Aquel niño

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Hojas cobrizas  caían por los alrededores, la temperatura del ambiente comenzaba a descender y aquella brisa templada anunciaba el inicio del otoño, la estación en la que todo comienza a marchitarse… Quizá era un augurio de lo que pasaría a continuación.

La luz dorada del atardecer hacia que aquella escena pareciera salida de un cuento de hadas. Se podía observar a un niño de cabellos negros correteando descalzo por el campo otoñal y detrás de él estaba su madre persiguiéndolo, era una hermosa mujer de largos cabellos, piel canela y grandes ojos marrón. La mujer alcanzó a su pequeño y lo estrechó entre sus brazos. Ambos se dejaron caer sobre el césped, sus risas y el sonido del viento deslizándose por los arboles eran la música de fondo de tan conmovedora escena.

-Eres muy especial, Jasper, eres  lo mas valioso que he tenido… Sé valiente. – Su melodiosa voz estaba cargada tristeza, casi se podía escuchar el nudo en su garganta. El pequeño niño no era capaz de entender el porqué de sus palabras, ni del sentimiento con el que las pronunciaba, él solo se limitó a disfrutar de la suave y cálida caricia que su amorosa madre le regalaba.


Aquella escena poco a poco se difuminando y combinando con otra escena, aunque esta no era tan agradable…

Aquel niño se encontraba en su habitación, las luces estaban apagadas y el pequeño estaba en posición fetal a los pies de la cama, estaba llorando y tapaba sus oídos con todas sus fuerzas para no escuchar la pelea que ocurría fuera de ahí. Se escuchaban gritos, golpes y cosas rompiéndose, sus padres nuevamente estaban teniendo una discusión y aunque Jasper era muy pequeño para entender porque estaban peleando.
Era conciente de que está vez era peor que las anteriores.

Su llanto era tan fuerte que ya no escuchaba los gritos, estaba asustado y desesperado, anhelaba que alguien viniera a rescatarlo y ayudaran a su mamá. En ese momento deseaba ser un superhéroe de esos que tanto le gustaba ver en cómics o en la Tv pero no… Era solo un niño pequeño, débil e impotente que no podía hacer más que aferrarse a su oso de peluche.

Después de esa noche nunca volvió a ver a su madre, era como si nunca hubiera existido, como si hubiera sido parte de un hermoso sueño, esos de los que esperas nunca despertar.
El padre de Jasper le dijo que ella lo había abandonado y que nunca más iba a regresar, en ese momento su mundo se desmoronó y comenzó a vivir dentro de una horrible pesadilla. Su padre era un alcohólico, golpeador y mujeriego, todos los días era testigo de como aquel señor llevaba una mujer diferente a casa. Tenia que poner música a todo volumen para no tener que escuchar sus asquerosos encuentros sexuales o la golpiza que le proporcionaba a aquella que no lo obedecía.
Las pocas veces que no había una mujer en casa, su padre estaba mas borracho que de costumbre y cualquier cosa que hiciera el menor, por más insignificante que pareciera era mas que suficiente para darle una golpiza.
Así fue como creció, con el paso de los años Jasper fue creciendo, se hizo mas alto y mas fuerte, lo suficiente para defenderse de las golpizas de su padre y en uno de sus cumpleaños uno de sus amigos le regaló su primer mp3, esto además de alegría, le provocó cierto alivio ya que ahora podía ignorar lo que pasaba en casa con mayor facilidad.

La campana anunció el final de la clase y el inicio del tan esperado receso, Jasper se despidió del chico con el que había estado conversando y se limitó a observar a Alice y Jann a lo lejos, fue hasta esta última salió del salón que decidió acercarse a su amiga pelirroja.

- Cielos, no me imagino lo difícil que fue para ti pasar toda la clase hablando con ella.  – Comentó el joven mientras se acomodaba en su butaca.

- ¿Eh? Ah… Si  -Murmuró pensativa. Seguía procesando la respuesta que Jann le  había dado, durante toda su vida había creído que lo que le pasó fue por su culpa pero tal vez no fue así, tal vez era mas fácil culparse a si misma que culpar a las personas que la habían agredido.

La cabeza de Alice se inundó de preguntas, de dudas que no podía resolver sola y Jasper se dio cuenta de ello, con solo verla pudo intuir que comenzaba a cuestionarse todo esto no le convenía.

- Ven,  vamos a caminar un poco y si quieres puedo darte la mitad de mi almuerzo. – Jasper tomó a Alice de la mano y juntos salieron del aula para dirigirse a la parte trasera de los salones.

Aquel era como su escondite secreto desde que llegaron a la preparatoria, se trataba de un pasillo detrás del laboratorio y de los salones de primer año oculto por frondosos árboles, el suelo estaba tapizado de césped, el cual siempre estaba recién podado a pesar de que nadie iba por ese lado de la escuela,  las grandes copas de los arboles impedían que pasaran la luz del sol, a excepción de unos cuantos rayos rebeldes que hallaban la manera de pasar entre las ramas.

Alice tomó asiento recargándose en el troco de uno de los arboles y Jasper se recostó boca arriba junto a ella, se quedaron en silencio unos pocos minutos mientras disfrutaban de la refrescante brisa y del sonido que producía al pasar a través de los arboles.

- Desde que hablaste con ella has estado muy pensativa, ¿Se puede saber que fue lo que te dijo? – Jasper finalmente rompió el silencio, cuando la pelirroja lo escuchó inmediatamente agachó la cabeza haciendo que sus abundantes rizos cubrieran su rostro.

- Nada nada, no dijo nada – Respondió rápidamente a causa de los nervios, cosa que hizo sospechar al moreno quien arqueó una de sus cejas.

- ¿En serio crees que puedes ocultarme algo?  ¿Olvidas con quien estas hablando? – Jasper se incorporó, se acercó a ella y con su diestra abrió la cortina de cabellos  cobrizos que cubrían su rostro. Al verla, aun arqueando la ceja le regaló una media sonrisa en la cual se veía reflejada un poco de ironía, Alice soltó un profundo suspiro, se quitó el cabello del rostro y se dispuso a hablar

- Le pregunté porqué se viste de esa manera…

- Je… Creso que es algo que todos nos preguntamos.

- También le pregunté que si no le preocupaba que la acosaran y me dijo… Que si eso pasaba no era su culpa… Que el culpable sería la persona que decidió hacerle eso -  Jasper pudo notar la confusión que la acosaba, él era consiente lo que Alice había vivido así que podía entender  porque esa respuesta le había provocado tanto conflicto.

- ¿Enserio dijo eso? Es una vil mentirosa, es obvio que se viste así para provocar, quiere llamar la atención, lo está pidiendo a gritos.

Al escuchar esas palabras se sintió aliviada.
“Claro, es obvio… Pero entonces… ¿Yo también lo estaba pidiendo?”

Pensó la joven pero finalmente decidió no hacerle caso a esos pensamientos que lo único que hacían era confundirla cada vez más.
Al final, era más fácil seguir cegada por los prejuicios de su madre que abrir los ojos y darse cuenta de que todo lo que la rodeaba estaba mal


El Trauma Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora