Ruka x Shinjuro Rengoku

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Los pétalos de los cerezos revoloteaban por todo el vecindario de Nakasendo, creando un hermoso paisaje para el inicio de la primavera que se avecinaba en todo Japón. 
La primavera era conocida como la temporada en la que todos los alfas iban en busca de un «omega destinado» para ellos. 
Las féminas omegas y los omegas masculinos se acercaban a la zona en busca del alfa más atractivo, quien para sorpresa de todos, la demanda recaía en una alfa. 

—Ni siquiera puedo salir a comprar con tranquilidad —comentó la joven alfa de cabellos ónix y ojos rojos, caminando por las calles pedradas de Nakasendo mientras ignoraba las palabras de cada omega que se cruzaba en su camino.

Los típicos halagos que iban hacia su género secundario la asfixiaban. Era consciente que era una alfa sumamente demandada en el pequeño poblado, pero eso no debía de provocar que los omegas masculinos y femeninos parecieran como animales en celo por ella. Era repulsivo, pero al menos tenía a alguien que la trataba como igual. Un omega que, a pesar de poseer una extraña apariencia, seguía siendo alguien normal en cada temporada primaveral: Rengoku Shinjuro. 
Los padres de Ruka estaban felices de que ella estuviera interesada por un omega de tal rango y «pedigrí». Era bien sabido en el pueblo que los Rengoku eran la familia más influyente y rica, algo que a le interesaba a los padres de la joven alfa, sin embargo, a ella no. Prefería mantener únicamente amistad con Shinjuro.
El joven omega era dos años mayor que ella. Poseedor de un cuerpo bastante elaborado por ser aprendiz de Iaido y Kendo. Portaba un aroma tan atrayente para ella que relucía con las enormes carcajadas o sonrisas que daba ese.
Solamente pensar en el aroma acanelado que poseía el omega, Ruka sentía que sus más bajos instintos se apoderaban de ella. 

Tómalo. Márcalo como tuyo y críalo.

Su voz interior siempre decía lo mismo, pero ella no podía ceder tan rápidamente a esa. Sentía que era inapropiado fantasear con el único omega que jamás se mostró interesado en ella. Imaginar tener a Shinjuro sonriéndole todos los días para ella cada vez que despertara. Tener al omega hinchado de sus cachorros y una notoria marca de su mordida en su cuello.

—¡No! —vociferó la alfa en voz alta mientras negaba una y otra vez. Se rehusaba a pensar de tal manera de Shinjuro.

Sus padres siempre le decían que se presentara ante Shinjuro para cautivarlo, pero no iba a hacer algo tan cruel como eso. Mucho menos iba a seguir la idea de su padre, la cual era marcar a Shinjuro contra su voluntad. 

—¡Ruka! —Una voz masculina llamó a la alfa.
—Buenos días, Shinjuro-san —saludó Ruka.
—¡Buenos días! ¡Veo que recién sales! ¡Creí que te habías dormido! —comentó Shinjuro. 
—Estuve estudiando toda la noche, tenía la intención de seguir dormida, pero mi madre me pidió que saliera a caminar en esta temporada.
—¿Y eso por qué? —preguntó Rengoku con curiosidad.

Ruka no sabía si decirle la verdad a su amigo.
Lo reflexionó con determinación.

—Ella quiere que ya comience «a dar un paso».
—¿Un paso? Pero tú ya puedes caminar.
—No me refiero a eso —respondió Ruka, quien reía un poco ante la incomprensión del mayor—. Mi familia quiere que yo ya consiga una pareja.
—¡Ah, pero eso ha de ser maravilloso! —exclamó el rubio mientras se ponía al lado de la menor y caminaba a su lado. 
—¿Maravilloso? —Ruka no comprendía que era lo maravilloso en conseguir una pareja.
—¡Claro! —respondió Shinjuro—. Yo tengo la tragedia de que mis padres no quieren que consiga pareja. Según ellos, yo no puedo tener un alfa cualquiera. 
—¿Y eso a que se debe?
—Mis padres dicen que los alfas no son como dicen los libros que leo, pero yo sueño con alguien como los de los libros. 

Ruka alzó una ceja al escuchar eso mientras esbozaba una ligera sonrisa. 

—¿Y qué tipo de alfa sería ese? —preguntó la menor. Ella era conocedora de que Shinjuro era un fanático innato de la lectura. En especial de los libros de romance que ella tanto odiaba.

Shinjuro observó con curiosidad a su compañera y comenzó a hablar de forma soñadora mientras que guiaba ambas manos a su propio pecho.

—No importa si es hombre o mujer, pero quiero un alfa que sea muy diferente a mí en actitud. Que sea capaz de poder soportarme, ya que muchos me consideran como alguien irritable por mi tono alto de voz, la manera en la que como o que siempre agradezco en cada bocado. 

A Ruka no le desagradaba ninguna de esas actitudes de Shinjuro, de hecho, las admiraba.

»Un alfa que también le gusten los detalles. Me gustaría dejarle muchos regalos para que sepa que le quiero mucho. También que soporte mis muestras de cariño. 

Ella podía soportar cada muestra de cariño que daba Shinjuro. 

»Que sienta confianza conmigo. Jamás rechazaría o minimizaría sus problemas, al contrario, buscaría la solución o los comprendería. Incluso lo ayudaría con sus celos, y obviamente buscó que también atienda los míos, ¡y que tengamos una numerosa familia! 
—Admiro todo lo que deseas de un alfa, Shinjuro.

Ruka soltó una pequeña risa al terminar de escuchar todo lo que dijo su adverso, pero se sorprendió al escuchar algo más. 

—Principalmente, quiero a alguien tan amigable y comprensivo. Alguien como tú, Ruka. 


Ellas son alfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora