Su Salvadora.

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El receso continuó como de costumbre, Jasper y Alice cambiaron su anterior tema de conversación por uno más trivial; hablaban de como habían pasado el verano, del trabajo que Jasper tuvo que conseguir para no pasar mucho tiempo en casa o de cómo la mamá de Alice se había vuelto más controladora.

Conocían a la perfección el oscuro pasado del otro y puede que por eso mismo se llevaban tan bien, no sentían lástima por el otro, más bien entendían que era algo que tuvieron que vivir, aunque no sabían bien el porqué.

También tenían la peculiar costumbre de juzgar en secreto a las demás personas del instituto, ya sea a las maestras, a sus compañeros de clase o hasta el conserje. Era algo que hacían cuando se terminaban los temas de conversación y era la razón por la que no tenían más amigos pero a ambos les daba igual.

Por otro lado teníamos a Jannette quien llevaba aproximadamente 10 minutos en la cafetería, tratando de pasar entre la multitud de estudiantes que al igual que ella, trataban de conseguir su almuerzo antes de que volviera a sonar la campana, una meta que en la mayoría de los casos era casi imposible de alcanzar.

Aquel lugar era un autentico campo de batalla, habían golpes, insultos, empujones y hasta mordidas y patadas, todo por un sándwich y una botella de agua. A lo lejos, una chica pudo ser testigo de la situación en la que se encontraba nuestra pequeña punk y al parecer se apiadó de su hambrienta alma, pues decidió echarle una mano.

Aquella chica se acercó a Jannette y posó su diestra en uno de los hombros de la chica en apuros, la cual al sentirlo no pudo evitar dar un respingo y girar de golpe para encontrarse con la que sería su salvadora.

- Oye, queda a lo mucho 10 minutos de receso y si te quedas aquí dudo mucho que consigas algo de comer, ¿Porqué no vienes conmigo? puedo compartirte algo.

Jannette, al verla y escuchar esas palabras, casi pudo apreciar como una luz celestial iluminaba a su salvadora, mientras escuchaba un coro angelical. Sus ojos brillaban y sus mejillas se habían teñido de rojo carmesí.

- ¿Acaso eres una diosa? - Preguntó embelesada, a lo cual la otra chica soltó una sonora carcajada, tomó a Jannette de la mano y salieron de la cafetería, para tomar asiento en una de las mesas que la rodeaban.

- Soy Natalia pero puedes decirme Nat. - Se presentó la joven mientras buscaba dentro de su mochila. Era una chica de complexión robusta, alta, de cabello ondulado y castaño. Tenía una cara redonda, ojos azules y piel blanca. - Aquí tienes, no es mucho pero es trabajo honesto.

Nat le ofreció lo que quedaba de su almuerzo a Jannette, se trataba de medio sandwich, una manzana y media barrita de cereal. Al verlo la pequeña punk quedó boquiabierta, sus ojos brillaban y había comenzado a babear. No era un manjar pero tenía tanta hambre que cualquier cosa era más que suficiente así que inmediatamente tomó el almuerzo de la chica y procedió a degustarlo.

- ¡Gracias, me salvaste la vida! - Exclamó con la boca llena de comida y con sus ojos lagrimeando de la emoción. Nat se limitó a mirarla con una sonrisa divertida, le parecía que Jann era una chica bastante peculiar y no solo por su apariencia, la verdad es que le comenzaba a caer bien

- Mi nombre es Jannette pero dime Jann.-Dijo una vez que había pasado el bocado.

- Mucho gusto, Jann.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2022 ⏰

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