Capítulo 23

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Me encerré en mi cuarto y me quedé ahí por un rato.

"Qué vergüenza", no podía dejar de decirme. Cada vez que pensaba en eso era peor, y además, para más vergüenza, decidí correr estando Konro a mi lado.

Afuera se oía el bullicio de los trabajadores. Como de costumbre, después de cada "festival" reconstruían las casas de los bloques destruidos por Benimaru.

—Me pregunto si esos dos habrán hecho las paces —me dije.

Alguien tocó a la puerta y me levanté para abrir.

—¡Konro! —me sorprendí al verlo. No pude evitar sentirme algo avergonzada después del numerito que había montado.

—Señorita, estaba algo preocupado.

—Estoy bien, solo que me sentí algo mareada —mentí—. ¿Qué te trae por aquí?

—Solo quería avisarte que Benimaru y Ayato dejaron de pelearse. El capitán incluso lo invitó a la unidad.

—Qué bueno. Me alegra que, después de todo, sigan siendo amigos.

Él me sonrió y me avisó que iría a descansar, y que lo llamara si necesitaba cualquier cosa.

Luego de que se fuera decidí ir a la cocina, estaba hambrienta. Allí encontré a Hika y a Hina jugando. Hina estaba parada y cargaba a Hika sobre sus hombros para alcanzar la alacena más alta. Vi frente a mis ojos cómo se las apañaban para sacar una botella de sake. Esas niñas no conocían los límites.

—¡Hika! ¡Hina! ¿Qué creen que hacen? Dios mío, esto es demasiado, ¿piensan beber ahora? ¡Aún son niñas! —las amonesté y del susto se cayeron al suelo.

—Tonta, ¿quieres que te mate? —dijo Hina.

—Me asustaste, tonta. Te voy a matar —añadió Hika.

—Cuidado con el lenguaje, ambas. Ahora explíquense, ¿qué planeaban hacer con esa botella?

—Tonta, no tenemos que decirte nada —dijeron al unísono y me sacaron la lengua.

—¿Ah si? Van a ver ahora.

Las agarré a ambas por el kimono.

—Aaah, suéltanos, tonta.

—Si, suéltanos, solo hicimos lo que Waka nos pidió.

—¿Eh? —pregunté.

—Waka nos pidió que le lleváramos sake. Él está hablando con ese hombre rubio —explicó Hinata.

—Mmm —las solté convencida. Cielos, ¿cómo se le ocurría mandar a buscar alcohol con unas niñas?—. Ustedes dos, váyanse a jugar, ya se lo llevo yo.

Ambas se fueron sin protestar en cuanto les dije que podían jugar con mi kendama (es un juguete japonés) aunque probablemente terminaría roto en manos de esas dos.

Alcancé la botella de sake, una bandeja y dos recipientes y me dirijí a donde supuestamente se encontraba Benimaru y su misterioso amigo.

Llegué a la habitación y pude escuchar las voces de ambos a través de las paredes tan finas de papel. Me quedé oyendo lo que decían.

—Cuánto tiempo, ¿no Waka? —era la voz de Ayato Akitoshi.

—Dime a qué viniste —le respondió cortante.

—Vamos Waka, ¿vas a hablarme así? Soy tu amigo todavía.

—Los perros del Imperio no son amigos míos.

—Aquí nací. Soy de Asakusa, no del Imperio.

—Trabajas para ellos, es lo mismo.

—Tú también trabajas para ellos, de cierta forma. ¿Olvidas que el imperio financia a la séptima? El uniforme que llevas, tu equipo, todo es pagado por el Imperio. Eres muy hipócrita.

Me sorprendió mucho la forma en que le hablaba al capitán, evidentemente no le tenía miedo como los demás. Todos le temían a Waka, incluida yo.

—Una palabra más y acabo contigo —dijo amenazante.

—Cálmate, cálmate jajaja —se rió—. Bien, te diré por qué estoy aquí. Mi trabajo es supervisar al Fire Force, como compañías en las que el Imperio invierte su dinero, deben cumplir con todas las exigencias. Es simple. Solo estaré aquí un par de días para preparar mi reporte, nada más de lo que debas preocuparte.

—Haz lo que te de la gana.

—Siempre con ese carácter, no has cambiado nada. Así nunca vas a conseguir una chica. Y hablando de chicas, ¿cómo se llama esa linda señorita que conocí hoy?

Mi corazón dió un salto. ¿Estaba hablando de mí? No, no podía darme el lujo de caer en otro malentendido.

—¿Por qué te interesa?

—De verdad, Waka, ¿cómo puedes trabajar con una muchacha tan linda a tu mando? —evidentemente hablaba de mí, ¿quién más si no?

—No sé a qué te refieres.

—Vamos, sabes de lo que hablo —le insinuó.

—Ejem —Waka se aclaró la garganta—. Iré a ver por qué Hikage y Hinata se demoran tanto.

"Ay no, ¿qué hago?". Escuché los pasos de Benimaru acercarse la la puerta y entré en pánico. Se iba a dar cuenta de que estaba espiando.



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Momento para adorar a Waka
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Es que es descontroladamente sexy aaaaaaaah!

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Es que es descontroladamente sexy aaaaaaaah!

Me voy antes de que muera por derrame nasal.

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Benimaru Shinmon y tú //// Fire Force FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora