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Después que los dos terminaran de comprar unos bonitos cupcakes de glaseado rojo, se encaminaron al ascensor que los transportaría al sexto piso, donde se encontraba el área de ballet para niños.

—Papá—. Llamó A-Yuan, quien iba aferrado a una de las manos de Lan Zhan, mientras que en la otra llevaba los cupcakes.

—Dime—. Contestó bajando la mirada para poder ver a su hijo, quien parecía tener una lucha interna con las palabras—. Tómate tu tiempo, no te abrumes con tus palabras e ideas. Yo espero—. Agregó con un suave apretón en su pequeña mano.

Después de un rato se escuchó un suspiro, al parecer su hijo había resuelto el conflicto que tenía con sus pensamientos.

-Papá, quiero invitar a Xian-gege, a mi recital de invierno—. Dijo con un tono más decidido.

Eso lo tomo por sorpresa. Normalmente, A-Yuan le pedía que no invitara a nadie de la familia, solía decir que con solo él estaba bien. Él respetaba su decisión porque no quería incomodar a su hijo con cosas innecesarias, por lo tanto, que sea su propio hijo quien se lo pida es algo totalmente alucinante.

—Pregúntale si le gustaría asistir—. Fue lo único que agrego, de todas formas, no era como si pudiese añadir mucho a la conversación.

Cuando por fin llegaron el ascensor se detuvo en piso donde se encontraba el aula de los juniors. Sin duda alguna, se enamoraron y no fue precisamente del hermoso paisaje que dejaba ver el gran ventanal. 

No, fue más bien del hermoso chico que parecía perdido contemplando las nubes grises y el andar lento de las personas.

Al parecer, la actividad favorita del viento era jugar con el alocado cabello de Wei Ying. Hasta las nubes y Sol parecían pelearse para poder tener el privilegio de contemplarlo.

Lan Zhan sintió su corazón latir con locura. 

Mientras en el pequeño pecho de su hijo se transportaba un pequeño calor. 

No dolía, solo se sentía... Acogedor. 

Esa sensación le encantaba, casi tanto como cuando podía oler su rica esencia a flores.

Si en algún momento le llegasen a preguntar su lugar favorito, sin duda contestaría que son en los brazos de su maestro, porque lo hacían sentir tranquilo. También en los musculosos brazos de su papá, que le daban un sentimiento de serenidad inigualable.

Sus dos sitios seguros para cuando el mundo se convertía en demasiado.

Sus dos sitios seguros para cuando el mundo se convertía en demasiado

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—¡Xian-gege! Ya llegué—. Gritó después de cortar sus largos pensamientos.

Ese grito hizo que Wei Ying diera un suave respingo.

—¡Pequeño rábano! ¡Hola! — Comenzó a caminar al otro extremo del salón justo donde estaban los dos Lan.

—A-Yuan, consiguió entrar a la obra de invierno, seré un soldado—. Dijo inflado un poco su pecho, que luego se fue desinflando como una bomba e hizo un puchero, cosa que alerto a Wei Ying. Mientras Lan Zhan solo pudo rodar los ojos, ya sabía para dónde iba esto.

—¿Qué pasa mi rabanito? ¿No quieres ser soldadito? Dile a este gege, él irá a hablar con tu maestra de teatro.

—No, si quiero ser un soldado, pero...

—¿Pero? — Pregunto con preocupación el joven maestro.

—No sé si Xian-gege quisiera ir a verme.

Eso dejó en shock a Wei Ying que causo un silencio sepulcral en la sala. Cosa que al parecer malinterpretó el pequeño.

—Pero A-yuan, entiende si gege no quiere ir—. Soltó dando una bocanada al aire, casi con pequeñas lágrimas amenazando en salir—. Nada más voy a ser un soldado, nada importante

—¡No! — Exclamo con apuro—, claro que iré, no me puedo perder por nada del universo ver a un soldado tan bonito como lo es A-yuan.

Esto pareció sacar una enorme sonrisa que de manera repentina volvió a cambiar a puchero.

—¿Ya no soy tu rabanito, Xian-gege?

"Pequeño, astuto. Ya no te juntarás con el novio de mi hermano." Reflexiona de manera minuciosa Lan Zhan mientras contemplaba la gran actuación de su hijo.

—¡Oh, cariño! Claro que siempre serás mi rabanito—Dijo dándole un pequeño beso en la frente— ¡Anda, ve a cambiarte!

—¡Si, Gege!— Soltó de manera emocionada—. Oh, Gege, toma los compramos para ti, son de chocolate con glaseado rojo como tu color favortito.

Wei Ying le dio una mirada curiosa al pequeño

—Papá dijo que eran tus favoritos—. Se apresuro a contestar al ver la desbordante curiosidad en los ojos de su maestro. 

Lan Zhan le dirigió una mirada indignada a su hijo, quien como respuesta le dio una enorme sonrisa.

"Yo te ayudaré papá, no temas, Xian-gege, será de nosotros."

Pensó dejando solos a los dos adultos sonrojados en medio del salón.

-Yo por tu hijo, si me caso contigo Lan Zhan.

-Wei Ying...-Hablo un sonrojado Lan Wang Ji.

-Es broma Lan Zhan.-Aclaro Wei Ying.-Un hombre tan guapo como tú ha de tener bella esposa esperando en casa.

-No tengo, soy gay—. Se apresuró a aclarar. ¡Dios, eso era demasiado hasta para él! A decir verdad, esa fue la acción más impulsiva y estúpida, ¿y es que quien va por allí confesando su sexualidad como si nada? — Pero...

—¿Pero?

Lan Zhan está seguro de que se iba a arrepentir de lo que iba a decir. Pero como suelen decir: El que tenga miedo de morir que no nazca. Y como él ya había nacido.

—Wei Ying, puede ser mi esposo—. Dijo Lan Zhan, con ganas de correr. 

Si esto no funcionaba iba a aplicar la de que solo era broma.

—Lan Zhan, tú...

—¡Maestro, Wuxian!— Gritaron algunos niños que iban entrando.

¡Ay, por el amor de Dios! No justo ahora que se había aguantado las ganas de desmayarse frente a su futuro esposo.

¡¿A caso esos niños no pudieron llegar unos minutos más tarde?!

Wei Ying solo le dio una tímida sonrisa antes de ir a recibir a los otros alumnos. Y el cómo bobo enamorado solo suspiro dejando salir una ligera sonrisa.

Seria otro día...

Ballet Of ThreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora