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— Uraraka, le tienes que decir la verdad. Maldición.

—Que te den.

Uraraka sale de la casa de su ex marido echando humos. Se monta en el coche y se dirige hasta el colegio de su hija.

Aparca cerca de la UA. Se apoya contra su coche negro mientras enciende un cigarro.
Antes de que venga Sai lo apagará, nunca le ha gustado que su hija la vea fumar.
Ella no tenía la custodia de Sai por lo que solo le permitían verla los miércoles y un fin de semana cada dos. A parte no podía sacarla de la ciudad sin que su padre esté presente y lo permita.

Tira el cigarro y lo apaga porque ve a Sai a lo lejos. Se acerca para que la vea mientras recibe miradas acusadoras de los demás padres, a lo que responde con una mirada de asco, ya está acostumbrada. Seis años así, es mucho.

—¡Mamá!—Grita Sai mientras corre hacia ella. Era una niña de 13 años con cabellera castaña y ojos rojos, que le daban un aire de superioridad. De hecho imponía con todos menos con su madre, le tenía mucho respeto a pesar de que Uraraka era cariñosa con ella y Bakugou grosero, pero la amaba. A su madre no le podía replicar nada.

—Mi amor.—Dice Ochako para saludar a su hija.
Abre los brazos y agarra a Sai en el aire para darle unos besos.

Van hacia el coche mientras Sai le va contando cómo le ha ido el día. Ya en el coche Uraraka abre su maletero y saca una caja mediana para después cerrar el maletero y dársela a su hija.

—¿Y esto, mamá?— Pregunta Sai mientras coge el regalo.

—Para ti—

Sai abre el regalo y hay una caja pequeña. La coge  y le da una mirada de interrogación a su madre para después abrirla, hay un anillo simple.

—Gracias mamá.— Dice algo extrañada pero con una sonrisa de agradecimiento.

Ochako se ríe y su hija le mira aún más extrañada.

— Tíralo al suelo con fuerza.—Dice cruzada de brazos.

— ¿Qué?¿Por qué?—

— Tíralo.—

Sai, no muy convencida tira el anillo al suelo y de pronto sale humo blanco del anillo, nublando la vista de ambas.
Ya sin humo Ochako se acerca para coger el anillo y mira a su hija con una sonrisa.

—Te resultará raro, pero créeme que te va a servir.—

Uraraka se acerca y le da el anillo a Sai. Ésta le mira con una sonrisa y se mete en el coche. Uraraka arranca.

— Mamá, ¿A dónde vamos?.—

—Vamos a comer cerca de la casa de tú padre porque hoy solo podemos comer juntas. Tengo que ir a ver a tu abuela.–
Dice Ochako un tanto triste por mentirle a su hija. En realidad tenía que ir a comisaría.

—Oh, vaya.— Dice Sai con tristeza.

—No te preocupes mi amor. Te lo compensaré. Éste fin de semana estamos juntas.—

— Sí, es verdad, pero te echo de menos.—

El semáforo está en rojo y Ochako le soba la mejilla a su hija, de veras se siente horrible. Pone el coche en marcha para aparcar en un estacionamiento al lado de un bar cerca de la casa de Bakugou.

Se baja del coche y Sai la imita para dirigirse a el bar.

Ya dentro les llama un camarero para preguntarles por la reserva.

— ¿A qué nombre está reservada su mesa?.— Pregunta el camarero con una sonrisa. Aunque la mujer le da de respetar. Le resulta conocida, además de que va con un traje y tiene una mirada que impone bastante.

— Está a nombre de Uraraka.— El camarero se pone pálido. Ya sabe de qué le suena. La ex heroína. Ha escuchado hablar de ella y no cosas muy buenas que digamos.

— De acuerdo, sígame.—

Les guía a su mesa y no muy lejos están comiendo Bakugou y su novia, Camie.
Uraraka al darse cuenta pone los ojos en blanco y resopla.

— Mira mami, ahí está papá.— Señala Sai.
Bakugou se da cuenta y se levanta para saludar, Camie le sigue con un aura de celos.

—Hola pequeña. Uraraka.— Saluda mientras le da un beso a Sai y mira a Uraraka.
Camie aparece detrás y sacando pecho saluda con voz chillona a Sai.
Uraraka se ríe y se va a su mesa para sentarse, cruzar las piernas y brazos a esperar a que su hija termine de saludar.

Sai se dirige a la mesa y se sienta enfrente de su madre.

El camarero se acerca un poco angustiado y pide nota.

— ¿Qué desean?—

—¿Qué quieres beber?.—

—Me gustaría una coca cola, pero papá no me deja y encima está ahí.—

—Una Coca cola y un vino. Por favor.—

El camarero apunta la bebida.

—¿Y de comer?—

— Dos platos de lasaña.—

El camarero se va.

— Mamá, Camie es insoportable.—

— Lo sé. Créeme que no estará mucho. Conozco a tu padre.—

—Eso espero, mamá.—

Ochako ve de lejos como Camie le da un beso a Bakugou y el le separa molesto. Se dirigen hacia aquí de la mano y se paran en la mesa para despedirse de Sai. Camie abraza el brazo de Bakugou para según ella dar celos a Uraraka.

— Hasta luego mocosa, te quiero.—

— Adiós papá, yo también.

— Adiós bonita.— Se despide Camie a los que chasquea la lengua Sai.

Bakugou le da una última mirada a Uraraka y se van del restaurante.


Ya pagada la comida. Salen del restaurante y cruzan la calle hasta la residencia de su ex marido. Entran y tocan la puerta de la casa.

Bakugou abre y no se sorprende al verlas.

—Hola papá. Adiós mamá.— Sai abraza a su madre con tristeza durante unos minutos.

— Adiós mi amor.— Ochako se despide, realmente no está segura si le condenarán o no por no estar seguro lo que le queda de vida. Por eso también lo hace con mayor tristeza.
Le da un beso y Sai se adentra en la casa.
Bakugou y Uraraka, se miran durante unos segundos hasta que Uraraka da media vuelta para irse. Cuando ya ha salido de la residencia Bakugou cierra la puerta.

Ya en comisaría Uraraka entra a la sala del comisario.

—Uraraka.— Saluda el comisario.

La mujer le ignora y se sienta.

— El último juicio será mañana. Debe estar a las 12:00 am.—

—¿He de llamar a mi abogado?– Pregunta con sorna.

—Muchas gracias. Adiós.— Ochako se va de la comisaría.






La distancia de nuestro amor-KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora