Capitulo 16

479 69 3
                                    

-¿Podemos parar? Voy a vomitar.- Se quejó el menor, y no mentía, desde hace rato que comenzó a sentirse mareado, Abel suspiró cansado.

-En unos minutos pararemos en un restaurante.- Sólo dijo aquello, Joaquín se quejó y agarró su estómago, cerró los ojos esperando poder aguantar, la mano de Renata se enredó con la suya, él sólo lo miró, más no la quitó. Respiró profundo tratando de tranquilizarse.

Abel maldijo, no era su idea parar en algún lugar, pero Joaquin se veía dispuesto a querer vomitar el auto, además de que tenía un poco de hambre.

-Ahí podemos parar.- Señaló Cole el primer restaurante que tuvieron a la vista. Abel asintió y comenzó a disminuir la velocidad.

Pararon y Joaquín fue el primero el salir del auto, ni siquiera los esperó, Caminó hasta estar adentro.

-Somos cuatro personas.- Sólo le dijo al señor que estaba a punto de hablar, se dirigió al baño.

»-Gusanito, tú no me hagas sufrir por favor.- Se quejó acariciando su estómago hinchado.

-Hey ¿Te sientes bien?- Isaí entró al baño, Joaquín asintió, las náuseas estaban pasando.

-¿Qué estás haciendo?- Preguntó mirando a Isaí escribir rápidamente en su celular.

-Te estoy haciendo un favor, ahora, vamos a salir y tú vas a pedir de comer lo que se tarde más en preparar.- Joaquín frunció el ceño.

-Pero...

-Lo tienes que hacer Joaquín, es mi única manera de ayudarte, después me lo vas agradecer.- Joaquín lo miró sin entender pero asintió.

Salieron del baño y caminaron hasta la mesa donde estaban sus padres.

-Pidan algo.- Sólo dijo Abel , Joaquín miró la carta, esperando atinarle a algo que se tardarán por lo menos media hora.

-Eh quiero una cazuela de mariscos, por favor.- Abel lo miró, él tragó saliva.

-A ti ni siquiera te gustan los mariscos, el embarazo es una mierda.- Rodó los ojos, Joaquín sonrió pareciendo inocente. Isaí lo miró y guiñó un ojo.

Isaí miró la hora, esperando que Emilio no tardara mucho.

***

Emilio maldijo, a buena hora se le ocurrió a su automóvil quedarse parado en la carretera.

-Realmente me odias.- Dijo mirando hacia arriba.

Tomó su celular y marcó al seguro, esperando que pudieran ayudarlo.

-Lamentablemente señor Garcia les tomará tres horas en llegar donde está usted.- Dijo la que monitoreaba el teléfono.

-No tengo tres horas.- Se quejó y colgó.

Suspiró, tratando de calmarse para hay alguna solución, el pitido de una camioneta lo hizo sobresaltar.

-¿Joven Garcia?- Emilio miró, sonrió era el señor Guaita, su vecino.- ¿Algún problema?

-Se detuvo el auto y los del seguro llegan entre horas, Guaita.- Hizo una mueca.- No tengo tres horas, se están llevando al amor de mi vida.- El hombre mayor rió entendiendo.

-Si estuviera en tu lugar haría lo mismo.- Señaló.- Vamos, tú me guías.- Emilio sonrió agradecido.

-Muchas gracias.

-Ponte el cinturón de seguridad, está es una emergencia.- Emilio asintió.

Hiciera lo que hiciera Abel él no se daría por vencido.

No dejaría que lo separaran de Joaquin, mucho menos cuando van a ser padres.

Ruined- EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora