Capitulo 2

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Alterada
Base de Hydra
Rusia,Yakutsk
2005

1:57 - 2:16
The lights spark and flicker
With monsters much bigger
Than I can control now
Welcome to the panic room
Where all your darkest fears are gonna
Come for you.

Narrador omnisciente:

La celda se sentía más fría de lo habitual, pero a los dos niños no parecía importarles. Steve, con apenas ocho años, movía con destreza sus figuras de madera sobre el suelo de concreto, recreando en su mente algún tipo de batalla épica. Yelena, de cinco años, estaba sentada en su improvisada cama, un libro sobre tecnología descansando sobre sus pequeñas piernas. Sus ojos oscuros y atentos recorrían las páginas, absorbiendo cada detalle.

—¿Crees que algún día saldremos de aquí? —preguntó Steve, rompiendo el silencio. Sus ojos claros se posaron en su hermana, buscando en ella una respuesta que nunca llegaba.

Yelena levantó la vista lentamente, como si sus pensamientos aún estuvieran atrapados en las palabras del libro.

—No lo sé, Steve —respondió al fin, con esa seriedad que siempre sorprendía en alguien tan joven. Cerró el libro por un momento y lo observó con detenimiento. —Pero espero que sí.

Steve suspiró, desviando la mirada hacia sus figuras de madera.

—Quiero salir. No quiero que los señores de bata blanca te lleven más. Odio cuando lloras... cuando... —Se detuvo, tragando el nudo en su garganta. El arrepentimiento lo golpeó enseguida. Sabía que a Yelena no le gustaba hablar de eso.

La pequeña frunció el ceño, no molesta, sino intentando mantener su compostura. Sabía que Steve solo quería protegerla, pero el peso de esas palabras era difícil de cargar.

—Steve, no sirve de nada pensar en eso. Ni tú ni yo podemos cambiarlo. Y ya te dije que no quiero hablar del laboratorio —respondió con firmeza, aunque su voz suavizó al final. Regresó la atención al libro, como si cerrar el tema también cerrara el dolor que lo acompañaba.

Steve se removió inquieto, bajando la voz casi a un susurro.

—Sólo quiero salir y ver cómo es el mundo afuera. Quiero saber cómo es tener amigos... tener una familia... ser normales.

Yelena apretó los labios. El Dr. Koslov le había dejado claro en más de una ocasión que ellos no eran normales y nunca lo serían. Pero decirle eso a su hermano habría sido como aplastar una mariposa que apenas comenzaba a volar. Así que simplemente regresó la mirada al libro sin responder.

El silencio volvió a envolver la celda, y Steve, aburrido de sus figuras, las dejó a un lado. Se acercó a la cama de su hermana y se sentó junto a ella, mirando el libro con curiosidad.

—¿Qué lees? —preguntó, inclinándose para observar mejor las páginas.

—Es un libro sobre circuitos integrados y cómo funcionan los transistores —respondió ella, girando el libro para mostrárselo. Las ilustraciones eran complejas, pero Yelena las señalaba con un dedo mientras hablaba, como si fueran algo tan simple como dibujar una línea.

Steve frunció el ceño.

—¿Qué es un circuito integrado? —inquirió, mirando la maraña de símbolos y diagramas.

Yelena sonrió levemente. Hablar de cosas que entendía siempre parecía animarla.

—Es como un cerebro pequeño para las máquinas. Está hecho de silicio y otros materiales que conducen electricidad. Mira, aquí —señaló—, estos son transistores. Piensa en ellos como puertas que dejan pasar o bloquean la electricidad dependiendo de una señal. Eso es lo que hace que las máquinas "piensen".

In The Dark: Echoes of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora