Después de salir de su embobamiento. Tomo asiento en los sillones negros que estaban en una de las esquinas del gran salón, saludando a Wen Qing, quien es novia de una de las mentoras que trabajaba en la academia y hermana del tímido Wen Ning.
-¿Le preguntaste?- Interrogó, sin separar la vista de su hermano.
-¿Si?
-Me estás preguntando o me lo estás confirmando.
-A-Yuan, lo invito a su recital. Espero poder pedirle a Wei Ying una cita cuando este termine.- Comentó dirigiendo su mirada hacia el suelo.- Tengo miedo que al final las cosas se vuelvan delicadas entre nosotros si mis sentimientos no son correspondidos.
-Sabes Lan Wang Ji. La vida de los adultos es difícil, te llenas de miedos e inseguridades. Comienzas a conocer los amplios límites que tiene la sociedad.-Dijo.- Entonces cuando recibes el primer golpe comienzas a protegerte, a construir barreras enormes y consideras que está bien. Ahora estás seguro, nadie puede dañarte. Crees eso hasta que llega una persona y ...-
Fue interrumpida.
-Te sonríe y sientes que tu mundo no está completo, si él no está. Lo piensas hasta que las barreras se convierten en gelatina por él.-Lan Zhan dejo de mirar el suelo, para dirigir su mirada a Wei Ying.-Yo dejé de apostar por los límites cuando Wei Ying me sonrió. Sabía que perderían ante él, quizá Wei Ying no lo sabe, pero me salvo.
-¿De tus miedos?
-No, de mí mismo.-Confeso.
-Cuídalo, puede ser escandaloso y con exceso de energía, pero ten por seguro que es la pieza que necesitas para conocer la felicidad. No le quites esa sonrisa.
-No soy capaz de apagar una estrella tan brillante como él, no me lo perdonaría.
-Nadie lo haría.
Ninguno de los dos dijo nada después, cada uno se sumió en sus propios pensamientos.
Lan Wang Ji no puede mentir, recuerda que cuando se enamoró de Wei Ying fue todo una odisea, por lo tanto, es difícil de explicar cuando se rindió ante él.
Miente, el mejor que nadie sabe que nunca hubo una guerra que pelear. Él ya había caído, pero es que le parecía tan sensacional saber que Wei Ying es tan fácil de amar y tan difícil de olvidar. Está seguro de que es de esos amores en los que sabes que estás dando lo mejor de ti, esa parte que nadie más va a conocer. Lo sabe porque pensó en alejarse, pero su corazón parecía desgarrarse con solo considerarlo.
-Lan Zhan, ¿no has estado durmiendo bien?-Preguntó con una gesto de preocupación.
La voz de Wei Ying, fue suficiente para sacarlo de sus pensamientos. Al parecer estaba tan metidos en ellos que no se había dado cuenta de que la clase ya había terminado.
-Nada más he tenido algo de trabajo acumulado.-Se excusó de manera nerviosa al tener tan cerca a Wei Ying.
-Lan Zhan, me tomaré el atrevimiento de acompañarlos hasta tu casa, te cuidaré.-Dijo mientras le apartaba unos mechones del rostro.
-Wei Ying, no es necesario. Tú también necesitas descansar.
-Imposible, soy hermoso. Las personas hermosas no necesitamos reposar.
-Wei Ying...
Iba a reprenderlo, pero era demasiado tarde Wei Ying ya lo estaba viendo con esos grandes ojos grises junto a un pequeño puchero en sus carnosos y rojos labios que le hacían recordar a las rosas rojas del señor Li.
¡Lo estaba seduciendo, eso es injusto!
Como él, simplemente era débil ante Wei Ying. Se rindió asintiendo en forma de aceptación.
-¡Perfecto! No te preocupes Lan Zhan yo cuidare de ti.
-¡Mhn! Gracias.
-¡Oh, Lan Zhan! Tú sabes que no hay necesidad de decir lo siento y gracias entre nosotros.
Wei Ying le dio una dulce sonrisa para después ir con A-Yuan que estaba esperando con su pequeña mochila, Lan Zhan de lejos pudo ver a Wei Ying inclinarse hasta quedar a la altura de su hijo. Cuando escuchó el fuerte grito de A-Yuan, no tuvo que adivinar el motivo.
Cuando Wei Ying y Lan Sizhui terminaron de celebrar, le pidieron que se acercara.
-Lan Zhan, tengo que irme a cambiar, espérenme en la cafetería. En un momento bajo.
-No tardes, papá y yo te estaremos esperando abajo Xian-gege.
-Estaré en menos de lo que aparezca un dinosaurio.
Los dos se retiraron del salón, mientras Wei Ying se quedaba sonrojado, por un momento se imaginó ser parte de esa pequeña familia, donde Lan Zhan junto a su rabanito lo fuera a recoger después de un día cansado, tuvieran paseos, viajes.
Salió de sus pensamientos, dando un pequeño salto, se dirigió a cambiarse, su ropa era bastante simple, únicamente consistía de un buzo junto a una sudadera, no era la gran cosa. Tomó su bolso, apagó las luces y aseguro la puerta.
Iba dando pequeños saltos con una enorme sonrisa, saluda a cualquiera que viera en el camino. Así de grande era su felicidad.
Cuando bajó hasta la cafetería, comenzó a buscar con la mirada a sus dos personas favoritas, hasta que se topó con la mirada desesperada de A-Yuan. Que al verlo levantó su pequeña mano comenzando a moverla, se podía percibir que en sus pequeños ojos poseía un brillo que solo le pertenecía a su maestro.
-¡Xian-gege, estamos aquí! ¡Vamos a casa!-Gritó en medio de la cafetería.
-A-Yuan, no grites.-Reprendió de manera suave, Lan Zhan.
-Pero papá, Xian-gege, podía pensar que nos olvidamos de él.- Se defendió.
-Imposible.-Murmuró más para él que para su hijo.
Wei Ying se acercó casi corriendo hacia ellos.
-¿Nos vamos, Wei Ying?
-Llévanos a casa Lan Zhan.
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Ballet Of Three
Fiksi PenggemarLos corazones de Lan Wang Ji y su pequeño hijo Lan Sizhui se sintieron cálidos por primera vez, cuando vieron la hermosa sonrisa que les brindaba el profesor de clases de ballet, Wei Wuxian.