Los dos se besaban de manera desenfrenada, empeñándose completamente en el velo que el placer les ofrecía. Wei Ying se restregaba de manera pausada sobre el regazo de Lan Zhan, quien de manera lenta—casi tímida—comenzó a sobar la cintura de su novio, sus grandes manos apenas y cabían en la delgada cintura, sin perder tiempo comenzó a bajar sus manos hasta dejarlas encima de la bonita falda, justo donde se ubicaban sus dos deliciosos glúteos. Wei Ying se encimó en el ancho pecho de Lan Zhan, empezando a dejar besos sobre su cuello, para después con su lengua chuparlo, causando cosquillas en el camino.
Lan Zhan inclinó su cabeza buscando los labios de Wei Ying, quien estaba atento en dejar chupetones en su pecho. Wei Ying, al ver las objetivo de Lan Zhan, levantó su cabeza, sacó su humedecida lengua y espero impacientemente que Lan Zhan lo besara. No pasó ni un segundo cuando las dos lenguas invadieron, todo pequeño indicio de autocontrol que emergía de alguno de los dos se destruyó por completo.
Los sonidos que abandonan sus cuerpos eran morbosos, obscenos, sucios. Pequeños quejidos se escuchaban dentro de esas cuatro paredes, en el aire se podía oler como las esencias de los dos se comenzaban a mezclar. Los dos se dejaron llevar por ese estímulo, comenzando a frotarse de manera más desesperada, aún con la ropa sobre ellos. Lan Zhan agradeció internamente que su silla sea de material resistente.
Wei Ying, sin perder el tiempo, se desmontó del regazo de Lan Zhan hasta quedar sobre sus rodillas frente a la ya despierta entrepierna, con una sonrisa juguetona, dirigió su mano al bulto, comenzando a frotarlo. Su sonrisa no hizo más que crecer al escuchar los roncos gemidos que salían de su Lan Zhan.
—Wei... Ying.— Murmuró casi de manera baja, cuando su rigidez por fin fue liberada de su pantalón. Una sonrisa presumida salió de sus labios cuando escucho el gemido lleno de placer que Wei Ying soltó cuando vio su largo miembro.
—Diablos Lan Zhan, eres enorme.—Dijo Wei Ying, mientras levantaba su mirada, se sonrojó de manera escandalosa al observar cómo Lan Zhan lo miraba de manera febril.
Así que de manera más decidida inició a masturbar el miembro de Lan Zhan. Su boca se hizo agua al ver como las gruesas venas comenzaban a sobresalir del miembro, la cabeza del ancho pene se miraba tan jugosa que lo único que pudo hacer fue lamer sus labios.
El placer que comenzaba a recorrer sus cuerpos era ardiente, descontrolado. Quemaba de una manera tan encantadora que les embobada.
—Puedes probarla,mi amor.—Dijo Lan Zhan con una voz profunda al ver la mirada llena de gula que brillaba de Wei Ying.
—Pero...—No es que no quisiera, es que simplemente era penoso admitir que.—Yo nunca he dado una mamada.—Dijo de manera alta, para después bajar la cabeza de manera tímida.— Lan Zhan... Tengo veintiocho años y soy virgen, por lo tanto, puedo morder tu sabroso pene por accidente. Y luego no querrás volver a tener sexo conmigo.
La oficina quedó en silencio, hasta que por primera vez Lan Zhan soltaba una carcajada, no era de esas sonrisas que solía mostrar, no está, era una carcajada llena de mofa, de diversión.
A Wei Ying le brillaron los ojos al escuchar la bonita sonrisa, descubriendo así, que siempre quería ver esa sonrisa en el rostro de su amado.
—Wei Ying, yo también soy virgen.—Dijo esta vez de manera más seria, sin risas de por medio.
—¡Lan Zhan! No te burles.—Dijo mientras le daba una mirada incrédula.—Además, tú crees que mi pequeño rábano nació por obra de los dioses.
Lan Zhan, al ver como las mejillas de su novio, comenzaba a inflarse, dejando un hermoso puchero. Decidió besarlo.
—A-Yuan es adoptado, lo adop...
—¡Eh, eh! Detente.— dijo mientras se levantaba y se volvía a sentar en su regazo, Wei Ying intentaba ignorar que el pene de Lan Zhan estaba al aire.—No quiero hablar de eso justo cuando estamos a punto de tener sexo Lan Zhan.—No tuvo oportunidad de seguir porque Lan Zhan había levantado su larga falda, llevando sus manos a sus dos glúteos.
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Ballet Of Three
FanfictionLos corazones de Lan Wang Ji y su pequeño hijo Lan Sizhui se sintieron cálidos por primera vez, cuando vieron la hermosa sonrisa que les brindaba el profesor de clases de ballet, Wei Wuxian.