Capítulo 4

12 2 0
                                    

Se durmió y bueno... sólo había una cama, esa cosa de que dormimos solamente en ataúdes y sarcófagos es una mentira... lo hacemos para dar más miedo pero en si nos gusta la suavidad de las camas pero el punto es que no había dormido nada por lo que cambie mi forma y volé a un rincón en el techo donde me acomodé para dormir.
Pasadas no sé cuantas horas, escuché ruidos y abrí los ojos... no quería asustarlo pero también tenía intriga de que hacen los humanos en su hábitat natural por así decirlo.

Sé levantó de aquella cama estirándose mirando a todos lados. Talló sus ojos cansado tratando de buscarme.

- ¿SeHun? ¿Dónde está?-

Mordió su labio preocupado pero sé tranquilizó yendo a la mesa a comer más del conejo que le había servido en la mañana.

Fue a comer, seguramente se siente mejor y su apetito se abrió, desde aquí se ve tan... varonil y guapo, de verdad tiene el porte de un Rey pero no puedo estar cerca de él por mucho tiempo, debo proteger mi pueblo.
Volé para acercarme un poco más, la casa no era muy grande, ni alta por lo que seguramente ya me vió. Volví a mi forma humana. -¿Se siente mejor? Puede comer todo eso, yo no necesito comer como usted... ¿Sabe a lo que me refiero?-

Limpió sus labios con un pañuelo mientras asentía. -Sé exactamente a lo que se refiere-. Se levantó de la mesa tomando sus cosas. -Debo irme, gracias por dejarme quedar en su hogar-.

Nunca me había sentido en compañía por lo general siempre estaba sólo o no dejaba que pasaran mucho tiempo conmigo pero había creído que... Sería mi amigo. -Su majestad, antes de que se vaya... ¿Puede prometerme algo?-. A lo que recuerdo de mi familia, es que decían que por más buenos que sean los humanos no debemos confiar y querrán matarnos siempre. -Usted nunca me vió, nunca me conoció y vuelva a su reino. Estamos hambrientos y es probable que si usted llega lo comerán-.

-Tenga en claro que no regresaré, tenga un buen día-. Sin mirarme salió hacía el bosque obscuro, incluso si es de día, está parte del bosque es así para que no sigan más allá. Se ve que tiene miedo de estar sólo por el bosque pero es mejor que vuelva a su reino y yo al mío.

Suspiré porque bueno... había sol y no podía salir o ver a dónde iba, me había salvado de morir por no comer y supongo que le debo un favor pero si el sol me da más de 30 segundos, me comenzaré a convertir en polvo. -Antes de que la noche caiga, dormiré un poco más-. Me tiré en la cama y su aroma se expandió por la habitación. -Mi olfato es bueno pero el de un licántropo es mejor... -. Se quién podría ayudarme pero supongo que también debe estar dormido. Olfateaba las mantas viejas para recordar el aroma de la sangre pero solamente estaba el aroma de él.

El rey siguió su caminó hasta llegar a las murallas de piedra donde la gente lo rodeó para hacerle preguntas pero los guardias reales los mantuvieron lejos al ver un poco enfermo al rey. Tenían la curiosidad de saber por qué no habían regresado algunos o por qué se encontraba así sí solamente fue una noche.

Dormí hasta que el sol empezó a meterse, eso me hizo recobrar energías para una nueva noche. Apagué todo y tiré la comida para irme volando de allí pero es un poco gracioso ver a un murciélago volando con una funda de almohada por los bosques, aspiraba su aroma cada que podía para no perder el rastro pero mi destino era otro; el pueblo de los licántropos dónde no soy bienvenido... ningún vampiro lo es pero tengo un amigo que es de allí.

-¡Ah, vampiro!-. El pueblo empezó a gritar al verme pero bueno, mientras yo los ignore no me harán nada.

Llegué hasta la casa de mi amigo y toque su ventana para que me dejara entrar. -Ay, SeHun ¿Qué traes ahora?-. Entré y volví a mi forma humana porque cargar una bola de tela con mi patitas es muy cansado.

-Traigo una de mis fundas de almohada por qué toda la sábana era mucho para mí y necesito que olfatees esto, no es nada malo-.

-No soy un sabueso para andar oliendo todo lo que traes-. Tomó la funda para olerla y se sorprendió. -Reconozco el olor, es del reino de más abajo... ¿Te acostaste con un humano?-. Quité la funda.

-¡No, necesitaba comer! Se sintió mal y dejé que se quedará-. Empezó a reír sosteniendo su estómago.

-Tu nunca te quedas a ver si la víctima está bien. ¿Quién es el afortunado de deshielar ese corazón?-. Seguía riéndose así que me senté al filo de la ventana para irme. -Ok, espera... es el Rey y es mejor que no vayas por el momento. Hace rato uno de aquí llegó diciendo que van a elevar más las rejas, probablemente debes proteger a los vampiros porque puede que los quieran cazar por sospechas de atacar al rey-. Abrí mis ojos y me tiré para comenzar a volar. -¡Hey, un gracias bastaba! Ratas aladas... caen mal y más él, príncipe de la obscuridad, ¡Por favor!-.

-¡Escuché eso, JongIn!-. Grité no a muchos metros de su ventana.

Seguí volando hasta mi pueblo, estaba tan sólo ya que al no haber comida se hacían salvajes y podrían comerse entre sí. -Joven Oh, están muriendo de hambre o simplemente se han encadenado en sus hogares para no atacar lo primero que vean-. Necesitaban comer y no había mucho, los animales que cazaban no aportaba lo mismo que sangre humana pero no había humanos cerca.

-Lo siento mucho pero no pude traer mucho más-. Hablaba sobre los hombres que acompañaban al rey y con hipnosis hice que vinieran para ser comida pero es preocupante la situación ahora. -Buscaré más, vuelva a casa-. Tiré en el bosque la funda con su olor y la cubrí con tierra, así nadie lo atacaría.

Llegué a la reino y tuve que buscar personas lejos de allí para que pudiera sacar su sangre.

↢ ❦ ↣

- ¡Estoy bien!

Grité desesperado pues la gente hacia demasiadas preguntas acerca de lo que había más allá.

- ¡Debemos cambiar el rumbo de la expedición! Cruzando el bosque, yendo justo al norte como nos indica la brújula, no hay tierra fértil para plantar. Por eso, debemos extendernos hacía otro lugar. Y, ahora que las puertas están caídas, construyan otras, ¡Las murallas más altas que las anteriores!-

Me moví por el castillo, siendo seguido por detrás sin que ninguno de mis súbditos pisara mi capa.

Enseguida que ordené aquello, las curanderas, se ofrecieron a curar mi brazo vendado, pero les dije que no, debido a que verían los dos puntos de colmillos en mis venas.

No tenía idea si después de eso yo sería un vampiro, o si tal vez moriría en días, o si la gente muerta como ese chico vendrían a buscarme. Sabía que no estaba loco, que las desapariciones del pueblo no eran mentira, ellos eran quienes desaparecían a las personas para poder comérselas.

- ¡Estoy muy bien!-

Grité ya que me encadenaron a una cama, pues unos doctores iban a hacerme un examen mental. Pues, no creían que era posible delirar tanto con proteger el reino de un día para otro.

- ¿Ahora creen que soy un loco? ¿creen que su rey está demente?-

❦ 𝕻𝖆𝖈𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖘𝖆𝖓𝖌𝖗𝖊 ❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora