un tono de preocupacion en su voz, sintiendose un poco culpable ya que Zatz no podra regresar a su hogar.

- En realidad, no es el unico lugar en el que vivo. He estado en Zotzilaha desde que tengo memoria.- Dijo Zatz con una expresion tranquila.

- Espera, espera, espera, Zotzilaha es real?- pregunto Chimi, quien estaba sorprendida ante la revelacion.

- Oh, si. Se ubica en lo mas profundo del Bosque sin Fin, casi cerca del territorio de las Tierras de la Selva. Solo entraba al Inframundo cuando soy necesitado por el Dios Mictlan.-

- Como es que no me di cuenta si estaba muy cerca? Siempre he querido ir ahi desde que era una niña.-

- Ah, no te preocupes. Muy pocos mortales lo han encontrado y han sobrevivido a ello.- Cuando Zatz dijo eso, su voz sonaba en un tono oscuro haciendo que todos los presentes se estremecieran.

- Pero si les gustaria ir, con gusto los llevo hasta alla.- Dijo con una sonrisa.

- ¡Por mi, con gusto!- Dijo Chimi emocionada con ver al fin la Casa de los Murcielagos.

Los Reyes de Teca se dirigieron a su hija y su madre le dijo: -Wow, mija. Si que te encontraste buen partido eh?- dijo con una sonrisa maliciosa.

- Mama!- Maya exclamo con la cara roja como tomate.

La Reina se rio por la exprecion de su hija hasta que se dio cuenta que los reinos estaban apunto de irse.

- Bueno, creo que es hora de despedirnos-
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Despues de despedirse de sus amigos y aliados, Maya los vio irse desde lejos, deseandoles que regresen con bien a sus respectivos reinos, pero habia alguien que no queria que se fuera, al menos no todavia.

- Te gustaria quedarte aqui por una noche, joven principe?- Dijo la Reina Teca con una mirada maternal. Al escuchar eso, Maya se emociono mucho al pensar que su amado se quedaria con ella.

- Ah, que amable de su parte, majestad, pero no quisiera causarles ninguna molestia.- Dijo Zatz sorprendido y a la vez apenado por la generosidad de la reina.

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