Capítulo 10

5 1 0
                                    

Apenas llegué fuera del reino me transformé para volar entre los árboles y al ser más pequeño me podría proteger con los árboles, aleteaba rápido hasta que llegué al pueblo, entré a casa cerrando todo para mantenerme a salvo de los rayos del sol. –Estoy en casa, casi muero–. Él también, se veía muy mal y todo por mi culpa. –Aveces quisiera ser humano, salir de día o de noche, estar con los demás sin prejuicios–. Me cambié y al dejar mi ropa colgada en una silla, la piedrita azul se cayó, la ví brillar y la tomé. –Tú me vas a acompañar a dónde yo vaya–. Estaba cansado por correr y volar tan rápido pero seguramente no lo volvería a ver y mantener mi único recuerdo a mi lado era lo qué quería.

Apesar de estar cansado y que era hora de dormir, utilicé la piedra para hacerme un collar, era pequeño y simple por lo que yo estaba muy feliz porque si no lo volvía a ver podría pensar en él cada que vea la piedrita reluciente. –Creo que es mejor dejarlo en paz, no soy de su agrado y bueno... ahora debo buscar que hacer durante las noches–. Subí a mi habitación y me tiré en la cama para dormir hasta que la luz del sol se vaya para salir o no, no tengo porque más volver afuera, mi pueblo ha comido lo suficiente para una semana.

Antes de dormir contemplé la piedrita que ahora colgaba de mi cuello, nunca había visto alguien tan bonito como... él, apuesto a que si no estuviera molesto siempre tendría una bonita sonrisa y la voz que tiene si no la usará sólo para gritar y mandar podría sonar cálida y tranquilizante. –Pero aúnque pudiéramos estar juntos, algún día se irá para siempre, por eso enamorarse está prohibido–. Una vez eso suceda volveré a mirar la piedrita color azul una y mil veces deseando poder encontrarlo otra vez pero él no va a volver. –Quedarme sólo es mi destino, no puedo estar con nadie–. Un par de lágrimas escurrieron por mis mejillas y decidí dejar la piedra de lado para dormir hasta la noche y volver a juguetear por el bosque. La inmortalidad era divertida y buena hasta que te das cuenta que todo lo que amas va muriendo en tus ojos una y mil veces más.

Dormí hasta que el sol estaba bajando, aún había sol por lo que volví a intentar tocar la luz pero humo salió de mis dedos. –Algún día podré tocarla y así salir a conocer lo que pasa durante el día, algún día...–. Era divertida la noche pero en el día hay cosas mucho más lindas. Me puse a esperar la noche con ansias, podría ir a escondidas al castillo y verlo por las ventanas, con sólo pensarlo me ponía nervioso y solamente esperar a que el sol se vaya era lo único que me mantenía oculto.

La noche cayó y salí volando felizmente por todo el bosque para llegar al pueblo y de allí al castillo, quiero verlo, quiero... también estar con él o jugar, divertirnos juntos pero ¿Si había conocido más humanos antes... ¿Por qué no me quiero alejar de él? Es un cazador, es un rey, puede matarme en cualquier segundo ¿Entonces por qué lo sigo tanto?

Llegué al pueblo, casi no había nadie y los pocos que había estaban regresando a sus hogares para esconderse de los peligros de criaturas como yo pero ese no es el punto, el punto hoy es ir al castillo, intentar entrar y hacernos amigos, si puedo hacerme amigo del rey, los demás verán que no somos malos, ni hacemos dañ, habrá paz entre las especies y podremos vivir tranquilos todos.
Aleteaba con rapidez hasta el mismo vitral de siempre, seguramente alguna ventana está abierta y podré entrar, hablar con él y...

-¿Qué es eso?-. Mi gran ilusión y felicidad se rompieron cuando por una ventana ví como el mismo rey que me rechazaba y maldecia conmigo cerca, estaba abrazando a alguien más y con una sonrisa en su rostro. –Ya lo sabía, nadie quiere ser amigo de un monstruo como yo–. Subí al tejado y allí me senté al cambiar a mi forma humana. –Por un segundo creí que si podría lograrlo, debo dejar de ser tan tonto, era obvio que no iba a pasar todo eso, ¿En qué estaba pensando? Nadie quiere estar con...–. Detuve la frase, ya estaba cansado de escuchar eso, yo también tenía sentimientos. -Estoy fuera, talvez pueda obtener alimento de alguien para sentirme mejor-.

↢ ❦ ↣

- Príncipe, bienvenido al Palacio. El rey duerme, pero lo hemos llamado a usted para que ablande su frío corazón, y lo haga dar un heredero antes de que el rey enloquezca... -

Todos ellos se inclinaron al príncipe BaekHyun, de un reino demasiado alejado de allí, a unos cuantos días tal vez.

- Siéntase como en casa... le diremos al rey que fue invitado por el consejo... y si logra lo que le pedimos, tendrá el perdón infinito de los poderes celestiales que otorgan el reinado su pueblo.-

-Claro, muchas gracias a todos por la invitación. Conozco al rey Park desde que éramos niños, nuestros reinos tienen una gran amistad y yo con él también. Vine porque estaba muy preocupado al oír que estaba muy enfermo.-

-Si, claro que sí, príncipe. Venga, es por aquí su habitación, hágalo entrar en razón, tuvo contacto con quién sabe cuántas cosas del bosque obscuro-. Lo iban guiando hasta la puerta de la habitación.

_Cuando desperté, aquel príncipe estaba acariciando mis cabellos lentamente, buscando que yo despertara.

— ¿Qué haces aquí, BaekHyun? Creí que vendrías el próximo año—. Me levanté enseguida y lo abracé un tanto débil, con ojeras bajo mis ojos.

- Hace mucho no nos vemos, y tenía muchas ganas de verte... pasemos tiempo juntos, ¿sí?- Con una sonrisa, asentí dándole un fuerte abrazo.

— Ya te dije que eres mi mejor amigo, ¿tonto?—

-Si, me lo has dicho muchas veces, que solamente... Somos amigos-.

—¿Qué más podríamos ser? ¿Camaradas? ¿Recuerdas que cuando estábamos pequeños y nuestros padres hablaban en el jardín de tu reino mientras nosotros jugábamos a atraparnos?— Él rió de tan solo recordar eso. Igual lo hice pero enseguida suspiré.

- Sé que los extrañas, Chan... por eso vine aquí, a pasar buenos momentos contigo.- Tomó mi mano y lentamente la besó, eso se me hizo extraño.

— Acompáñame al bosque.— Me levanté de la cama sintiendo un pequeño mareo.

- ¡No! No puedes salir del castillo. Estás lastimado, y no sabemos que hay allá-.

— Pero debo decirle a SeHun que estoy bien...— Susurré lo último, queriendo que él no me escuchara.

Miré hacía la ventana un poco triste pues no vería al chico el cual literalmente me enfermó, pero me trajo aquí con tanta preocupación, así que me salvó también, mientras tanto, BaekHyun me jalaba del brazo para poder ir con él.

— Ya lo decidí. Iré al bosque, quédate aquí. No tardaré mucho.—

Me solté de su agarre y enseguida fuí a mi armario a buscar mi ropa y otra de mis capas, para poder salir.

- ¿Qué hay ahí? ¿Porqué tienes tanta insistencia por ir?-

— Simplemente quiero ir a visitar a alguien que conocí, no lo entenderías.—Él abrió mucho los ojos y negó una y otra vez.

- ¡Te están engañando ChanYeol! ¡En el bosque nunca ha habido rastro de vida humana! ¡No puedes ir ahí! ¡Te matarán!-

— No pasará nada, te lo prometo. Cuando regrese, haremos lo que tú quieras.—

Baek seguía rogándome, pero no le hice caso y me arme con mis cosas, colocando mi capa finalmente en mi cuerpo. Me coloqué una de las coronas, y la fijé en mi cabeza, para que no se cayera.

BaekHyun preguntado, me bañó en agua bendecida por un sacerdote que él siempre cargaba, no escuché bien lo que dijo pero dijo algo de las bestias. Le agradecí y me encaminé por el bosque, enseguida que entré allí, me paré en un punto.

— ¡SeHun! ¡Estoy aquí! ¡Ven, te traje un regalo!— Grité lo más fuerte que pide para llamar su atención, él debe estar por aquí, son las partes dónde siempre lo veía.



( ꈍᴗꈍ)
Aquí yo jsjsjs ¿Les gustaría capitulos mas largos? Siento que son muy cortos los anteriores.
(◍•ᴗ•◍)❤ Bye~

❦ 𝕻𝖆𝖈𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖘𝖆𝖓𝖌𝖗𝖊 ❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora