Cuando la posibilidad de permanecer atada a una vida de amoríos fracasados y soledad eterna la persigue, Isabela decide solicitarle una visión a su tío Bruno para averiguar sobre la incierta existencia del amor en su futuro.
El resultado es todo lo...
𝙀𝙡𝙡𝙖 𝙚𝙨 𝙩𝙤𝙙𝙤 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙢𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖.❞ -Just My Type, The Vamps.
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El amor reinaba en el aire y el mes apenas había comenzado.
Con las fallas que su don presentaba últimamente, Isabela se esforzaba el doble para terminar los preparativos que debía, creando cada flor una por una en lugar de grandes ramos de una sola vez.
Sabía que no debía sobreesforzarse tanto y que si Mirabel o Luisa la vieran la regañarían por ello pero prefería mantener su mente ocupada en tareas antes que disfrutar del ambiente romántico a su alrededor porque sus pensamientos iban inmediatamente a Camilo y aquella lamentable visión.
Podría sentir envidia de los demás que no se preocupaban por nada, que tenían un amorío especial o una amistad con quien compartir ese día pero no lo hacía, ya se había resignado.
Isabela no tenía amigas cercanas fuera de la familia, en su juventud la mayoría de las demás muchachas no se le acercaban y esparcían rumores intentando manchar su buena reputación y quienes sí se le acercaban hablaban mal de ella a sus espaldas, siempre pensó que era mejor estar sola.
Ahora que era mayor lograba comprender de mejor manera sus acciones, solo eran jovencitas sintiéndose inferiores, siendo comparadas con ella todo el tiempo y viéndola como una enemiga por atraer la atención de los muchachos. Jamás se dieron la oportunidad de conocerla realmente y ella tampoco les dio una buena impresión con su obsesión en demostrar lo perfecta que era.
Las mujeres eran críadas con presiones y aquellas presiones se manifestaban en heridas hacia los demás.
Justo como ella llegó a lastimar a Mirabel en su momento sin darse cuenta.
Por eso Isabela consideraba sólo a Dolores como una amiga y confidente, aunque su prima también llegó a tener sus arrebatos de envidia en el pasado, se mantenía a su lado cuando la necesitaba, pero Dolores ya era toda una señora casada a pocos meses de dar a luz a su primer bebé. El primer bisnieto de la familia.
Le encantaba ayudarla en lo que necesitase y sentir que tal vez por lo menos sería buena tía, cuando el otro día se quedó hasta tarde charlando y bromeando con Camilo se disculpó varias veces con ella por no llegar a tiempo para ir a su chequeo.
