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La sensación de la cercanía de Mirabel era mucho más agradable, la tensión de ella prácticamente se había esfumado e incluso los silencio ahora eran gratificantes a diferencia de los silencios incomodos. 

Estar cerca de ella le relajaba demasiado, la mayoría de sus problemas prácticamente desaparecían, a nadie les reprochaba el que no se separaran el uno del otro, sin embargo había un claro interés más marcado por parte de Camilo.

Y lo mejor es que ahora que ella se había acostumbrado a su presencia, esencia, dentro de lo que cabía ya que seguía camuflando su olor, y también estaba acostumbrada en si a estar cómoda en presencia de él, ahora mismo Camilo pasaba totalmente desapercibido para ella. La comodidad era más que clara y notable, pero desde luego y sin lugar a dudas, lo mejor  era que como Mirabel estaba tan acostumbrada a todos esos factores que ahora podía observarla y estar cerca de ella, y apenas se daba cuenta. 

Cada noche acudía a observarla al menos una vez, era completamente excitante para él, sin embargo, jamás hacía nada más allá que acariciar sus brazos, cuello y caderas, y algún beso repartido por el cuello, mejillas y frente. Pero salía tan rápido como entraba, y solo cuando sabía de buena mano que ella estaba dormida. Su necesidad de poseerla muchas veces lo volvía loco. 

E incluso se sentía enfermo cuando ella pasaba largas horas lejos, y si parecía que a ella no le importaba eso solo lo frustraba más, y como no, preguntar a su familia hubiera sido extremadamente incomodo, porque sabían que cada consejo que pudieran darle era para Mirabel, y en cierto modo aún no asimilaban esa parte, el único que más o menos podría decirse que era más receptivo era Bruno, pero al ser beta sus consejos apenas servían de algo. Por suerte, antes de darse por vencido decidió acudir al alfa que le ayudó tanto en el pasado, ya que a pesar de tener un cerebro diminuto, Mariano siempre era servicial y amable, excepto desde luego cuando estaba cabreado, pero de no haber sido por su ayuda jamás se le hubiera ocurrido colocarle a Mirabel el polen omega, y sin eso jamás hubiera sabido que eran destinados, desde luego que debía agradecerle mucho, no obstante, todavía se rascaba la cabeza preguntándose como había podido tener tanta información respecto al tema, pero como se solía decir: " A caballo regalado no le mires el diente". 

Mariano era su única salida, necesitaba saber que podría hacer para calmar la ansiedad que tenía, además que su sentido de comportamiento alfa estaba muy por debajo de los suelos, no sabía como debía comportarse un alfa para tratar de conquistar un omega, jamás puso atención en esas cosas, y ahora desde luego se lamentaba de eso, en su momento no lo creyó importante, de verdad pensaba que estaría toda su vida completamente solo. Y aunque el cerebro de guisante estuviera completamente ajeno a muchos entenderes, algo de cortejo de alfa debía saber, y debía ser potente si con ello había conseguido engatusar por leves instantes a su prima Isabela, teniendo en cuenta que ella también era alfa. 

Habiendo pasado por ello, cortejar a un omega debía ser muchísimo más simple, y sabiendo que Mirabel ahora tenía ciertas confianzas con él, su camino sería mucho más calmado. A pesar de todo, el tiempo corría, y debía conseguir que ella no se quisiera apartar de él, y se aferrara con la misma intensidad que Camilo pensaba aferrarse a ella, para que cuando se descubriera todo, Mirabel lo aceptara como su pareja destinada, ya que, si de algo estaba seguro era que ella podría conseguir otro alfa, pero Camilo jamás soñaría con tener otra omega ya que a ella era la única que podía sentir. 

Por todo eso y más, Mariano se convirtió en única opción para intentar atraer a su omega, para empezar porque quería que fuera Mirabel quien se acercara a él, de manera que cuando en el futuro se descubriera todo que ella se sintiera segura y tranquila ya que sería ella misma quien habría decidido el ritmo de todo, además que si era ella quien se acercaba, jamás pensaría que él intentó aprovecharse de todo, no pensaba insistir para que el día de mañana por algún casual ella pensara cosas malas sobre todo lo que podría ocurrir entre ellos. 

El precio del deseo del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora