Ellas son alfas

Ruka x Shinjuro

¿Por qué decidió aceptar sin pensar con claridad? ¿Por qué se dejó hechizar por ese omega?, esas eran las numerosas incógnitas que abordaban la cabeza de la alfa que caminaba de un lado a otro en su propia recámara. 
Ahora que el día transcurrió y logró llegar a su morada, podía asimilar tranquilamente todo; y en definitiva, la cagó. 
Los padres de Shinjuro no la aceptarían. Sus propios padres se aprovecharían de la situación.
Y lo peor de todo: ¡no eran una pareja normal! Ella era una alma y él un omega. 
Era normal encontrar en la sociedad una relación entre un alfa y una omega, ¿pero la inversa? Un caso extraño. 

La biología en todos los humanos era la misma con respecto al género primario, pero en lo que respectaba al género secundario hacían algunos cambios puntuales. Comenzando por el sentido del olfato, el cual era más desarrollado en los omegas para el cuidado de los cachorros y la identificación de casta; y las glándulas accesorias eran iguales entre alfas y omegas; sin embargo, la diferencia más relevante era la del sistema reproductivo junto a los cambios acordes al sexo secundario. 
La dicotomía sexual entre masculino y femenino todavía se mantiene, pero estos primeros no son los únicos que pueden embarazar, así como las féminas no son las únicas que quedan embarazadas. 

Tanto ella como todas las mujeres todavía poseía un útero, pero al ser una alfa era imposible embarazarse o llevar a cabo un embarazo a término. 
Su aparato reproductor era el de una alfa, algo que a la vista de muchos betas era repulsivo y desagradable. 
De manera externa, las alfas y los omegas no parecen tener diferencias con sus contrapartes, sin embargo, cuando los omegas masculinos se excitan producen lubricación de manera anal, aunque el canal presenta un epitelio distinto, tienen un útero funcional al igual que un par de ovarios. Además de un canal uterino que se incorpora y presenta al momento del parto. Mientras que las mujeres alfa tienen clítoris alargados que funcionan como penes. Si bien estos no son tan largos como los de sus contrapartes masculinas, pueden producir nudos mucho más amplios y gruesos.

Recordando todo eso... Ella sería quien tuviera que penetrar a su omega cuando se diera el momento indicado. 

—¿Por qué estoy pensando eso ahora misma? —Ruka se interrogó a sí misma, frenando su andar y tirándose de espaldas a su cama.

No era para nada fácil el cómo comenzar su relación con Shinjuro si sus propios impulsos alfa solo le indicaban marcar a su pareja desde el primer momento. 
La idea de que ella sería quien le dejaría las crías a Shinjuro la motivaba, y más se animaba su alfa interior al saber que su alfa sería quien cargaría con el embarazo. Deseaba verlo repleto de todos los hijos de ella. 
Por otro lado, su consciencia se horrorizaba un poco, pero estaba abrumada por lo que podría decir la sociedad. 

Lo importante es él. 

Esa era la voz de su alfa interior.
Siempre le recordaba lo que estaba bien y lo que estaba mal en los momentos donde estaba bajo presión, y este era uno. 
Lo fundamental era su reciente relación con Shinjuro; la vida que tendría con él hasta la vejez. Quería tanto a ese extravagante omega que logró cautivarla y ablandar su crudo corazón. 
Su lado alfa la hacía divagar, imaginando millones de escenarios en los cuales ella podría lograr arrancar gemidos de Shinjuro. 

»Hay tanto que quiero de él... —murmuró para sí misma y divagó—. ¿Por dónde empezar? Probar sus labios, escuchar sus jadeos, ver sus sonrisas... Verlo a mi lado al despertar. 

Lentamente cerró sus ojos. 

Deseaba algo más que el impulso sexual de una alfa. Anhelaba una vida tranquila y en paz con él, junto con todos los cachorros que tendrían... ¿Cachorros? Ahora odiaba a su instinto alfa que la obligaba a asimilar a los bebés como cachorros, como miembros de su manada. 
¿Cómo serían esos bebés? ¿Serían igual a ella? ¿Sería una mezcla de su esposo con ella? ¿O serían igual a él?

Las preguntas y los pensamientos abrumaron su mente hasta el punto que decidió cerrar los ojos y dormirse.