No muy lejos de donde me encontraba, entre los árboles de un bosque, vi aparecer muchas luces. Luces azules y rojas procedentes de coches de policía.
Antes de que me diera cuenta ya estaba esposada y de camino a la cárcel donde me esperaban eternos años encerrados entre rejas, las rejas de mi casa. Esas luces bruscamente se convirtieron en gritos, y de pronto la realidad cayó sobre mí como un jarro de agua fría.
—¡Para qué lo dejas solo, si es solo un niño! Cómo se te ocurre con la maldad que hay en este mundo...
—Alguien tiene que mantener a esta familia, si no, ¿quién pagará las facturas de la luz, la casa, la universidad de nuestra hija?
—¡Pero si no sabes ni cómo está!
—Sé perfectamente cómo está, bien
—Para ti, qué es estar bien, que esté aislada y solamente la veamos para comer? O que ya no salga con Nathaly y las demás?
—Será la edad, en todo caso, yo no he sido el culpable de la desaparición de nuestro hijo, no me culpes de algo que no he hecho
Entonces, salí al salón y me encontré con mis padres gritándose el uno al otro. Yo, confusa, pregunté:
—¿Pero qué está pasando?
—Pues qué va a pasar, que tu padre ha dejado que Adrik vuelva solo y debería haber llegado hace más de tres horas.
—Qué exagerada eres mujer, no puedes dejar al niño ni cinco minutos. Vas a acabar muy mal si sigues protegiéndolo de esta manera. Tienes que buscar algo que hacer, cariño solo te lo digo porque quiero que estés bien. Deja al niño vivir.
—¿Podéis dejar de discutir y empezar a buscar a Adrik antes de que sea demasiado tarde?
Los dos se callaron de golpe y yo, incapaz de quedarme en casa sin hacer nada, salí corriendo hacia la puerta en busca de Driki. Lo busqué por todas partes, recorrí todo el pueblo y grité su nombre infinitas veces. E incluso fui a su parque favorito, a ese que solíamos ir toda la familia los sábados por la tarde, pero nada dio resultados, ¿acaso fue en vano?.

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GRACE
القصة القصيرةUna família desestructurada Una desaparición Tres sospechosos GRACE