𝕋𝕙𝕖 ℙ𝕖𝕣𝕗𝕖𝕔𝕥 𝔼𝕞𝕡𝕚𝕣𝕖 // ᴍɪᴛᴀᴋᴇ

7°

Mikey tomo suavemente a takemichi en sus brazos dándole una pequeña mirada de "cariño".

—Ya puedes moverte, no me obligues a ordenarte denuevo takemitchi~—

El pelinegro asintió con inseguridad quedándose completamente quieto, la reciente herida dónde se encontraba su tatuaje ardía como el infierno y le daba cierta picazón.

—Ya que te estás portando tan bien, es hora de llevarte a comer—

Musito sacando al más joven de la habitación cargando lo hábilmente por los pasillos hacía un comedor enorme, takemichi supuso que es ahí donde cenaban todos esos criminales, de solo pensarlo no podía evitar que su piel se erizará.

—Por cierto, para que te acostumbres, a partir de hoy llámame mikey—

El peli negro estaba dispuesto a llevarle la contraria a su captor, pero el solo pensar en que podría hacer con su cuerpo hizo que simplemente asintiera con obediencia.

Una vez en el sitio correcto mikey se sentó dejando en su regazo al pelinegro, con solo un pequeño movimiento la servidumbre comenzó a dejar varios platos en la mesa, no mucho después los ejecutivos de bonten llegaron a la mesa sentándose en dónde estaba predeterminado.

—Como se dice takemitchi?—

Sonrió de forma calculadora dejando que el pelinegro se llevará la atención de todos los ejecutivos e incluso algunas sirvientas que estaban allí esperando alguna que otra orden.

—Takemitchi.—

La voz profunda del vampiro le hizo temblar pellizcando sus piernas para poder tener el valor de responderle.

—G-gracias m.....Mi-mikey—

El albino pareció estar satisfecho con su respuesta a si que simplemente acaricio el cabello revoltoso del pelinegro y se dispuso a observar como comía.

A la vista de takemichi parecía un plato normal de comida, una carne que parecía perfectamente cocinada, a un punto jugoso, de hecho el azabache no había comido correctamente por días a si que no pudo evitar mostrarse hambriento, aunque realmente dudaba seriamente en comer ¿Y si había alguna droga? Tenía miedo para ser sincero, pero más grande era el temor de lo que pasaría después si no se los come.

—Vamos takemichi, come un poco, si no te gusta me encargaré de deshacerme del cocinero. —

De solo pensar en que alguien muera por su culpa fue lo único que lo impulso a probar un pedazo de aquella carne, con mucho cuidado perforó con un cuchillo enterrando el tenedor y finalmente introduciendo el trozo de jugosa carne en su boca.

Para ser sincero el sabor era increíble, no era como cualquier carne que hubiera probado en su vida, era un sabor que saciaba su apetito, inconscientemente comió continuamente sin dejar absolutamente nada en el plato.

—Disfrutaste de tu comida takemichi?—

El joven avergonzado y aterrado asintió rápidamente bajando la cabeza sin atreverse a mirar directamente en esos ojos oscuros que lo asustaban.

Para distraerse tomo un vaso de agua intentando digerir lo que había comido anteriormente.

—Me alegro de que la carne humana fuera lo suficientemente buena para ti.—

La reacción del pelinegro fue casi de inmediata, escupió por completo el agua en su boca quitándose del regazo de mikey para comenzar a toser, las ganas que tenía de vomitar ahora eran horribles y no mucho después había expulsado todo lo que había ingerido, se sentía enfermo, juro nunca en su vida llegar a comer carne humana incluso para beber sus sangre era muy precavido.